Casa Árabe analiza el futuro de las ciudades de Mesopotamia, en el sur de Irak

Por Sylvia Barragán
Foto: La Dama de Warka (Uruk), en el Museo Nacional de Irak, en Bagdad.
 
Casa Árabe organizó en Madrid la semana pasada en su auditorio un coloquio sobre las  primeras ciudades en el sur de Irak,  durante la civilización mesopotámica. En este marco, los organizadores del acto analizaron el futuro que les aguarda a estos yacimientos de tierra. Desde mediados del siglo XIX, las potencias occidentales se han interesado por el pasado mesopotámico iraquí, juzgado como la antesala de la historia del arte occidental. Las primeras misiones, en Ur o en Kish, estuvieron parcialmente dedicadas a la obtención de piezas museísticas para las instituciones de los países coloniales. ¿Qué futuro aguarda a unos yacimientos sometidos a la erosión climática y a la mano del hombre, así como a los nuevos hallazgos, en el actual contexto del Próximo Oriente? ¿Cómo se inserta este pasado, apreciado o rechazado, en medio  de conflictos políticos y religiosos? Estas fueron algunas de las preguntas planteadas en la charla. 
 
El coloquio fue presentado por Eduardo López Busquets, director general de Casa Árabe. Los dos principales protagonistas fueron Marc Marín, miembro del equipo de arquitectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB); y Pedro Azara, profesor en la UPC-ETSAB, miembro de la misión arqueológica en Irak y del Instituto del Próximo  Oriente Antiguo (IPOA, Barcelona); y, además, de la American Schools of Oriental Research (ASOR, Chicago). Ambos expertos  esbozaron un relato de las primeras ciudades de la Historia: ciudades sumerias como Uruk –construida por el legendario Gilgamesh- y Ur –donde se hallaron las tumbas reales, con sacrificios humanos-. También contaron la historia de algunas grandes misiones arqueológicas.
 
El futuro de los yacimientos
A lo largo de la charla, los protagonistas destacaron los problemas que surgen del encuentro entre un pasado y un presente que desde hace algunos años vive graves conflictos y es azotado por las guerras. Cabe destacar que la cultura de Mesopotamia ha influido  en la cultura europea, en el llamado mundo judeocristiano, y el interés por esas zonas que hoy son Irak y Siria es constante desde el siglo XIX. En la actualidad, los citados yacimientos que llevan consigo obras de arte y de artesanía, joyas y objetos rituales, textos y símbolos,  muestran una forma de entender el mundo y explican cómo era la sociedad en el delta del Tigris y el Éufrates. Estos yacimientos son motivo de preocupación, a causa de las recientes guerras e invasiones, que han destruido  muchas riquezas arqueológicas. El  material de construcción habitualmente utilizado (adobe y barro) no es muy resistente y las filtraciones de agua que ya desde la antigüedad calan los edificios y el salitre han dañado aún más cimientos y muros. Por ello, los arqueólogos han querido cuidar hasta el más mínimo detalle los trabajos que llevan a cabo, para no perder lo que fue el inicio de una nueva vida, el principio de la Historia.
 

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