Otra vez, Siria y las dichosas armas químicas

F. Javier Blasco. Coronel en la Reserva

Mucho se ha y he escrito sobre este tema. Llevamos años derrochando millones de litros de tinta de imprenta y miles de horas en tertulias dándole vueltas y más vueltas al tema. Un problema que además de convertirse en viral, supuso, supone y supondrá una prueba de fuerza para muchos de los principales actores en la arena internacional.

De mis trabajos sobre Siria, quisiera destacar al último de ellos porque en realidad, lo que pretendo escribir hoy supone una continuación del mismo. En enero de este mismo año, traté de describir lo que supone Siria para el mundo y para las grandes y medianas potencias que toman parte en dicho conflicto. Decía que Siria se había constituido en un gran banco de pruebas [1] donde todos y cada uno de los que intervienen en el mismo tratan de fijar posiciones, obtener réditos, alcanzar objetivos de mayor o menor envergadura y en el que algunos ya se han dejado muchos pelos en la gatera y otros, sin embargo, han conseguido grandes frutos e incluso prestigio regional e internacional.

Mientras tanto, el pueblo sirio sigue siendo el cordero degollado que acude a diario a los templos de sacrificio con una resignación y desamparo increíbles. Llevamos varios centenares de miles de muertos (entre 300.000 y 500.000 según las fuentes), varios millones de desplazados internos y demasiados millones de refugiados en los países de su entorno o en la propia Europa.

Por todos es sabido que Siria era un país productor de armas químicas y que contaba con miles de toneladas de estas por su cualidad de no ser signatario de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción (CWC por sus siglas en inglés) y de la Organización (OPAQ) que favorece su desaparición y controla su producción y transferencia [2].   

El empleo de estas armas contra la población civil y los llamados “rebeldes moderados” de forma indiscriminada durante 2013 y sobre todo en 2014 hicieron saltar todas las alarmas internacionales y, ante las dificultades para actuar de forma colegiada y bajo el amparo del CSNU -como consecuencia de los vetos impuestos por Rusia y en parte por China-  el muy pacifista presidente Obama, llegó a afirmar que iba a declarar la guerra unilateralmente contra el dictador Al Asad.

Se vivieron momentos de gran tensión internacional y entonces Putin, el gran zorro plateado, jugó sus bazas y en un rápido e inesperado movimiento diplomático dio un giro total a la situación llevando a Siria a integrarse en la anteriormente mencionada legislación y en su organismo correspondiente.

Una vez conseguido esto, se procedió a una operación de identificación, recogida, extracción y destrucción de miles de toneladas de estas armas –la mayoría se destruyeron fuera de territorio sirio- que en un tiempo record presentó sus resultados tras grandes esfuerzos económicos y técnicos de varios países, principalmente, EEUU.

Dicho en otras palabras, Putin se llevó las mieles del éxito y fueron los demás, encabezados por los norteamericanos, los que pusieron los medios y el necesario presupuesto. Putin pasó a ser de un mero sustento del régimen sirio a un pacifista; el hombre que evitó un grave conflicto bélico de grandes proporciones y repercusiones, que consiguió que Siria “abandonara oficialmente” estos malos usos y se integrara y actuara como un miembro más en la CWC y de la OPAQ.

EEUU y Obama, además de ser los mayores paganos del proceso, quedaron como muy intransigentes y totalmente dispuestos a otro grave conflicto en Oriente Medio si no hubiera sido por la mediación rusa. Como consecuencia de todo ello, perdieron peso específico en una zona sobre la que ya planeaba la pérdida de un verdadero interés por su parte con la intención de trasladar fuerzas y esfuerzos hacia un nuevo panorama mucho más atrayente y rentable para la economía norteamericana, Asia-Pacífico.

En Política y Geoestrategia ocurre lo mismo que en la Física; cuando un espacio queda vacío por causa endógena o exógena, tiende a ser ocupado por aquellos cuerpos, países o intereses que lo rodean. Así, la pérdida de interés e influencia de EEUU en una zona donde tanto la había ejercido, pronto animó a otros actores locales y, no tanto, a presentar sus candidaturas y pretensiones a encabezar el liderazgo e influencia en la misma y, tras muchos años de conflictos –ya entramos en el séptimo-, todavía estamos inmersos en este juego de cambio de tronos sin una clara y visible candidatura final.

