Opinión

Argelia recupera protagonismo en el frente antiterrorista

Pedro Canales

La actualidad política reciente en Argelia deja tres imágenes mediáticas que confirman una reactivación del papel internacional del régimen argelino en el frente contra el terrorismo transnacional, particularmente en África, en el Magreb y en la región de Oriente Próximo.

El aumento de los encuentros del presidente Abdelaziz Buteflika con ministros y emisarios internacionales y su difusión televisiva, indican un incremento de la actividad del equipo presidencial que asume con más empeño sus responsabilidades constitucionales. Independientemente del grado de poder ejecutorio del jefe del Estado, mermado por una prolongada enfermedad, lo cierto es que el equipo presidencial ha aumentado notoriamente su actividad. Las audiencias de Buteflika a emisarios extranjeros, lo corroboran. La Presidencia de la república está ganando puntos.

La visita del jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, a Argel, es una muestra del papel del país magrebí en el frente mundial contra el terrorismo. Patrushev, mano derecha de Vladimir Putin, y el hombre que lleva la responsabilidad de la estrategia de defensa y seguridad de Rusia, no se desplaza a un país como un mero trámite protocolario o de flirteo diplomático. Patrushev lleva en su cartera los planes de acción antiterrorista del Kremlin. Su audiencia con Buteflika indica que las decisiones que Rusia y Argelia deben tomar en el terreno de la seguridad atañen a la más alta jerarquía del Estado. Patrushev mantuvo una importante reunión con el jefe de los Servicios de seguridad argelinos, el general Atman Tartag y con su segundo encargado de la Seguridad exterior de Argelia, el general Mohamed Bouzit.

Según fuentes de prensa argelinas y rusas, trataron de la inminente ofensiva antiterrorista que Rusia se dispone a desencadenar en Oriente Próximo, en Libia y en la región desértica del Sahel, donde miles de yihadistas expulsados manu militari de Siria e Iraq, en particular las columnas de chechenos y daguestanos, se atrincheran para remprender su acción terrorista en el norte de África, en Europa y en Rusia.  Nikolai Patrushev ha recabado el apoyo de Argelia en su propósito de defender el régimen de Bachar el Assad, acorralado por la ofensiva de grupos terroristas vinculados al autodenominado Estado Islámico y a Al Qaeda, y hostigado por el Ejército turco que prosigue sus bombardeos contra las posiciones de las milicias kurdas que han sido una pieza clave en la derrota del terrorismo yihadista en la región.

La tercera imagen mediática, no menos importante que las anteriores y que augura una posible disminución de la crispación política en el Magreb, ha sido la designación por el magazine New African, de cuatro personalidades argelinas destacadas en la arena africana e internacional. Además del hombre de negocios Ali Haddad, que dirige la organización patronal más relevante del país, y del joven emprendedor M’hamed Kouidmi qu dirige la start-up Business Wise, el magazine designa a Leila Zerruki, consejera del presidente Abdelaziz Buteflika, y que ha sido nombrada por la ONU para liderar la misión de los cascos azules en la República Democrática del Congo.

Sin embargo, la cuarta personalidad designada por New African es la que mas atrae la atención. Se trata del ministro de Relaciones Exteriores, Abdelkader Messahel, al que el magazine recompensa simbólicamente por su recorrido diplomático, su presencia internacional y africana y, en particular, “su esfuerzo por conseguir un acercamiento entre Argelia y Marruecos”, los dos países que desde hace cuatro decenios protagonizan un conflicto político de baja intensidad en el Norte de África.

Sabiendo que el ministro Messahel criticó muy duramente al vecino país Marruecos hace pocos meses, acusándole de blanquear el dinero de la producción de hachís a través su incipiente red bancaria en África, y a la compañía aérea nacional RAM de transportar la droga en las bodegas de su flota, las palabras de New African son premonitorias de la voluntad de un acercamiento entre los dos países a un nivel mucho más elevado que el de la diplomacia. En las altas esferas del poder argelino parece prevalecer la doctrina de centrarse en la tarea prioritaria, dejando de lado, aunque sin pasar página, los asuntos secundarios. Y en estos momentos, Argelia y Marruecos, como los otros países de la región, se ven confrontados al peligro terrorista yihadista y al incremento exponencial de la ola migratoria subsahariana y magrebí hacia Europa.

Argelia y Marruecos tienen asuntos pendientes, que no pueden dejar de lado, y que en algún momento tendrán que abordar.  Sin embargo, todo indica que las altas esferas del poder en ambos países podrían centrar su acción en los problemas urgentes. En el pasado, ya lo intentaron el presidente argelino Chadli Benyedid, el rey Hassan II de Marruecos, y el propio presidente Abdelaziz Buteflika durante su primer mandato 1999/2004. Esta vez, su posible éxito abriría una nueva etapa en el Norte de África.