2015, un año de múltiples desafíos para España

Por Alexandra Dumitrascu
 
Por primera vez desde 2008, España estrena un año de cariz más positivo a nivel interno. El crecimiento de 1,4% registrado en 2014, con perspectivas de alcanzar el 2,5% en 2015, deja atrás el pesimismo predominante y asienta las bases para un futuro más esperanzador. Por otra parte, el asiento conseguido por España como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que va a ocupar durante los próximos dos años augura un periodo de intensa actividad diplomática pero también de grandes responsabilidades. 
 
A pesar de que el panorama nacional ha mejorado, éste se ve ensombrecido por el entorno especialmente negativo que rodea a España, no ya en el plano económico, sino también en el de la seguridad. El nuevo año, marcado por un fuerte carácter electoral, viene acompañado de múltiples y globales desafíos a los que España va a tener que hacer frente en los próximos meses. El estancamiento económico, el terrorismo internacional, la inmigración irregular o la seguridad energética son algunos de los retos que va a poner a prueba la capacidad de gestión de España.
 
Por tercer año consecutivo, el Real Instituto Elcano (RIE) analiza la política exterior de España y aquellos aspectos que previsiblemente puedan afectar la acción exterior así como la internacionalización del país. El trabajo coordinado por Ignacio Molina, España en el mundo durante 2015: perspectivas y desafíos, en colaboración con los principales investigadores del instituto, focaliza los temas globales como la seguridad, la economía, las migraciones, el desarrollo, la energía y la integración europea, pero también los fenómenos regionales más relevantes de Europa, Magreb, Oriente Medio, Sahel, África Subsahariana, América Latina, Estados Unidos y Asia. 
 
Mayor responsabilidad
El bienio 2015-2016 va a destacar por el mayor protagonismo diplomático que España va adquirir gracias al asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, periodo en el que, tal como destaca el documento del RIE, éste va a tener que asumir riesgos en la gestión de las crisis, los conflictos y otros asuntos multilaterales que se decidan en el marco de este foro. 
 
Uno de los mayores retos a nivel internacional lo constituye, sin duda, el terrorismo islámico, en donde el grupo yihadista Daesh, más conocido como Estado Islámico, representa una de las mayores amenazas a la seguridad internacional. Hasta la fecha, las incursiones aéreas y la asistencia militar por parte de la alianza constituida por alrededor de 30 estados, entre ellos árabes, y liderada por Estados Unidos, únicamente ha conseguido frenar el avance yihadista hacia las zonas preponderadamente kurdas y chiies de Irak. Sin embargo, en Siria esta estrategia ha demostrado ser ineficaz. 
 
Dentro de esta coalición, España ya ha desplegado una batería de misiles antiaéreos Patriot en Turquía con el objetivo de proteger su territorio y población de las penetraciones procedentes de Siria, y también contribuirá con 300 soldados a la formación de las tropas irakies en Irak. No obstante, no hay que obviar que se trata de un conflicto muy disperso, lo que dificulta aún más su eliminación. Los grupos afines a Daesh presentes en el Magreb sitúan el terrorismo a las fronteras de Europa, pero especialmente de España, único país con fronteras en África.
 
Precisamente, como consecuencia de la desestabilidad que se vive en aquellas regiones profundamente afectadas por los conflictos armados y por el terrorismo como el Cuerno de África, el Sahel y Oriente Próximo, ha hecho que en 2014 en España se registre un repunte de la llegada de inmigrantes irregulares, especialmente a través de Ceuta y Melilla. Según la Secretaria de Estado de Seguridad, hasta octubre de 2014, alrededor de 17.000 personas cruzaron las vallas, sólo en Melilla registrándose en el primer semestre del año alrededor de 3.500 entradas, 900 más que en todo el año 2013. 
 
Parte de los que son rechazados en su intento de entrar en Ceuta y Melilla, así como parte de los que ya han conseguido entrar son inmigrantes de origen sirio que solicitan el estatus de refugiado. No obstante, no hay que obviar que la presión migratoria en Italia es considerablemente superior a la de España. Así, durante 2014, nuestro país vecino recibió por vía marítima alrededor de 150.000 migrantes irregulares.
 
Sólo de Siria han salido alrededor de 3,3 millones de personas, un 90% de ellas encontrando refugio en los países vecinos como Líbano, Jordania o Turquía. La Unión Europea se comprometió con acoger a 50.000 refugiados, sólo 130 de ellos correspondiendo a España. 
 
Espacios de actuación
El documento hecho público por el RIE también analiza la presencia e influencia de España en sus distintos espacios de actuación, y hace para tal fin un repaso de las relaciones exteriores de éste país en las distintas áreas geográficas. 
 
Magreb y Oriente Próximo, regiones en las que las turbulencias políticas y sociales fueron el rasgo que definió a sus países durante 2014 y que previsiblemente se van a mantener a lo largo de 2015, van formar parte necesariamente de la agenda de España en los próximos meses. El desgobierno en algunos de sus países, los conflictos armados transfronterizos y las dinámicas de la radicalización ideológica y violenta son los factores que han contribuido a desestabilizar estas dos regiones y que han ido en aumento en los últimos cuatro años. A estos habría que sumar el cuestionamiento creciente de las fronteras heredadas del colonialismo europeo, la descomposición de algunos estados como Siria, Irak, Yemen o Libia, así como las posibles guerras entre vecinos, circunstancias todas ellas que predicen una intensa actividad por lo menos durante el presente año. 
 
Mantener la estabilidad política y social en la región de Magreb es lo que va a guiar la política exterior de España en esta región, aunque también va a ser prioridad de nuestro país que se aprovechen las oportunidades económicas, se garanticen el suministro energético y se pongan en valor las ventajas comparativas que tiene en esta región a la hora de trabajar con socios y aliados internacionales. 
 
En la agenda específica de España para 2015 hacia la región de Magreb destacan las responsabilidades que tendrá que asumir por su presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU como el debate de la renovación de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), y los movimientos relativos al reconocimiento de un Estado de Palestina que conviva junto con Israel. 
 
Por países, Libia, Túnez y Egipto son algunos hacia los que se deberá centrar el foco de atención durante 2015. En Libia, los acontecimientos de las últimas semanas dan fe de la grave situación en la que está sumido, donde la violencia y las luchas fraticidas forman parte del panorama nacional tras la caída de Muamar el Gadafi y el consiguiente fracaso de la así llamada Primavera Árabe. Los focos de radicalismo y la gran disponibilidad de armas son una amenaza directa para Europa, para España, y para sus países vecinos inmediatos, como Túnez. Éste último representa el paradigma de éxito de las transiciones árabes iniciadas en enero de 2011, donde la sociedad y las élites políticas han sido capaces de celebrar elecciones democráticas con alternancia pacífica en el poder -entre islamistas y laicos-, así como de aprobar la Constitución más avanzada, democrática e igualitaria de la historia de los árabes. Por estos motivos, y para evitar los efectos negativos de la vecina Libia, el RIE aconseja que Europa y España presten un apoyo más decidido a éste país magrebí.  
 
A diferencia de Túnez, el régimen autoritario de corte militar ha sumido a Egipto a una transición errante que reprime cualquier oposición o activismo político, a lo que se suman las duras dificultades socioeconómicas y el deterioro de las condiciones de seguridad.  
  
 

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato