Opinión

Movilizaciones populares en el Rif, muchas incógnitas aún por dilucidar

Pedro Canales

Las movilizaciones populares en el norte de Marruecos, conocido como el Rif, están acaparando y exacerbando la tensión social y política en toda la región mediterránea del noroeste africano. Cuando se producen reivindicaciones que calan en lo más profundo del tejido social y se generan movilizaciones de masas, como es el caso periódicamente desde hace varios meses en el Rif y en particular en la ciudad de Alhucemas, es porque existe un hondo malestar social que ya no se puede calmar con promesas. Se necesitan acciones concretas, respuestas concretas.

Es lo que parece haber entendido el gobierno marroquí, dirigido por el islamista Saad Eddin el Othmani, que ha enviado una fuerte delegación ministerial a Alhucemas para hablar con la sociedad civil, la Administración y los responsables políticos locales, de soluciones y planes de desarrollo. Se puede criticar que ha tardado en hacerlo, ciertamente, pero están ahí.

Sin embargo, la cuestión rifeña, es mucho más compleja que lo que sugiere la caricatura de un pueblo ansioso de su independencia y un colonizador opresor dispuesto a impedirla en un  baño de sangre. Esa imagen que planea en u na gran parte de los medios de comunicación europeos y también españoles, es simplemente falsa, por tendenciosa e incompleta.

Para entender lo que está ocurriendo en África del norte, sería necesario responder a las siguientes cuestiones:

1)  ¿Existe una relación entre las movilizaciones en el Rif, con las que se producen periódicamente y desde hace años en la Cabilia argelina, con las más recientes del M’Zab en Ghardaia, y con los levantamientos populares en el sur tunecino, particularmente en Tataouine?

2)  En todos estos lugares citados la población autóctona es amazighe y, además de sus reivindicaciones socio-económicas, exige de los gobiernos de los respectivos países, satisfacer sus demandas identitarias, lingüísticas, culturales y antropológicas.

3)  El conjunto de localidades que componen esta región norteafricana, que los movimientos sociales y políticos amazighes conocen como Tamazgha, es absolutamente imposible de diferenciar geográficamente del resto de África del Norte. Todo el Mgreb, desde el Atlántico hasta el Nilo, fue en sus orígenes amazighe; las tribus árabes hilalianas que llegaron a la región hace trece siglos eran una minoría insignificante. Hablar pues de independencia de la Cabilia o del Rif, es un contrasentido.

4)  Lo que en cambio surge más claro es la necesidad de avanzar en una estructura política de los Estados que se base en las Autonomías regionales, en dar a los poderes locales los medios reales para ejercer sus prerrogativas. Marruecos ha abierto la puerta a hacerlo; Argelia y Túnez, se oponen fuertemente a ello, no dudando el primero en recurrir a la represión; en Libia, la desintegración del Estado gadafiano, facilita la autonomía tuareg en el sur.

5)  También hay que señalar que en ninguna de las regiones de Tamazgha se da una “ocupación extranjera”. La cultura común a todas es el islam mayoritariamente sunita; y las élites gubernamentales son, o directamente amazighes o sus descendientes, aunque hablen el idioma árabe.

6)  En cuanto a la movilización en el Rif en concreto, llama la atención que el núcleo de activistas favorables a la independencia, se haya reactivado justo después de que la Asamblea Mundial Amazighe haya realizado un congreso a comienzos de la primavera con representantes de todos los países implicados, para coordinar las movilizaciones de la población amazighe, incluida la rifeña, en un amplio movimiento favorable a las Autonomías regionales.

7)  ¿Por qué la solución favorable a la promoción de los poderes autónomos locales, no es apoyada por el Hirak Arrif (Movimiento del Rif)? ¿Qué pueden perder los promotores de la radicalización del movimiento popular rifeño?

8)  El Rif marroquí es una de las regiones del mundo de mayor concentración de cultivo de canabis, lo que genera beneficios multimillonarios a una élite mafiosa muy reducida, que durante decenios ha hecho lo imposible para impedir el desarrollo de infraestructuras, por constituir éstas un peligro para el narcotráfico.

9)  ¿Tiene algo que ver el incremento de las movilizaciones con el hecho de que la gran banca marroquí recibe en sus filiales del norte el mayor flujo de capitales procedente de la inmigración en Europa, y los reenvía a las capitales económicas del Reino, Casablanca y Tánger principalmente?

10)  ¿Tiene que ver el cierre de la frontera terrestre entre Argelia y Marruecos, que priva a la zona norte del país, incluido el Rif, del pulmón de desarrollo que supone el millón de argelinos que la atravesaban?

11)  ¿Por qué no se incluye en la región de Tamazgha, a las tribus saharauis de origen amazighe? Militantes del Frente Polisario declaran su apoyo a las reivindicaciones rifeñas: ¿por un Rif independiente y un Sahara independiente? ¿O por un Rif y un Sahara con plena autonomía en un conjunto estatal integrado?

12)  En las movilizaciones en Alhucemas se ondean banderas de la “República rifeña” y del emir Abdelkrim el Jatabi, pero no se dice que esa República fue proclamada en contra de la ocupación colonial española apoyada por Francia, y que el Emir Abdelkrim era jerife, descendiente del Profeta Mahoma y, por lo tanto, de las tribus árabes de la Península asiática.

13)  El apoyo que el movimiento independentista rifeño ha recibido, primero de los movimientos independentistas de Cataluña y después de la izquierda integrada en la “Asociación estatal de amigos del pueblo saharaui”, Izquierda Unida y Podemos, le ha convertido en un ariete político en manos de quienes buscan deteriorar las relaciones entre España y el Magreb.

Todas estas preguntas, y posiblemente muchas más, están incluidas en el puzzle rifeño y amazighe. Sin una comprensión de todas ellas, no será posible entender los intereses en juego, y, sobre todo, las posibles soluciones a la crisis actual.