El drama de la migración subsahariana

 Ramón Moreno Castilla

El dantesco drama de la migración subsahariana no solo estremece la conciencia humana, sino que llena de indignación a cualquier persona por insensible que esta sea, ante el verdadero holocausto que se está produciendo en aguas del Mediterráneo por el masivo ahogamiento de centenares de africanos que huyen de los conflictos bélicos y de la devastación de países como Libia y Siria, sumidos en un autentico caos y en una cruenta guerra civil. Así como de otros lugares como Yemen,  Eritrea etc., y de países subsaharianos que son fundamentalmente los emisores de esa inmigración irregular. Es por ello, que la última tragedia en el Mediterráneo ha vuelto a encender las alarmas en el seno de la Unión Europea que se propone aumentar la vigilancia en el mar, y paliar en lo posible esa terrible tragedia a la que, en alguna medida, no es ajena. Para muchos analistas, África está padeciendo, aún hoy, las secuelas del depredador e implacable colonialismo europeo -y ahora del neocolonialismo de las grandes potencias- (“África negra, responsabilidad blanca”); cuando además, en este caótico escenario subyace el problema Norte-Sur que sigue gravitando en el desarrollo y bienestar de los países -ex colonias- que conforman el continente africano. Las declaraciones de Donald Tusk, presidente del Consejo de Europa, parecen ir en esa dirección: “... Las causas reales son las guerras, la inestabilidad y la pobreza en toda la región”. ¿Cómo es posible que ocurra esto en África, el continente más rico del planeta en materias primas? ¿O, es precisamente por eso

En expresión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas  para los Derechos Humanos, el Mediterráneo, en el que solo en los últimos días han muerto un millar de personas, se está convirtiendo en “un gran cementerio”. En estos momentos, la avalancha migratoria está directamente vinculada, al margen de la pobreza extrema de los países, con el escenario de guerra y terrorismo yihadista que asolan también Oriente Próximo y algunos países del Norte de África. Un Informe de Amnistía Internacional denuncia que la decisión de poner fin a la operación “Mare Nostrum”, puesta en marcha por Italia, ha contribuido a un dramático aumento de la muerte de inmigrantes en el mar. Según AI, “si se confirman las cifras de los últimos incidentes, este año habrán perdido la vida 1.700 personas,  100 veces más que en el mismo periodo de 2014”. En 2015 “han tratado de llegar a Europa más refugiados y emigrantes que nunca”, afirma AI.

En la reunión de urgencia que los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebraron el pasado día 24 en Bruselas, los mandatarios europeos demostraron, al menos en sus respectivos discursos, un espíritu de solidaridad; decidiendo triplicar el presupuesto de la “Operación Tritón” de Frontex hasta 9 millones de euros mensuales (que es lo mismo que costaba la operación “Mare Nostrum”); duplicar los medios humanos y materiales, ampliar su radio de acción y, además, poner en marcha un plan integral que sirva para atajar con seriedad el drama de la inmigración en el Mediterráneo. Aunque todavía habrá que esperar semanas para tener resultados palpables ya que no será hasta el mes de junio cuando el debate vuelva a los Jefes de Estado y de Gobierno. Para Federica Mogherini, la alta representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE: “Esta tragedia va de salvar vidas, proteger a la gente, proteger los derechos humanos y la seguridad, que son los valores fundamentales sobre los que se construyó la UE”.

Pero con independencia de que Italia a través de su Parlamento haya aprobado una resolución para que el Gobierno de Matteo Renzi solicite al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que estudie la posibilidad de establecer un bloqueo naval a Libia; el gran escollo de ese operativo es la idea de desplegar una operación de carácter militar para combatir los tráficos de seres humanos que produce la inmigración irregular. Un negocio muy lucrativo (cada viaje en esos desvencijados barcos deja un millón de dólares), en el que están implicadas no solo mafias africanas, sino también mafias de Europa del Este que  trafican con ciudadanos europeos de los Balcanes, Europa Oriental, Albania, Grecia etc. Ese expeditivo método consistiría en hundir las embarcaciones de los traficantes y apresarlos en el mar; propuesta que está a expensas de las concreciones de la Comisión Europea, que tropieza con serios obstáculos jurídicos de gran calado, como puede ser el de la Jurisdicción Universal en el ámbito de aplicación del Derecho Marítimo en vigor (ver, “Justicia Universal y Derecho Marítimo”, ATALAYAR 24 de abril de 2015).

Los 28 están decididos a acometer estas iniciativas aunque esto lleve su tiempo. La próxima fecha clave será el 13 de mayo cuando la Comisión Europea presente un plan amplio, no solo de emergencia, para plantar cara al problema. Será entonces cuando se perfilen los detalles de las necesidades presupuestarias y de medios humanos y materiales y se pongan sobre la mesa las primeras peticiones de los Estados miembros. En una segunda fase, se pretende abordar, además, una nueva política de integración y también de retorno de inmigrantes, desplegar acuerdos de devolución con los países de origen y tránsito y unificar planes de asilo, que actualmente dependen de las legislaciones nacionales de cada país comunitario. En este sentido, el primer ministro británico, David Cameron, que ofreció un buque de asalto, tres helicópteros y dos patrulleras, puso una condición: “Que las personas que rescatemos sean entregadas al país más próximo, Italia probablemente, y que no puedan demandar asilo en el Reino Unido”.

La Unión Europea debe, por tanto, reforzar la cooperación intracomunitaria para abordar la inmigración y los países del Sur -Italia, España, Grecia o Malta, los más afectados por este drama humano- tienen razón al reclamar a sus socios del Norte que asuman que la frontera mediterránea es  de los 28. Pero Bruselas debe volcarse también en que las ayudas al desarrollo del Magreb y el África subsahariana incidan de verdad en una mejora de las infraestructuras y el avance económico.

En este sentido, es obligado referirnos a la última publicación de la prestigiosa revista francesa “DIPLOMATIE, AFFAIRES STRATÈGIQUES ET RELATIONS INTERNATIONALES”. LES GRANDS DOSSIERS Nº 26, en su edición de abril-mayo 2015, donde se aborda con toda crudeza y realismo el grave problema mundial de las Mafias, el Crimen Organizado y la Economía Paralela. En ella aparece, con todo rigor, la detestable trata de personas, y el ignominioso tráfico de inmigrantes; cuyos datos y cifras de la OIM (Organización Internacional para la Inmigración), y de la Unidad de Asistencia a Inmigrantes Vulnerables de la OIM, son escalofriantes. Así, por ejemplo, las cifras de muertos en las fronteras del mundo en el año 2014 son bastante elocuentes: Mediterráneo, 3.279. Cuerno de África, 265. África del Este, 251. África Central, 105, Sahara, 56.

En este contexto de permeabilidad  de las fronteras africanas, lo que facilita tráficos ilícitos de todo tipo; merece especial atención el Reino de Marruecos -nuestro vecino del Este, visto desde Canarias- que se ha erigido en un verdadero bastión en la lucha contra los flujos migratorios lo que supone salvaguardar las fronteras europeas ante esta lacra que asola a toda la región. A los viajes del Rey Mohamed VI por los países subsaharianos suscribiendo acuerdos de cooperación al desarrollo, se une el celo y el esfuerzo de las autoridades marroquíes para impermeabilizar sus fronteras y atajar el fenómeno de nuestro tiempo, la migración irregular.-

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