Eduardo López Busquets, director general de Casa Árabe: Financiación, comunicación y juventud

Por Javier Fernández Arribas
Foto:  Eduardo López Busquets, director general de Casa Árabe.
 
Ser diplomático de carrera y con experiencia en el mundo árabe son cualidades apropiadas que atesora Eduardo López Busquets (Valencia, 1957) para dirigir una institución de diplomacia pública como Casa Árabe. Con autonomía pero dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, la labor de este valenciano es intensa, con la maleta siempre preparada y un gesto de amplia satisfacción cuando valora el papel actual de Casa Árabe. Y cierta tristeza por los buenos colaboradores que la crisis dejó en el camino en un proceso de transformación donde las sinergias, la eficacia y las nuevas tecnologías son algunas claves del buen estado de salud y los resultados de esta institución. Durante su larga trayectoria profesional, en la Presidencia del Gobierno y en los Ministerios de Asuntos Exteriores y Cooperación, Defensa y de la Presidencia, Eduardo López Busquets ha centrado su actividad en un conjunto de ejes interconectados: análisis político, con especial interés en sociedades en transición; seguridad europea y euromediterránea; y diplomacia pública. Entre 2006 y 2008 fue director general de la Oficina del Comisario de la Exposición Internacional de Zaragoza 2008 y, en consecuencia, comisario adjunto. La Oficina Internacional de Exposiciones (BIE) le otorgó en 2008 su Medalla de Oro. En mayo de 2013, le fue concedido el galardón de la Asociación de Periodistas y Escritores Árabes en España, en el marco de la entrega de premios del Club Internacional de Prensa. Hasta su nombramiento como director general de Casa Árabe en marzo de 2012, desempeñaba, desde 2009, el cargo de Embajador en Mozambique. Previamente había estado destinado, entre otros países, en Argelia e  Irán, como segundo jefe de las respectivas Embajadas de España. Asimismo ha ejercido funciones diplomáticas en Bogotá, Bruselas y México.
 
Pregunta: ¿Cuál es el mayor desafío, el mayor reto de Casa Árabe?
Respuesta: “Hay tres retos. Uno es el de la financiación, sobre todo la llegada de fondos privados o institucionales de otros países. Es el reto más importante. El segundo reto es el de la comunicación, que podamos trasladar los mensajes de manera clara. Y el tercer desafío, casi tan importante como los dos primeros, es la juventud: nuestra  audiencia es ahora mucho más joven por término medio de lo que era cuando yo llegué. España  se enfrenta al reto de cómo integrar en el contexto actual a la juventud y aquí  eso se ha conseguido en el Centro de Lengua, por ejemplo, donde la edad media ha bajado por una serie de nuevas políticas llevadas a cabo. Ahora nuestro público estudia árabe o se abre a la cultura árabe como un instrumento para insertarse mejor en el mercado de trabajo”. 
 
P: ¿Cómo definiría ahora mismo el papel de Casa Árabe dentro de lo que son los intereses de España?
R: “Casa Árabe es un instrumento de diplomacia pública española, y como tal es reflejo del esfuerzo que hacen las autoridades de un país para llegar a las sociedades civiles de otros países. Esto lo hacemos tanto a través de las actividades que organizamos en nuestras dos sedes como con las actividades en que participamos  en el extranjero y con la utilización de las nuevas tecnologías: gracias a que los vídeos de nuestras actividades están disponibles en Internet, en versión original y traducidos, llegamos a muchos lugares donde antes no se llegaba”. 
 
P: ¿Cómo han superado la crisis económica que tanto ha afectado a los españoles? ¿Esto ha mermado la capacidad de sus actividades?
R: “No, no ha mermado las actividades, que son incluso superiores en número a las que existían antes. Lo que sí que ha supuesto es una necesidad de reorganización bastante grande. Hemos pasado de ser un equipo de 41 personas a ser tan sólo 19, con todo lo que ello conlleva”. 
 
