Consejo de Seguridad de la ONU: una oportunidad de oro para Kazajistán

Antonio Alonso Marcos. Profesor Universidad CEU San Pablo./The Diplomat

Es la primera vez que un país centroasiático preside el órgano de decisión más importante del planeta. Como presidente de turno, Kazajistán dirigirá las reuniones ordinarias y convocará otras de urgencia. Es una oportunidad de oro para que los demás países se beneficien de su experiencia y de sus iniciativas al más alto nivel en el seno de la ONU.

La situación afgana

La aprobación de un documento –con formato aún por determinar— sobre Asia Central y Afganistán fijarán sus prioridades y le permitirá ejercer un cierto liderazgo regional. Aquí, el problema más acuciante es Afganistán, su inestabilidad política, el narcotráfico, la violencia no controlada por el Estado y el terrorismo, pero también los esfuerzos humanitarios por reconstruir el país. Hay que atender a las lecciones aprendidas, especialmente a “no matar moscas a cañonazos” y a luchar contra la corrupción, ya que en ocasiones las ayudas económicas han acabado por llenar los bolsillos de unos pocos en lugar de servir al desarrollo del país.

Este país lleva mucho tiempo sin conocer la paz. Desde las guerras entre el imperio zarista y el británico en el s. XIX hasta la invasión soviética hace cuarenta años, generaciones enteras han crecido en un ambiente bélico, sin conocer otra “normalidad” que la contienda, con jóvenes preparándose para combatir y no para progresar. Por eso, hay que trabajar paralelamente en dos campos: mejorar las condiciones de seguridad y crear nuevas oportunidades de estudio y de trabajo para los jóvenes afganos (especialmente para las mujeres). Kazajistán beca desde hace siete años a jóvenes afganos para que estudien en universidades kazajas; algunos de ellos ya han vuelto a su país como médicos, ingenieros o diplomáticos. Es, sin duda, una experiencia positiva que merece ser conocida por el mundo. Este elemento estará presente, muy probablemente, en el documento regional citado anteriormente.

La agenda regional y global

Atenderá otros problemas regionales como la seguridad alimentaria y energética, el estrés hídrico o el trazado de fronteras. Kazajistán tiene sus propias propuestas y la presidencia rotatoria será la ocasión para darlos a conocer e intentar que los demás miembros del Consejo los acepten.

Esto, sin dejar de lado otros problemas globales como el terrorismo, que, aunque actúa localmente se organiza globalmente. Así, no se puede responder a este desafío de manera individual sino conjunta, bajo bandera de la ONU, como ya propuso el presidente kazajo Nazarbáyev en 2015. Su propuesta implicaba también la asunción de costes, de manera que cada miembro debería aportar el 1% de su presupuesto de Defensa para crear un Fondo especial para financiar la lucha contra la pobreza, el hambre y el cambio climático.

El medio ambiente también preocupa a Kazajistán. Escenarios apocalípticos de película ya se han hecho realidad: islas de escombros en el océano, ciudades que se asfixian con humos tóxicos o tsunamis y terremotos cada vez más frecuentes. Se extiende la conciencia de que hay que reducir la emisión de gases de efecto invernadero y apostar más por las “tecnologías verdes”. Precisamente, Astaná acogió la Expo 2017, la Exposición Internacional “Energía del futuro” sobre energías renovables, e impulsó en Naciones Unidas un Centro para el Desarrollo de Tecnologías Verdes y Proyectos de Inversión.

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