Opinión

Kurdistán-Irak, la batalla por el petróleo

Por Anwar Zibaoui
Foto: El presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani.
 
La urgencia de la situación en que se encontraban las minorías yazidíes, refugiados en una montaña en el norte de Irak, y sobre todo la cercanía de los militantes del grupo yihadista del llamado EI (Estado Islámico) a la capital kurda Erbil fueron los principales argumentos de Obama para justificar la rapidez de la intervención militar. Una reacción que contrastó con la situación dramática en Siria. Dicen que la administración de Estados Unidos no quiere volver a Irak después de perder 5.000 soldados, además de 30.000 heridos y tres billones de dólares. No puede tropezar con la misma piedra dos veces. La estabilidad del Kurdistán iraquí y su ubicación estratégica, rodeado por las poblaciones kurdas de Siria, Irán y Turquía, la guerra con el extremismo y una eventual independencia son factores que aceleraron a Estados Unidos a lanzar bombardeos en la región contra los insurgentes.
 
Irak tiene el 11% de las reservas petroleras mundiales. Es el segundo productor de petróleo, Sus reservas probadas son de 115.000 millones de barriles y 45.000 millones se encuentran en el Kurdistán iraquí, al norte del país. La ideología es importante, pero el dinero mucho más y la batalla por la riqueza petrolera de Irak no ha hecho más que empezar. Tanto en la región central, como en norte o el Kurdistán de Irak, si los yihadistas llegan a ocupar estas zonas y especialmente la rica ciudad petrolera de Kirkuk y sus distritos circundantes, podrían llegar a controlar hasta un millón de barriles de petróleo al día. Declararon su califato en una zona entre Irak y Siria como centro para atraer a yihadistas de todos los rincones y utilizar la región como epicentro para intentar controlar la Península Arábiga, una región que tiene el 60% de las reservas convencionales de energía del mundo y produce el 40% de la producción de petróleo y gas mundial.
Irak, con una población de 32 millones, es una potencial mina de oro. Seis millones de habitantes son kurdos, un pueblo con su propia lengua y cultura, que habitan esta región autónoma de unos 40.000 km2 en el norte. El Kurdistán iraquí es una región que ha hecho progresos significativos. Su economía ha vivido un auge en los últimos años, con facilidades para la inversión extranjera. Su capital, Erbil, que la comparan con Dubái, tiene un nuevo aeropuerto internacional que es el mayor centro comercial del país. 
 
Se estima que de toda la inversión que ha recibido Irak, más de la mitad llega al Kurdistán. La región autónoma cuenta con un mayor nivel de vida y menor incidencia de la violencia que el resto del país y supera la media nacional en los principales indicadores sociales e ingresos. 
Desde 2004, el gobierno regional de Kurdistán recibe el 17% del presupuesto federal de Irak. Una cifra, basada en estimaciones de población, que los kurdos consideran injusta, ya que se encuentran en su territorio los mayores campos petrolíferos como Kirkuk. En 2013, Irak ingresó 90.000 millones dólares por la venta de petróleo.
El Kurdistán, gracias a su estabilidad, atrajo en los últimos años 16.000 millones de dólares de inversión en el sector de petróleo y gas. Y entre 2006 y 2014, obtuvo 14.000 millones de dólares de inversión en otros sectores. Se nota el interés creciente y la presencia de empresas internacionales, sobre todo en el sector inmobiliario, seguido de la industria y el comercio. Hay poca industria local y un sector agrícola insuficiente, lo que implica dependencia de los productos importados, incluidos los alimentos.
 
Turquía es en uno de los socios comerciales más importantes. Hay más de 1.000 empresas turcas y la palabra “Kurdistán” ya no es ningún tabú, algo inimaginable hace poco tiempo dadas las tensiones en Turquía con la minoría kurda. La afluencia de inversión a lo largo de los últimos años también ha causado una especie de burbuja inmobiliaria por la falta de viviendas y el regreso de los expatriados. 
 
La renta per cápita es de 5.000 dólares, en comparación con los 400 dólares de 2002. Los niveles de vida van en aumento y el nivel de pobreza es inferior al promedio nacional, pero persisten algunos problemas muy graves, como el alto índice de niños analfabetos. 
 
La ambición kurda quizá pueda ir más allá y unir a las minorías kurdas de cuatro países vecinos (Siria, Irak, Turquía e Irán) que, con 20 millones de personas, se los suele considerar el mayor pueblo sin Estado. Muchos sueñan con la conformación del Kurdistán. Los kurdos no tienen salida al mar y los vecinos, es decir, Irán, Turquía, Siria e Irak mismo nunca aceptaran su independencia. Tampoco Estados Unidos y muchos países europeos se decantarían por esta vía, pero quizás esto no sea así siempre. 
De momento, en cuanto a esta tercera guerra en Irak, muchos saben cómo empezó, pero nadie sabe cómo y cuándo terminará.