P: Díganos el secreto…
R: “Utilizar las sinergias, las ambiciones y modificar la línea estratégica. Hemos pasado de ser una institución autónoma, con voluntad de vanguardia y centro de referencia y excelencia, a incorporar también las sinergias”.
 
 
P: ¿Qué quiere decir en términos reales sinergia?
R: “Los recursos que tenemos, que son un magnifico equipo de colaboradores con unos currículos y una formación muy elevada en temas árabes e islámicos, además de nuestras sedes, que son dos enclaves extraordinarios, deben representar un 50% de un proyecto. El otro 50% lo aportan aquellas instituciones con las que colaboramos, como pueden ser think tanks, universidades, embajadas españolas en el mundo árabe o embajadas árabes en Madrid. Al final, la suma de todo ello  es un 150%”.
 
P: ¿Utilizan las nuevas tecnologías?
R: “Sí. Una de nuestras ventanas al exterior es nuestra página Web y nuestras redes sociales. En ellas ponemos a disposición de otras instituciones, investigadores y del público general los vídeos de nuestras actividades, de manera que puedan acceder a ellos desde cualquier lugar del mundo. Porque además, los difundimos tanto en versión original como traducidos. Un ejemplo de ello fueron las conferencias que acompañaron a la exposición de ‘Arte y Culturas de Al-Ándalus. El poder de la Alhambra’, y que ahora están disponibles en versión española e inglesa, al servicio de todos. En línea con este seminario surgió la oportunidad de ofrecer varias conferencias sobre la cuestión en Londres, y desde finales de mayo a mediados de junio estuvimos allí en colaboración con el Museo Victoria & Albert, la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS, Seminario de Arte Islámico) y el Instituto Cervantes en Londres”.  
 
P: ¿Cómo producen las exposiciones fuera de España?
R: “Hemos producido dos exposiciones que han estado itinerando por el mundo árabe. ‘De Qurtuba a Córdoba’, una exposición de cincuenta fotografías de la Córdoba actual que muestran el legado y el pasado islámico de la ciudad, y  ‘De viaje. Arquitectura  española en el mundo árabe’ que dio a conocer los trabajos y proyectos de profesionales españoles en la región. Las fotos de estas dos exposiciones se enviaron virtualmente al destino para que fueran producidas allí por la institución interesada, ahorrando los costes de traslado de las obras”. 
 
P: ¿Se trata de difundir una buena imagen?
R: “Uno de nuestros mayores retos es lograr una arquitectura de comunicación que ayude a conseguir nuestros objetivos, que pasan precisamente por proyectarnos al exterior. El  objeto central de una institución como ésta es comunicar”. 
 
P: ¿Se conoce Casa Árabe?
R: “Casa Árabe es cada vez más conocida y no sólo por el reconocimiento de marca, sino por la utilización de nuestras redes. El pasado 3 de abril organizamos varios actos simultáneamente: en el Instituto Cervantes de El Cairo, la presentación de un libro de Julián Marías sobre la transición española­;  en Rabat se inauguraba  la exposición ‘De Qurtuba a Córdoba’; en Casablanca lo hacía la exposición de arquitectura española en el mundo árabe; en Madrid se presentaba un libro de Marc Almodóvar sobre Egipto y en Granada, en colaboración con la Fundación Euroárabe de Altos Estudios, se presentaba un libro de Daniel Jadue, un chileno de origen palestino que es el alcalde de Recoleta en Santiago de Chile. El único sitio donde no había actividad ese día era en nuestra sede de Córdoba, pero porque la había tenido el día anterior”. 
 
P: ¿Tendrá mucho personal?
R: “Somos un equipo de 19 personas a nivel directivo-operativo dedicadas a proyectos, al Centro de Lengua, la administración y la logística de mantenimiento de la Casa. Esto sólo se puede hacer con profesionalidad y con la ayuda de las nuevas tecnologías”. 
 
