Opinión

¿Se necesita una revolución para cambiar la realidad marroquí?

Por Ismael el Alaui 
Foto:  Vida cotidiana en una calle de la ciudad de Marrakech.
 
Siempre me preguntan si necesitamos una revolución u otra cosa para cambiar las cosas en Marruecos. Según las estadísticas que llevó a cabo  El  Alto Comisionado para la Planificación de Marruecos en 2011/2012, el pueblo marroquí pasa más de 8 horas durmiendo, 3 horas comiendo, 3 horas en las cafeterías murmurando y lo peor es que dedica entre 1 y 3 minutos para la lectura y el deporte. Según las estadísticas de otros organismos internacionales, Marruecos se posiciona mal en cuanto a la violencia, la corrupción y la esclavitud moderna. Partiendo de estos datos y viendo lo que pasa en el mundo árabe, puedo afirmar que no necesitamos una revolución, sino un renacimiento. Un renacimiento en la mentalidad de 35 millones de habitantes marroquíes, en su conducta, en sus costumbres diarias, en su manera de ver las cosas. Me refiero a todas las capas sociales. El pueblo que echa la basura al suelo en vez de ponerla en alguna papelera o cubo de basura, necesita un renacimiento. El pueblo  que en vez de hablar de cosas culturales, políticas,  pasa muchas horas hablando de los defectos de los demás (ésta es mujer pública, ésta no es mujer pública, éste es un gilipollas, éste no es gilipollas…), olvidándose de sus propios defectos, necesita un renacimiento. El pueblo que prefiere pasar su tiempo contando a los pasajeros a pasarlo contando las palabras de un periódico o libro, necesita un renacimiento. El pueblo que presume más de su mala conducta (ser bandido,  sus años de cárcel, violencia…) que de sus buenas cosas (sus estudios, sus diplomas, sus proyectos…) necesita un renacimiento. 
 
Los  políticos que creen que la política es el arte de robar, necesitan un renacimiento. Los parlamentarios que creen que el Parlamento es un dormitorio fructífero, necesitan un renacimiento. Los ministros que creen que el gobierno es un teatro, necesitan un renacimiento. Los funcionarios que se creen que son autóctonos más, necesitan un renacimiento. Los médicos que eligieron la medicina como profesión para enriquecerse a costa de los pobres, necesitan un renacimiento. Los jueces que forman parte de la corrupción, necesitan un renacimiento. Los responsables que creen que Marruecos es una herencia o algo suyo, necesitan un renacimiento. Los que creen que la pobreza es un destino divino y que lo musulmanes se han creado para sufrir en la vida mundana, necesitan un renacimiento. Los empresarios que creen que las manos de obra son maquinas o robots sin almas humanas, ni sentimientos, ni ganas de vivir, necesitan un renacimiento. Los periodistas que creen que el periodismo es el arte de cantar las hazañas de los irresponsables, necesitan un renacimiento. En un país de contradicciones, donde unos cobran más y otros cobran menos, donde la minoría lo tiene todo y la mayoría no tiene nada, se necesita un renacimiento. Necesitamos una voluntad política, económica, social… Necesitamos una voluntad de cambiarnos y cambiar a los demás… Necesitamos una voluntad colectiva para cambiar la realidad marroquí.