Aquellos que conocen y estudian las amenazas provenientes de las Armas de Destrucción Masiva saben que el tan cacareado y universalmente vendido proceso de limpieza de las armas químicas de Siria, era mucho más un acto de propaganda y brillo internacional de los principales actores, que una completa y creíble realidad. La ingente cantidad de las mismas en el territorio, su elevado grado de dispersión en muchos depósitos, los conflictos calientes en el país, el propio y diferente grado y sentido de colaboración con la OPAQ de las partes en conflicto, el importante know how entre los sirios sobre estas armas, la rapidez en la elaboración de inventarios que, indudablemente, dejó muchas de ellas, voluntaria o involuntariamente en el tintero y la real dificultad de acceso a todos los depósitos a causa de la guerra suponían que, con toda seguridad, no todas sus armas químicas habían sido objeto del proceso de rescate y destrucción.

Muchos hicieron caso omiso a estos puntos y, porque les interesaba y mucho, dieron por válido un proceso que incluso supuso que la OPAQ fuera merecedora del Premio Nobel de la Paz en 2013. Premio, que como se viene observando, empieza a perder cierto grado de prestigio, en razón de quienes lo vienen recibiendo y de sus verdaderos esfuerzos para hacerse dignos de él.

Tras algunos escarceos y varias, siempre desmentidas, acusaciones mutuas entre las partes de su empleo, aunque con diverso grado de intensidad y mortalidad del agente químico empleado, ahora volvemos a estar ante un caso verdaderamente grave. Caso, que ha vuelto a hacer saltar las alarmas internacionales tanto por el elevado número y entidad de las víctimas –en gran parte niños- como por el previsible agente empleado, el gas sarín; mucho más mortal que el gas cloro y de efectos más rápidos y letales.

De nuevo saltan a la opinión y agenda política internacional las causas, los agentes empleados y la búsqueda de quien ha sido el culpable de haberlo perpetrado ya que, al parecer, se usaron medios aéreos sin identificar y todavía existe mucha confusión acerca de la hora y los objetivos donde supuestamente se emplearon estos.

Digo supuestamente, porque, la versión rusa, siempre en apoyo de la versión oficial siria, es que los efectos provienen de la deflagración de un depósito de municiones rebelde que fue atacado por las fuerzas leales sirias y en el que aquellos todavía tenían depositadas armas de este tipo. Excusa o razonamiento, que no debe ser descartado de plano; porque tal y como he intentado de explicar anteriormente, en Siria, nadie puede decir, que no las posee, ni que realmente renuncia a su empleo.

En los conflictos de este tipo, todo es posible, incluso el auto ataque para inculpar al contrario cuando se está en minoría o en situación de inminente derrota y lograr con ello una mayor predisposición internacional para acabar con los avances o amenazas de aquel. Cosa que ya se ha empleado en otras ocasiones como en Bosnia y otros escenarios recientes.

Debo decir, que no es que esta sea mi teoría principal, aunque sí, afirmo que actuaciones contra las propias fuerzas o gentes nunca deben descartarse en toda confusa operación. He sido testigo presencial de algo similar en Sarajevo en febrero de 1994.

Al parecer, será difícil llegar a un completo esclarecimiento de los hechos y determinar al cien por cien quien ha sido el culpable. Dicho lo dicho, no quisiera influir en ninguna idea, tan solo tratar de poner sobre la mesa algunos puntos que nos sirvan de apoyo para el análisis de la situación y poder desenmascarar quién es el que más gana con este acto. Teniendo presente, que, aunque lo inferido sea cierto, no siempre es determinante para identificar al verdadero culpable.

Actualmente, nos encontramos en un conflicto en el que siguen participando diversos actores y coaliciones, que se encuentra bastante estancado y sobre el que actúan dos iniciativas, aunque ambas están ralentizadas o son poco efectivas o productivas. Me refiero a la iniciativa de Astana coordinada por Rusia, Irán y Turquía cuyo principal objetivo es la determinación y aplicación de un alto el fuego entre las partes, que, por cierto, nadie cumple. Por otro, está la iniciativa de Ginebra, mucho más internacional y ambiciosa que pretende determinar o dibujar el futuro político de Siria una vez acabado el conflicto o como vía para acabar con él.