 
P: ¿Utilizan también el árabe?
R: “Por supuesto. Hemos comprobado que cuando colgamos en la red el material en árabe, el número de personas que accede a él suele ser no un diez, sino un mil por ciento, diez veces más que ese mismo material en castellano o en inglés. Cualquier instrumento que se difunda en árabe tiene un valor añadido de carácter exponencial”. 
 
P: De ese personal que trabaja en Casa Árabe, ¿cuántas son de origen árabe? 
R: “Entre nuestro personal hay contratados y autónomos, como los profesores del Centro de Lengua, que son todos árabes. De los 19 contratados, dos son de origen árabe”.
 
P: Cuando ustedes se plantean alguna actividad, ¿cuáles son los elementos imprescindibles para conseguir los objetivos previstos?
R: “Tenemos tres vectores de actuación: el económico, el de relaciones internacionales (gobernanza, política, transiciones) y el de artes visuales y cultura. Es decir, la economía, política y cultura. El primer objetivo, con recursos limitados, es tratar de encontrar actividades, proyectos o programas que integren los tres vectores al mismo tiempo. Es una cuestión de prioridades, de sinergias y, sobre todo, de eficacia”. 
 
P: ¿Qué actividad reúne los tres vectores?
R: “El turismo. Hay actividades relacionadas con temas como la ciudad, el desarrollo urbano, o la historia de la ciudad, que también reúne las tres, hay elementos de gobernanza, económicos y elementos de arte y cultura. En nuestra programación, tratamos  de ser lo más eficaces posible; lo más diversos y plurales posible y abarcar todas y cada una de las sensibilidades del mundo árabe e islámico, y ser lo más eficaces posible sin caer en la rutina que malgasta, y que agota tiempo y ambición”.
 
P: Los países árabes, ¿cómo reciben a Casa Árabe? ¿Cómo la contemplan? ¿Qué percepción tienen de ustedes? ¿Responden a lo que es Casa Árabe como instrumento de puente de acercamiento entre los dos pueblos?
R: “Sí, no hay ninguna duda. Los países árabes están muy interesados en el proyecto de Casa Árabe. Lo siguen, tienen interés, mantienen continuamente un diálogo. No debe olvidarse que nosotros somos fundamentalmente el Gobierno español, a todos los efectos y yo soy diplomático de carrera. Prácticamente, el 80% de la financiación de esta Casa viene del Gobierno español o de las Comunidades Autónomas o de los ayuntamientos involucrados. Aunque somos una institución autónoma del Ministerio de Exteriores y el resto de las autoridades, seguimos muy de cerca y estamos muy integrados con lo que hace el Ministerio. Eso, por cierto, refuerza esa relación: porque las embajadas nos ven como uno de los elementos para poder acercarse todavía más al ministro y al Ministerio”. 
 
P: Y los ciudadanos, ¿qué respuesta tiene Casa Árabe de los ciudadanos? Por ejemplo, ¿han hecho algún tipo de seguimiento para ver cuántos españoles vienen a las actividades, cuántos árabes o extranjeros vienen?
R: “Los ciudadanos españoles tienen también mucho interés en Casa Árabe y les gusta mucho el restaurante libanés que tenemos, Shukran. Muchos vienen a las actividades de la Casa y se quedan al restaurante y viceversa. Tiene mucho prestigio. Otro elemento es la colaboración con otras instituciones, que aportan sus propios seguidores. En los primeros meses de este año hemos llegado a un nivel de presencia en las actividades públicas de la tarde cercano al 100%. Las actividades más restringidas, destinadas a expertos, como los seminarios, también han visto intensificada la presencia. Por tanto, la aceptación es muy alta. Yo creo que el peligro que se corre, y estamos tratando de combatir es la saturación”.
 
P: ¿Teme morir de éxito?
R: “No puedes someter a tu propia audiencia a la necesidad de elegir qué día va a venir: hay semanas en las que hay siete actividades por la tarde. Pero si queremos estar abiertos a todas las sensibilidades, siempre hay miles de propuestas, por la riqueza de las relaciones que mantenemos con los países árabes. Es un privilegio estar en este momento pensando que no podemos hacer tantas actividades como nos gustaría; porque demuestra, por un lado, vitalidad y actividad, dinamismo y creatividad y, por otro, que uno tiene que tener los pies en la tierra”. 
 
P: ¿Contribuye Casa Árabe a despejar esos estereotipos, clichés que a veces existen entre las dos orillas?
R: “Sí.  No sé en qué grado, pero sí puedo decir que lo hace de una forma notable, porque forma parte de nuestro mandato. Nosotros nacimos entre otras cuestiones para contribuir al conocimiento y la diseminación del conocimiento entre una sociedad y la otra y, por tanto, el conocimiento es por definición contrario al estereotipo. Y el conocimiento está ligado al pensamiento crítico y a la evolución crítica. Lo hacemos también de diferentes maneras. Existen muchos prejuicios mutuos de un lado y de otro, entendiendo aquí prejuicio, ya sin un planteamiento de naturaleza moral, sino simplemente que la lectura de lo que fuera el pasado común es diferente en una sociedad y en otra. Los estereotipos muchas veces no se formulan con carácter consciente, sino que son inconscientes”. 
 
P: ¿Podemos poner un ejemplo?
R: “La palabra ‘árabe’ en España está muchas veces ligada a ‘conflicto’. Nosotros estamos contribuyendo desde esta Casa Árabe, en Madrid y en Córdoba, a que árabe-conflicto no vayan unidos. Es decir, nuestro restaurante libanés, la terraza, el jardín, las actividades que organizamos, el hecho de que la gente entre y salga, de que tenga capacidad de trasladar sus iniciativas y sus propuestas, demuestra que la palabra ‘árabe’, por lo menos en España, no tiene porque ser, y no lo es, sinónimo de conflicto”. 
 
P: Las relaciones económicas y empresariales son muy importantes…
R: “Sí. Volviendo a la cuestión de los prejuicios, aparte de los sociales y políticos, hay prejuicios ligados al desarrollo de actividades económicas y que son todavía más perjudiciales. Por ejemplo, si uno no es capaz de darse cuenta de las capacidades o las diversidades económicas del mundo árabe, no hará negocio con el mundo árabe. Nosotros somos pioneros y trabajamos mucho en ese tema, que persigue la generación de riqueza a partir de las actividades económicas”. 
 
P: Sus actividades culturales tienen ese objetivo también
R: “Esa es la razón, por ejemplo, por la que tuvimos la exposición de arquitectos españoles en el norte de África y en el Oriente Medio. No se trata sólo de decir que España es modernidad, sino de que en la medida en que cada vez haya más profesionales -ingenieros, arquitectos, médicos, etc.-, en los países del Golfo, cada vez habrá más sinergias con nuestro propio país. Y si los arquitectos llegan acompañando a los promotores en algunos casos, como puede ser el caso de Argelia o Marruecos o, simplemente, como técnicos que exportan su producto, después irán también los que producen recursos y materiales de construcción. Todos aquellos servicios que están ligados a la arquitectura o la ingeniería  van acompañados de generación de otros servicios”.
 
P: Casa Árabe también sirve para que las empresas españolas vean facilitado su trabajo, sus negocios en los países árabes…
R: “Esto debe entenderse como un elemento natural de la actividad, si estamos hablando de las relaciones que existen entre los países árabes y España, uno de los elementos debe ser precisamente de naturaleza económica. Me gustaría destacar un elemento muy importante de la Casa y es la generación de visibilidad. Estoy personalmente convencido que las relaciones que existen entre los países árabes y España son infinitamente más intensas de lo que se ve. Es decir, las relaciones de España con EE.UU., con Europa, con América Latina, son muy potentes y muy visibles al mismo tiempo. Las relaciones con el mundo árabe son muy potentes, pero no son nada visibles”. 
 
