CapitalMadrid
Arabia Saudí vive como el resto de los países productores de petróleo los duros efectos del hundimiento del barril. Los proyectos de infraestructuras en los que anda metido han obligado al Gobierno de Riad a acudir a los mercados de capitales para poder pagar. Ha emitido hasta 17.500 millones de dólares en bonos, unos 15.900 millones de euros, la mayor emisión y la segunda que realiza el país desde la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1991. El AVE a la Meca y el metro de Riad, que construyen empresas españolas, pueden estar por ahora a salvo con esta inyección de dinero.
La compañía estatal Saudi Railway Organization (SRO) y el consorcio de empresas Al Soula que construye la línea de alta velocidad llevan en conflicto desde finales de 2015 por los retrasos en los pagos de la primera, y el incumplimiento de los plazos de entrega del proyecto de la segunda. La SRO liquidó recientemente la deuda que arrastraba con las compañías españolas y todo apunta a que se solventará también el problema de la fecha de la finalización de las obras.
El grupo español pide un aplazamiento en la entrega hasta finales de 2018, lo que supondría acabar el proyecto casi dos años más tarde de lo firmado. En el contrato adjudicado a finales de 2011 se prevé que las obras acabarán en enero de 2017, una fecha que las compañías que participan en el mismo ven imposible de cumplir.
Las negociaciones parece ser que se han reconducido y es más que probable que, en breve, haya un pacto. El grupo español está integrado por Adif y Renfe, Cobra, OHL, Indra, Ineco, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabesa y Talgo. El consorcio Al Soula quiere evitar que se les penalice por los retrasos y que el problema no tenga que solventarse en los organismos internacionales.
Liquidar plazos atrasados
El órgano de gestión que coordina los trabajos de la obra informó en septiembre pasado que Arabia Saudí se había puesto al corriente de pago para que la viabilidad del proyecto pudiera seguir adelante. Por otro lado, la empresa Talgo ha enviado ya a Arabia Saudí ocho trenes de los 30 que fabrica para la línea de alta velocidad. Los trabajos en el corredor están también prácticamente acabados en tres de los seis tramos en que se divide y bastante avanzados en otros dos.
El proyecto no solo incluye la construcción de la línea y suministro de trenes sino también la explotación, el mantenimiento de la misma y de los trenes durante un periodo de 12 años, con opción a prórroga. Por tanto, a las dos partes le interesa que todo siga adelante.
Otra de las infraestructuras emblemáticas que el Gobierno saudí está realizando es la construcción del Metro de Riad, en la que participa la empresa FCC. Esta obra no ha tenido hasta ahora problemas de pago en los plazos y, de momento, sigue su curso sin sobresaltos.
La inyección de liquidez que Arabia Saudí va a recibir con estos 17.500 millones de dólares va a solucionar algunos de los problemas que el gobierno de Riad tiene para hacer frente al cumplimento de los plazos de algunos de los proyectos en marcha pero no todos.
El presupuesto del AVE a la Meca asciende a 6.700 millones de euros, una macroinversión en la que la caída del precio del petróleo está generando no pocos problemas financieros entre las autoridades saudíes. De hecho, las autoridades han cancelado proyectos que estaban previstos por valor de 20.000 millones de dólares. Por su parte, los ciudadanos pagan ya un IVA de un 5% y el precio de la gasolina ha aumentado un 50%.
Un déficit disparado
Y es que, por causa del hundimiento del petróleo, se ha generado un déficit próximo a un 16%, algo que el Gobierno no estaba acostumbrado a manejar. En 2015, el país registró un déficit de casi 100.000 millones de dólares. Por eso, la macroemisión que acaba de realizar se incluye en los planes que el país tiene de diversificar sus fuentes de financiación y no tener que depender solo de los ingresos del petróleo.
El otro cartucho que Arabia Saudí se guarda en la recámara es la futura salida a Bolsa -prevista para 2018- de la petrolera Aramco. Sería la mayor operación bursátil de la historia por el valor patrimonial de la multinacional. Se estima un valor de dos billones de dólares y está previsto privatizar un máximo de un 5% por lo que se ingresaría unos 100.000 millones de dólares.
La multinacional tiene que decidir aún dónde va a realizar la Oferta Pública Inicial (OPI). Los asesores que están trabajando en la operación incluyen los mercados más importantes de Nueva York, Londres, Hong Kong y Japón.
Respecto a la emisión de 17.500 millones de dólares, inicialmente estaba prevista una colocación de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares, pero las órdenes de compra que ha recibido -hasta 67.000 millones de dólares-, ha llevado al país árabe a incrementar el volumen de la operación. La rentabilidad ofrecida es del 2,63% para los bonos a cinco años, del 3,44% para la deuda a 10 años y del 4,64% para los títulos a más largo plazo.