EEUU, claramente ha perdido la iniciativa al no formar parte de la primera mesa; cosa que los norteamericanos y sus políticos han entendido como una bofetada en su propia cara y fruto de los últimos días de un Obama que ya había reculado en la solución de este conflicto en varias ocasiones. La nueva Administración, que marcó como primera y casi exclusiva prioridad en el ambiente internacional la lucha y desaparición del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés), trata de recuperar dicha iniciativa y ante esta nueva situación y masacre, ha dejado claros indicios de estar dispuesto a actuar, aunque sea unilateralmente. Otra vez, las mismas amenazas y con el mismo origen.

El CSNU ha vuelto a demostrar su incapacidad para resolver conflictos importantes siempre que en estos aparecen intereses opuestos a los propios de cada uno de los cinco países con derecho a veto en sus resoluciones. Rusia ha vuelto a oponerse a toda iniciativa internacional para actuar contra Siria y su malvado régimen dejando con ello, totalmente inoperante al Consejo.

Así pues, nos volemos a encontrar en un punto de impasse ya conocido; pero, si nos fijamos en el entorno político, pronto veremos que existen ciertos elementos diferenciadores con la pasada y más que conocida situación.

En EEUU, la actual Administración, si bien cuenta con una mayoría aplastante en la Cámara y  el Senado; las políticas, intrigas de Trump y los problemas en su equipo no le facilitan la labor ni la adopción de decisiones drásticas, que si bien deben ser ganadas voto a voto –en EEUU las decisiones de cualquier Presidente no están garantizadas de antemano ni siquiera por su propio partido en contraposición a lo que ocurre en otras democracias occidentales- pueden ser costosas y obligarle a desviar la atenciones de otras medidas domésticas que muy pronto van a exigirle sus conciudadanos.

En definitiva, no creo que tenga tras de sí el apoyo incondicional de su población ni de los que deben aprobar políticamente sus decisiones para iniciar un conflicto bélico. Por otro lado, haber abandonado en parte sus actividades en la zona y el temor a poner las famosas botas sobre el terreno, supondrá un gran cambio de estrategia, una gran acumulación de fuerzas o una importante cesión de materiales a otros y, en cualquier caso, la búsqueda de muchos apoyos externos.

Europa se encuentra inmersa en los primeros pasos de un ya progresivo e imparable Brexit, aunque, de momento, este movimiento solo ha servido para el aumento de las tensiones entre los todavía vecinos y miembros de la UE e, incluso, ha dado origen a tristes e inapropiados comentarios de ineficaces y caducos políticos sobre tambores de guerra entre el Reino Unido y España por culpa del dichoso Peñón de Gibraltar que, por otro lado, no ceja de dar la lata.

Menos mal, que, aunque entre risas, la flema y cordura británica pronto zanjó el tema. Pero, no podemos olvidar, que es un arraigado sentimiento y orgullo nacional, que está ahí y que, por cualquier circunstancia, se puede recuperar e, incluso, intensificar.

Debemos tener muy presente la gran influencia de los muy cercanos procesos electorales en varios de los países más importantes de la Unión y los posicionamientos políticos de los partidos populistas, antieuropeos  y nacionalistas que poco a poco van ganado adeptos y posiciones en todos ellos y que, aunque no consigan realmente “asaltar” el poder en ninguno de ellos, su indudable grado de influencia en las decisiones que adopten los correspondientes gobiernos de coalición resultantes, harán que estas no sean fáciles y mucho menos, muy bélicas.

Para colmo de males en el Viejo Continente, hace pocos días, en la Cumbre de Roma para celebrar el 60º aniversario de la creación del precursor de la actual UE, ya se habló y dejó plasmada la necesidad de ir a una Europa a dos velocidades y la urgencia en adoptar profundos cambios en materia de defensa [3]. Todo ello, sin ningún género de dudas, supondrá grandes y graves momentos de zozobra, la adopción de nuevas e importantes medidas, muchas protestas y un sin fin de descontentos. Ya veremos cómo o sí seremos capaces de llevar a la práctica todo esto.

La OTAN no atraviesa su mejor momento; inundada de incertidumbres y desasosiegos por las, nada nuevas, presiones de Trump sobre la necesidad de que los gastos en defensa de todos los aliados se acerquen o superen el 2% de sus respectivos PIBs a la mayor brevedad posible -EEUU pretende que sea este mismo año- [4]. Esta situación y, los graves problemas internos que atraviesan muchos de sus miembros, no augura un terreno abonado ni predisposición para una buena y profunda cohesión, ni mucho menos, para cualquier tipo de operaciones de cierta envergadura.