 
P: ¿Qué ejemplos tenemos?
R: “Por ejemplo, hay tres vuelos diarios directos a países del Golfo, y eso es algo que se desconoce. La cantidad de gente que pasa por Marbella, Málaga, Córdoba, y Sevilla procedente del Golfo y de otros países árabes, tampoco se ve. Es una visita muchas veces individual, a veces profesional. La gran cantidad de profesores y profesionales que están ahora mismo trabajando en los países del Golfo es extraordinaria, pero no se ve. Lógicamente se ve en sus propias casas, por así decirlo, pero en los Emiratos Árabes Unidos hay once mil españoles trabajando. Hay gente que lo considera un exilio. Yo no creo en la palabra ‘exilio’. Movilidad, sería la palabra. Estoy convencido de que para madurar en la propia carrera profesional es muy importante conocer otros países, como han hecho tradicionalmente los anglosajones o los alemanes…Pero, en todo caso, las sinergias son muy claras”. 
 
P: Uno de sus mayores deseos sería dar más visibilidad a esas relaciones. Es decir, que cuando usted cumpla su mandado pueda decir: “hemos contribuido a que se sepa, que se conozca el potencial, las relaciones, la realidad de España en el mundo árabe”. 
R: “Sí, porque ese proceso es dinámico. Es decir, en la medida en que se conoce esa realidad cada vez hay más. No es solamente una cuestión de imagen. La primera vez que yo estuve en Qatar, hace diez años, había dos españoles aparte del personal de la embajada. Uno era Fernando Hierro, el otro era Pep Guardiola. En este momento, el número de españoles ronda quizá los cuatro mil. Hay colegios españoles, hay un Spanish Business Council, etc. Cuanta más visibilidad haya, más sinergias y oportunidades de negocio habrá”. 
 
P: Quizá con el norte de África es más numerosa esa presencia, esa relación… 
R: “Sí, pero en el caso del norte de África es diferente. Marruecos es un país donde el tejido de relaciones es intenso e inmenso desde hace muchísimos años, aunque a veces se haya distorsionado. Argelia es un país que ofrece ahora muchísimas oportunidades de presencia empresarial y de actividad profesional y está empezando a ser muy intensa. Si nos dejáramos llevar por la cantidad de propuestas,  relaciones o vinculaciones, iríamos siempre a Marruecos. Pero ahí es dónde está exactamente la clave de nuestra acción, que es complementaria con otras instituciones públicas y privadas, en dar visibilidad a otros países”. 
 
P: Es uno de los motivos para la colaboración con el Brookings Institution…
R: “Brookings es el número uno de los think thanks americanos y del mundo. Hemos organizado de manera conjunta  un seminario de alto nivel sobre sunníes y chiíes en el que se quería ver en qué medida la división es geopolítica o religiosa. La noción es que estamos ante una división geopolítica y política que por su propia evolución está adquiriendo tintes cada vez más religiosos ligados al sectarismo. Pero, ¿por qué nos llama Brookings a nosotros? Porque el tema de chiíes y sunníes no se puede hablar en condiciones de libertad absoluta en los países de la zona. Unos son chiíes, otros son sunníes. España es el lugar más idóneo para hablar de ello. Se podría hablar en Finlandia o en Noruega, pero no tiene exactamente el mismo sentido”. 
 
P: ¿Por qué es tan importante Wilton Park?
R: “Wilton Park es una institución del Ministerio de Asuntos Exteriores británico que está a una hora de Londres. Es una casa de campo donde, por un lado, hay zonas de conferencias, digamos académicas, y hay otra zona de alojamientos. Por ello, es el lugar ideal para reunir a 40-50 personas durante unos días y analizar una situación determinada, formular una idea, testar un proyecto o lo que sea. Esto lo convierte en un activo que no es solo políticamente muy importante, sino que genera sus propios recursos para mantenerse. Ésta es la gran importancia de Wilton Park, es el modelo que queremos para la sede de Casa Árabe en Córdoba, y que ya está consolidado”.
 
