Egipto e Irán reprimen a homosexuales y disidentes

Por Luz García Pueyo
Foto: Uno de los condenados  en el último juicio contra homosexuales en Egipto.
 
Ser homosexual o pensar de forma distinta a la mayoría de la sociedad sigue siendo un delito en los países antidemocráticos. Pasan los años y los problemas que sufren los países que tienen la desgracia de estar en manos de regímenes militares o teocráticos, como es el caso de Egipto e Irán, siguen vigentes. En Egipto, el mariscal Abdelfatah al-Sisi derrocó hace más de un año a través de un golpe de Estado al presidente islamista, Mohamed Morsi, que fue elegido en las urnas, y estableció un régimen militar parecido al de Hosni Mubarak. Egipto tiene la desgracia de tener que soportar en el poder a militares golpistas o islamistas reaccionarios y antidemocráticos. Pero ni unos ni otros garantizan  las libertades públicas elementales. En este contexto, el derecho a poder disfrutar de su propia sexualidad es pura ciencia ficción en este país árabe. Un tribunal de El Cairo recordó el pasado fin de semana que Egipto no es un país democrático y tolerante  al condenar a  ocho ciudadanos  a tres años de cárcel cada uno bajo la acusación de haber aparecido en un vídeo difundido en las redes sociales en el que se representaba una supuesta boda gay en un barco en el río Nilo a su paso por la capital del país. El Tribunal de Delitos de Qasr el Nil acusó a los condenados de “instigar al libertinaje y propagar acciones que van contra la moral pública”. La autoridad forense egipcia anunció recientemente que los acusados fueron sometidos a inspecciones físicas que demostraron que “no eran homosexuales”, según informó el diario ‘Al Ahrma Online’. Los condenados fueron detenidos el pasado mes de septiembre y acusados por el fiscal general, Hisham Barakat, de cometer “crímenes que incitan al libertinaje” y de publicar “fotos vergonzosas y contrarias a los valores públicos”. Barakat afirmó, además,  que los acusados se reunieron con el objetivo de llevar a cabo la unión matrimonial de dos de ellos y que lo grabaron en un vídeo “que muestra imágenes vergonzosas, lamentables, que ofenden a Dios y que representan una vergüenza pública, por lo que constituyen un delito”. La ley egipcia persigue la homosexualidad a través de lo que la Justicia considera  lucha contra “el libertinaje”. En 2001, estalló un caso muy polémico cuando 52 personas se encontraban  en el barco ‘Queen’, en El Cairo, en una fiesta homosexual, según la Policía y la Justicia. 21 personas fueron procesadas y condenadas a tres años de prisión y  trabajos forzados. 
 
Propaganda contra el Gobierno
Por otra parte, en Irán, Ghoncheh Ghavami, la joven británica de 25 años y de origen iraní que fue detenida este verano cuanto intentaba asistir a un partido de voleibol masculino en el  estadio Azadi de Teherán, fue condenada por un tribunal de la capital a un año de prisión por “hacer propaganda contra el sistema de Gobierno”. Su abogado, Mahmoud Alizadeh Tabatabaie, explicó que “el veredicto todavía no se ha hecho público oficialmente, pero el juez me lo ha enseñado y mi clienta ha sido condenada a un año de prisión”. El Gobierno británico expresó su “preocupación” por esta sentencia, que pone en evidencia los límites a la libertad de expresión existentes en Irán y los esfuerzos de las autoridades por aplicar las estrictas normas del islam, a  pesar de la política de apertura que impulsa el presidente Hasan Rohani. El hermano de la condenada, Iman Ghavami, dijo que la familia esperaba que fuera liberada tomando en cuenta el tiempo que ha estado en la cárcel desde su arresto en junio. “Estamos decepcionados y conmocionados. En verdad que esperábamos que fuera liberada”. Las mujeres en Irán tienen prohibido acudir a partidos sólo para hombres y Ghavami trató de entrar con otras mujeres para protestar por esa norma, según Amnistía Internacional (AI). Las fotógrafas que estaban dentro del complejo recibieron orden de marcharse, pero ninguna fue arrestada. Ghavami estuvo varias horas retenida y luego puesta en libertad, pero volvió a ser arrestada unos pocos días después.  Su hermano sostuvo que no tuvo acceso a su abogado hasta que se celebró la primera audiencia ante el tribunal. “Este caso está lleno de irregularidades”, afirmó  Iman Ghavami. Para AI, la joven, que inició una huelga de hambre como protesta, es una “presa de conciencia”. “Es indignante que una joven esté encerrada por expresar pacíficamente sus ideas acerca de la manera en que las mujeres son discriminadas en Irán”, dijo la directora de AI en el Reino Unido, Kate Allen.
 

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