África del Sur cierra la primera mezquita del país que acogió a homosexuales

Por Lorenzo Medina
Foto: Puerta de entrada de la mezquita de Ciudad del Cabo que acogió a musulmanes homosexuales.
 
La mezquita de la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo que acogió  a los homosexuales y  a los cristianos y trató con respeto y afecto a las mujeres, cerró sus puertas por orden de las autoridades locales. Fue inaugurada el pasado 19 de septiembre y estuvo abierta menos de una semana. ¿El motivo? Según el Ayuntamiento, la mezquita no disponía de párking. Nadie, salvo un ingenuo, se cree la versión oficial. La mezquita cerró por culpa de las presiones y amenazas que ejercieron los grupos islamistas locales contra el imam del centro religioso, Taj Hargey, un teólogo abierto y tolerante  nacido en África del Sur y que fue director del Centro de Educación Musulmana de Oxford (Reino Unido). Hargey, que defiende un islam dialogante y respetuoso con las personas, fue amenazado de muerte por algunos radicales. Las autoridades municipales tuvieron miedo y decidieron cerrar la ‘Open Mosque’ por motivos de seguridad. La experiencia de una mezquita abierta a los musulmanes homosexuales sólo fue realidad durante cuatro días. Hargey no sabe cuánto tiempo durará el cierre del centro religioso. Entrevistado por la BBC, un miembro del consejo municipal de Ciudad del Cabo, Ganief Hendricks, negó categóricamente que el Ayuntamiento hubiera llevado a cabo una “caza de brujas” contra Taj Hargey, y acusó a este religioso de no haber respetado los trámites burocráticos legales necesarios para abrir un local. Según Hendricks, la decisión municipal tuvo que ver con motivos de “salud y seguridad” y no fue consecuencia de las amenazas de grupos fanáticos contrarios a Hargey. 
 
Contra el islam radical
Taj Hargey abrió la polémica mezquita para combatir las ideas del islam radical difundidas por países como Arabia Saudí y Pakistán  y favorecer la reflexión y el diálogo entre musulmanes y entre musulmanes y personas de otras religiones. Considerado un “herético” por los fanáticos y sectarios, Hargey, en el Reino Unido, ya provocó una agria polémica entre los integristas, al lanzar una campaña contra el uso del burka entre las mujeres. Según explicó a un grupo de periodistas el día de la apertura de la mezquita, los radicales lo amenazaron con castrarlo, decapitarlo y  colgarlo por los pies. Pero el teólogo no se arrugó ante los cobardes que insultan y amenazan de muete, y recordó que “África del Sur tiene la Constitución más liberal del mundo, y éstos [los integristas] no pueden impedir que yo abra las puertas de la mezquita a la gente”. “Necesitamos una mezquita abierta a todos, una mezquita que no sea chovinista, que no sea sexista”, explicó a la agencia  Efe en conversación telefónica  este partidario de un islam ilustrado. “Cubrirse la cara en público significa no poder ser reconocido por el otro”, aseveró Hargey, que ve en esta práctica exportada por Arabia Saudí una forma de aislamiento de las musulmanas comparable al sistema político opresor que reina en ese país árabe del Golfo. Finalmente, los integristas se salieron con la suya y Hargey tuvo que cerrar la mezquita.
 
 

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