 
P: La Conferencia de Córdoba de la oposición siria fue más que un reto…
R: “Fue un desafío logístico y político realmente de primer orden que, además, tuvo lugar justo después de las navidades. La logística fue especialmente complicada, no tanto por  la presencia de tantos grupos fragmentados, sino por su discriminación interna y los vetos entre sí. Era muy difícil tener a todos y había grupos y países que no veían con buenos ojos que se desarrollara este encuentro. Pero el debate fue adquiriendo su propio peso y, al final, gente que se negaba a participar, viendo que la reunión iba adelante, acabaron sumándose”. 
 
P: El papel de España resulta fundamental…
R: “Insisto en que este tipo de reuniones con este formato y estos resultados no se pueden celebrar en otros países. Tener a 150 personas durante tres días reunidos en el Parador de la Arruzafa de Córdoba supone que se expresen cada uno de ellos de acuerdo con sus propios intereses. Debo decir que, al contrario de lo que pensábamos, no salieron por la ciudad y estuvieron 72 horas negociando en el Parador. Fue un impulso muy importante de proyección internacional y de visibilidad en la ciudad de Córdoba”.
 
P: El expresidente de la Comisión Europea, Durão Barroso tiene predilección por Casa Árabe…
R: “Estuvimos en Casa Mediterráneo en una reunión de trabajo presidida por el ministro García Margallo con el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, y revisamos lo que están haciendo las Casas. Durão Barroso aplaudió la iniciativa y destacó que las Casas son un instrumento muy importante, porque permiten integrar sensibilidades y autoridades de otro nivel y, por otro lado, acceder muy fácilmente a las sociedades civiles. Manifestó abiertamente su apoyo, e incluso mostró interés en acudir a nuestra sede de Córdoba para participar en alguna de nuestras conferencias”. 
 
P: Situaciones de conflicto, como la inmigración irregular ¿condicionan de alguna manera la actividad de la Casa Árabe? 
R: “Vuelvo de nuevo a la importancia de integrar las distintas sensibilidades que hay. Aquí vinieron representantes del Gobierno de Melilla, intelectuales e, incluso, críticos de la situación de Melilla y se produjo un debate sobre la educación en Melilla. Nosotros trabajamos mucho con Melilla porque hay un convenio de tres Casas con Melilla. La respuesta a eso sería, por un lado, la apertura de todas las sensibilidades, y por otro, flexibilidad y capacidad de negociación, teniendo en cuenta ciertas circunstancias”. 
 
P: Sus decisiones responden al consenso
R: “En Casa Árabe hay un Consejo Diplomático representado por los embajadores de todos los países de la Liga Árabe. Aquí el juego es ofrecer una gran sensibilidad y apertura, y más que nuestros límites asumimos nuestra responsabilidad y, a veces, desafíos”. 
 
 
P: Se asumen riesgos en pro de la pluralidad y por llegar al mayor número posible de personas…
R: “Si, se asumen riesgos. Generalmente cualquier libro que se presenta y que se refiere a algún país suele ser, al menos, parcialmente crítico. La ventaja es que nosotros estamos en la órbita del Ministerio de Exteriores, pero no somos el Ministerio. Es decir, podemos perfectamente planificar situaciones, programar, incluso reforzar ciertos mensajes sin que ello deba entenderse en absoluto como que es la voz oficial del Ministerio. Lo cual, por un lado, nos da mucha libertad, pero también nos otorga una cierta responsabilidad y una serie de desafíos. Si fueran estrictamente las declaraciones políticas del Ministerio, no tendrían esos desafíos, pero no cumpliría mi mandato”. 
 

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