Turquía, aún miembro de la OTAN, acaba de finalizar su famosa Operación “Escudo del Éufrates” en Siria, aunque no haya conseguido ninguno de los dos objetivos marcados en ella; debilitar completamente a las fuerzas kurdas y alejar en mucho la influencia y presencia del ISIS de cerca de sus fronteras. Se enfrenta en pocos días a un proceso electoral de claro corte presidencialista plenipotenciario por lo que, estar embebidos en conflictos oscuros no le benéfica en absoluto y en estos momentos sólo piensa en clave turca. Luego, ya veremos.

A Al Asad, que aún se mantiene vivo y en Siria por los pelos y gracias a los apoyos rusos ya no se le cuestiona tanto su posible continuidad en el poder futuro de una u otra forma. Por lo tanto, creo sinceramente, que no le interesa en absoluto que, de nuevo la opinión y atención internacional se vuelva contra él. Hubiera sido un grave error haber propiciado dicho ataque por el que, sin conseguir importantes objetivos tácticos, su cabeza o, al menos su posible continuidad a los mandos se ponga en tela de juicio.

Entonces, sin tener, hasta la fecha, totalmente claros todos los indicadores sobre quien haya podido ejecutar el macabro ataque ¿A quién le interesaba hacerlo? ¿Quién gana algo o mucho con ello? Me aparecen pocas opciones como posibles respuestas, en concreto, solo dos.

La que más probabilidades tiene es que sea Putin el que salga mayormente favorecido siempre que actúe de forma sibilina y muy solapada. A la vista del panorama internacional expuesto, él sabe que nadie o casi nadie pueden oponerse a sus pérfidas intenciones; máxime, si no hay pruebas suficientes de ello.

Como gran estratega y cimentador de situaciones de tensión y crisis, que sin llegar al campo de confrontaciones bélicas convencionales (Guerra Declarada), ni emplear específicamente procedimientos de la Guerra Híbrida, busca siempre sacar partido de todos sus movimientos mediante el empleo de alguna o todas las siguientes líneas de acción: el fomento de tensiones internas en otros países con difusiones de determinada información sensible; apoyos a grupos políticos de cualquier signo que desestabilicen la marcha normal de los países; acudir o intervenir con la excusa de hacerlo sólo en “defensa” de sus amigos o compatriotas “oprimidos” en otras tierras; realizar oscuras actuaciones de guerra o ataques cibernéticos y promover maniobras o giros políticos espectaculares en el campo internacional. [5] 

Putin, empleando este mismo escenario y lugar -las armas químicas y Siria- ya retó a Obama a un pulso en fuerza y lo ganó sin disparar una sola bala o desplegar, en aquel momento, ni un soldado sobre el terreno. Simplemente, lo hizo con la ya comentada operación para la destrucción de las antiguas armas químicas en el país. Por lo que es altamente probable que, tras analizar el escenario mundial y a la vista de la nueva situación internacional, haya caído en la tentación de volver a retar al gigante norteamericano con los mismos argumentos; pero, en una posición de mayor fuerza en esta ocasión.

Sabe que, además de lo ya descrito, se encuentra ante un presidente impulsivo y muy poco reflexivo; ciertamente bocazas; con ninguna experiencia en estos lares y labores; con un, casi imberbe, equipo en constante remodelación a pesar del poco tiempo que lleva formado; y en definitiva, lo que puede que Putin quiera realmente pretender, es comprobar la capacidad de respuesta de aquel y ver hasta dónde ambos pueden y saben llegar.  De este modo, puede obtener claros indicios sobre si él debiera inmiscuirse en otros, más importantes, diferentes y enfangados, jardines donde indudablemente se enfrentará al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Como segunda opción en orden de prioridad aparece la de los famosos rebeldes moderados sirios. Una amalgama de grupos y grupúsculos de diversa procedencia, ideología e intenciones que muchas veces se contraponen y enfrentan entre sí y que, otras veces, se aúnan para combatir al dictador, pero que, últimamente, vienen perdiendo muchos apoyos externos –principalmente de EEUU, Arabia Saudita y Qatar- y por lo tanto, su capacidad de resistencia o reacción ante la máquina de guerra de los sirios leales que cuentan con el potente apoyo de las fuerzas armadas rusas.

Sus posiciones y los problemas presentados en las mencionadas mesas de negociación son patentes y, cada vez más, les privan de razones para el mantenimiento y comprensión de sus causas. Por todo ello, no es absurdo pensar que un auto ataque, con más o menos apoyo externo, mucha propaganda con el necesario impacto y mucho pábulo internacional les llevaría, con alto grado de probabilidad, a la casi única posibilidad de que la Comunidad Internacional volviera, de nuevo, sus ojos contra el dictador y con ello, a la victoria de su causa común. En la guerra Santa todo tiene cabida, aunque fuera una atrocidad.

Hoy en día, es muy fácil obtener un avión de las características mencionadas en el mercado negro, pintarlo sin clara identificación, cargarlo con parte de las muchas armas químicas en el país y, aprovechando la falta de un auténtico control del espacio aéreo y la poca o nula defensa antiaérea, hacerlo llegar hasta el objetivo preciso y tremendamente rentable para sus intereses.

No me decanto abiertamente por ninguna de ellas. Todo queda abierto y sujeto a posteriores investigaciones sobre los verdaderos horarios del ataque o explosión, demás circunstancias y declaraciones de testigos reales e imparciales.

No obstante, aunque no soy partidario en absoluto de Al Asad y mucho menos de sus fechorías y atrocidades, le considero lo suficientemente inteligente y hábil para no enfangarse en un hecho que no le traería ventaja alguna, salvo que alguien propio o cercano estuviera trabajando a sus espaldas o él fuera conocedor de grandes ventajas, aunque poco patentes a simple vista.

Baso esta última afirmación en el hecho de que siguiendo mi principio de no descartar cualquier factible escenario y en clara referencia a la opción presentada por Rusia ante el CSNU -la ya mencionada explosión de un depósito de municiones rebelde en el que aún quedaban depositadas municiones cargadas con agentes químicos tras un, desde un principio declarado, ataque aéreo sirio- haya sido esta la verdadera causa para la expansión de aquellos elementos nocivos y sus consecuencias.

Sería curioso, aunque no imposible del todo, por mucho que esta explicación venga de los rusos y los sirios, que una triste fatalidad o realmente una auténtica operación de inteligencia bien llevada a cabo sobre los rebeldes y sus capacidades, pueda llegar a inculpar a los rebeldes de estar todavía en posesión de dichas armas y haya sido este el origen real de todo el problema.

En cualquier caso, aunque esta fuera la solución al sudoku, insisto en que Putin volverá a ganar el pulso a quien se le oponga en esto.  Trump ya ha perdido recientemente algunas apuestas en su mesa de póker y la partida en la que está en juego una guerra no es una simple alegría.

También puede, que Al Asad se haya dejado llevar o le hayan llevado al huerto y que su “amigo” Putin, no sea tan amigo como aparenta y le siga empleando solo para mantener y afianzar sus objetivos en el Mediterráneo, poner en práctica sus métodos de Grey Zone y, en este caso, comprobar la capacidad de aguante y/o respuesta de Trump.

Como llevo diciendo hace mucho tiempo, Putin es, sencillamente, un zorro.

[1] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/siria-el-gran-banco-de-pruebas

[2] La legislación internacional al respecto de estas armas es tan débil, que solo por el mero hecho de no formar parte de la misma, se te exime de su cumplimiento y no se puede actuar internacionalmente contra los países que no son signatarios ni miembros parte.

[3] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/-nos-importa-el-futuro-de-la-union-europea

[4] Decisión ya adoptada en la Cumbre de Gales de 2014, que, aunque se marcó con un umbral de diez años, no ha sido puesta en práctica por el momento y ya solo quedan siete años si es que EEUU finalmente acepta dicho plazo.

[5] Tácticas, técnicas y procedimientos que hoy se encuadran en un nuevo concepto que se define como “Grey Zone” pero que, en mi opinión, y con ciertos matices, no es nada nuevo ya que, el propio Hitler los empeló con la anexión de los Sudetes en la antigua Checoslovaquia, otras escaramuzas en los Balcanes y sobre ciertos países vecinos.

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