Al-Maliki cierra la puerta a un gobierno de unidad y “celebra” el ataque de Siria a los yihadistas

Redacción Atalayar
Foto: Nuri al-Maliki está cada vez más aislado en Irak, pero se niega a formar un gobierno de unidad.
 
Un día después de la visita de John Kerry a Irak, el primer ministro del país, el chií Nuri al-Maliki, rechazó la formación de un gobierno de unidad nacional para hacer frente a la crisis política provocada por la agresión militar de los grupos yihadistas. Al-Maliki, que no es aceptado por la minoría suní de Irak y los kurdos ni bien visto por muchos chiíes, rechazó la oferta de nuevo gobierno que le hizo Kerry en su calidad de secretario de Estado y hombre de la máxima confianza de Barack Obama. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) presionan desde hace días a Al-Maliki, que cuenta con el apoyo de Irán,  para que comparta el poder político con los dirigentes kurdos del norte del país y la minoría suní del oeste. Kerry viajó a Irak  para conseguir un cambio de gobierno, y primero se reunió con Al-Maliki y después, en el Kurdistán iraquí, con los principales líderes de este territorio autónomo. Washington considera que, como dijo Kerry, “Irak será más fuerte y seguro” cuando los chiíes, la minoría suní y los kurdos participen conjuntamente en las tareas de Gobierno en Bagdad. La negativa de Al-Maliki complica aún más la estrategia de la diplomacia estadounidense en el país árabe, que condiciona la ayuda militar a un cambio gubernamental. Obama, que condena a los yihadistas en Irak y Siria, pero los apoyó en Libia cuando combatían al régimen de Muamar Gadafi, no quiere una salida exclusivamente militar a la crisis iraquí. Tampoco ve con buenos ojos el envío masivo de tropas estadounidenses a Irak. Prefiere una solución intermedia, y no descarta el desmembramiento del país. Pase lo que pase en Irak, Estados Unidos no quiere perder la partida, porque sus intereses económicos y geoestratégicos en este país son muy importantes. La ONU, por su parte, no descarta la intervención militar, según dijo el enviado especial de esta institución para Irak, Nickolay Mladenov. 
 
Cada vez más aislado
Habrá que ver si Al-Maliki, que está cada vez más aislado, aguanta mucho tiempo en el poder sin hacer cambios sustanciales. Sus motivaciones inmovilistas en estos momentos obedecen a cálculos electorales: quiere ser reelegido para el cargo, a pesar de la crisis política y social que vive el país, que en el oeste está en manos de las milicias yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL). Este grupo terrorista, que se escindió de Al Qaeda, aspira a fundar un califato islámico suní en la región, y la conquista de Siria e Irak es uno de sus objetivos. El norte de Irak está en manos de la insurgencia kurda, que tampoco acepta  a Al-Maliki. Así las cosas, Al-Maliki aseguró este jueves a la cadena británica BBC que el régimen sirio de Bashar al-Asad realizó ataques aéreos en territorio iraquí contra las posiciones de las milicias yihadistas del EIIL, en la localidad de Qaim,  junto a la frontera con Siria. El primer ministro iraquí aseguró que su Gobierno  no había solicitado apoyo militar al régimen de Damasco, pero precisó que  “celebra” los ataques contra el grupo terrorista suní. El ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, visitó este jueves Irak para reunirse con varios líderes y abordar la “amenaza mortal” que significa el EIIL en este país y en toda la región.
 

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