Opinión

Tillerson, 10 razones para un tweet

José María Peredo Pombo.  Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid

1.- El distanciamiento entre Donald Trump y Rex Tillerson viene de lejos. El ya ex Secretario de Estado ha tenido que nadar entre dos aguas durante este primer año de mandato. Buscando cierta coherencia en la política exterior para adaptar el nuevo marco de relaciones internacionales anunciado por el presidente durante la campaña. Y añadiendo un tono diplomático, además, a las soflamas de Trump. Ambos bailaron al son de los saudíes para fortalecer una alianza debilitada en Oriente Medio y para cerrar contratos de armamento. Pero Tillerson criticó la salida unilateral del acuerdo con Irán y la retirada de los acuerdos multilaterales firmados por Obama, siguiendo las indicaciones del servicio de exteriores y de la moderación. Y cuando Trump anunció de la noche a la mañana el traslado de la Embajada americana a Jerusalén para completar así el regreso al antiguo Oriente Medio aliado, Tillerson complementó el anuncio con una llamada a la negociación y el avance del acercamiento entre israelíes y palestinos.

2.- A pesar del conocido distanciamiento entre los dos altos directivos / propietarios, que había ocasionado alguna descalificación personal (Rex llamó “moron” a Donald), la decisión de su cese y el tweet que ha utilizado el presidente para comunicarlo, han provocado un terremoto informativo.Precisamente en la semana de la prolongación constitucional del mandato de Xi Jinping, por aclamación, y la más que previsible victoria de Putin en las elecciones rusas. El momento mediático más idóneo para aparecer en el “reality” geopolítico entre sus dos competidores, proyectando una imagen de firmeza, autonomía y poder de decisión.

3.- Pero la precipitada decisión tiene otra motivación exterior. La inminente reunión con Kim Jong un, exponente de las vacilaciones del presidente y sobre la que Tillerson no ha encontrado explicaciones posibles para justificar la oportunidad que significa dar un balón de oxígeno al régimen norcoreano. Enemigo de los principales aliados tradicionales de Estados Unidos en la región de Asia Pacífico: Japón y Corea del Sur. Trump ha cambiado sus argumentos en pocos meses. Desde la radical amenaza a “Rocket Man”, a la negociación sobre el programa nuclear. O lo que es lo mismo, lo que no es bueno para Irán es aceptable para Corea, porque además “yo” soy capaz de ejercer más influencia que China en la zona y negociar acuerdos mejores que los de Obama utilizando la política, el comercio y las armas. Una forma de pensar muy primaria en una región donde la propaganda y la política hablan de la unión de las dos Coreas. Y ante esa perspectiva abrirse a Corea del Norte puede ocasionar que “Kim Jong” inicie su marcha hacia el modelo chino de dos sistemas y un régimen, y China acelere hacia su unificación con el tercer aliado americano, Taiwan.

4.- En The Atlantic y en otros medios se ha especulado con la posibilidad de que el detonante haya sido el inmediato apoyo de Tillerson a la versión del Reino Unido sobre el ataque al espía Serguei Skripal y su hija, y a la posterior solicitud de explicaciones y la amenaza sobre posibles sanciones. Mientras que el presidente ha tardado en pronunciarse y respaldar la exigencia de explicaciones. Pero las motivaciones que suenan a ruso tienen algo que ver en casi todo, pero no tanto que ver en casi nada. Menos especulativo podría considerarse a la hora de buscar intereses en el pasado, el hecho de que Tillerson no se alineó con el presidente en apoyar el aislamiento de Qatar en su crisis con las monarquías del golfo, ni en dar la espalda a Irán. Podría pensarse que, al ser dos países productores de energía, gozaban de la comprensión del antiguo CEO de Exxon Mobil.

5.- Por el contrario, está bastante contrastado que la decisión de cesar al director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohen, fue una consecuencia de su oposición a las medidas arancelarias con el acero y el aluminio. Si la doctrina proteccionista del presidente se hubiera iniciado con una decisión peligrosa motivada por la defensa de intereses privados y lobistas, la Trumpcracia empezaría a tomar forma en su descenso por la selva de la demagogia hasta el muro de la oligarquía. Trumpcracia es un término acuñado por el editor de la revista The Atlantic, David Frum, exponente del pensamiento conservador. Con este título ha publicado un libro en el que critica con dureza las formas y proyectos de Donald Trump e intenta movilizar al electorado y a los líderes del Partido Republicano para acometer el final inmediato del deterioro democrático que está provocando el presidente.

6.- El Partido Republicano vive momentos de duda y divisiones. Los candidatos “blandos” de las últimas elecciones ganadas por Obama, Mac.Cain y Romney, provocaron un sentimiento de frustración entre el electorado. Un sector importante del republicanismo tradicional quería un candidato duro, un “bully” político. Por eso el mensaje de Trump caló en los desheredados y supremacistas, pero también en el republicano medio. Pero un año y medio después de la elección, la frustración ha cambiado de orilla. Trump no puede ganarse a los moderados así que trata de asegurar a los convencidos. Tillerson siembra dudas por su equilibrio político. Pompeo no.

7.- Mike Pompeo es un halcón. Duro de aspecto. Según dice el ultraliberal Cato Institute, habla mejor el lenguaje militar que el lenguaje diplomático. Ha dirigido la CIA al gusto de Trump y puede servir de acicate para desarrollar una política exterior vigilante con las injerencias y activo en la respuesta a las fake news. Se ha manifestado en contra del régimen iraní cada vez que ha tenido ocasión y ha sido un firme defensor de la política de Trump en ese tema. Es el Secretario de Estado ideal para los halcones israelíes si es que aún planean. Le sustituye en la CIA una mujer, Gina Haspel. Quién mejor para calmar la incertidumbre de las mujeres conservadoras.

8.- Las mujeres y el yerno, judío por cierto, que rodean a Trump han salido a la luz en los medios como si estuvieran creando una especie de administración paralela. Tillerson se ha perdido en el maremágnum de personalismos, iniciativas, conversaciones, contactos y monsergas de la familia Trump. Mientras en el departamento de Exteriores hay cargos sin cubrir. Ocho de diez altos cargos. Si ha sido por culpa de los recortes de un ejecutivo que ha querido hacer más con menos, o ha estado motivado por los obstáculos que se ha encontrado en la Casa Blanca a la hora de tomar sus decisiones, no está claro. Pero Rex Tillerson abandona la Secretaría de Estado sin ningún logro relevante. Haber soportado a su jefe, si acaso, durante el primer año de mandato.

9.- Un Secretario de Estado destaca sobre el Presidente de Estados Unidos cuando el presidente está debilitado. Kissinger ganó fama y reputación como político, diplomático y profesor cuando Nixon se hundía en la bebida y el Watergate. Madeleine Albright era la admiración del mundo multilateral de los años 90, mientras Clinton preparaba su siguiente falsedad por el caso Lewinsky. Condoleeza Rice devolvía al republicanismo a la senda del realismo y el equilibrio después de que los neocon se cargaran a Bush y a la derecha en Estados Unidos para los siguientes 20 años.

10.- Donald Trump y Rex Tillerson, no tenían química.