El colapso minero trunca los sueños de África

marruecosnegocios.com

El auge de las materias primas de la última década trajo a este pueblo minero del corazón del África una serie de elegantes centros comerciales, prolijas casas de ladrillo y decenas de escuelas privadas.

La población se duplicó y los ingresos se dispararon conforme el precio del cobre batía una marca después de otra y una ola de inversiones y trabajadores chinos transformaban a esta región fronteriza con un Congo devastado por la guerra civil en un símbolo del ascenso de la clase media africana.

Ahora, las fuerzas globales que propulsaron el auge de Kitwe se han revertido, generando una crisis económica y social que ha roto los sueños de prosperidad en el cinturón de cobre de Zambia y ha desnudado la fragilidad de un modelo de desarrollo basado en la producción de materias primas.

La disminución de la demanda china redujo a casi la mitad el precio del cobre en los últimos dos años, infligiendo un duro golpe a Zambia, que depende del metal para el 70% de sus exportaciones. Los contratistas y los propietarios de restaurantes que habían seguido a las empresas de construcción chinas a este país africano empiezan a devolverse a sus hogares. El kwacha, la moneda de Zambia, perdió casi la mitad de su valor el año pasado. En su desesperación, el presidente Edgar Lungu decretó días de oración en todo el país para pedir una intervención divina que resucite la economía.

El dramático vuelco pone de manifiesto la dependencia de muchas economías africanas de los commodities y lleva a algunos inversionistas a replantearse la narrativa de un ascenso de África que exageró los avances en la industria manufacturera, la infraestructura y la educación.

El Banco Africano de Desarrollo se jactó en 2011 de que la nueva clase de consumidores del continente llegaba a los 350 millones de personas. Los bancos multinacionales, las cerveceras y las automotrices hicieron todo lo posible para convertirlos en clientes.

En realidad, el Banco Africano de Desarrollo incluyó en su cálculo a personas que ganaban poco más de US$ 2 al día, un ingreso demasiado bajo como para acceder al mercado mundial de bienes y servicios. Credit Suisse concluyó en octubre que la clase media africana -definida como poseedora del equivalente de al menos US$ 50 mil en activos, ajustados por los precios locales- sólo suma 20 millones de personas, que representan 3% de la creciente población del continente.

Algunas compañías que pasaron años promoviendo el potencial de África están en retirada. Barclays PLC quiere vender la mayoría de sus negocios en el continente. Nestlé SA recortó en junio 15% su fuerza laboral en 21 países africanos. El Fondo Monetario Internacional redujo su previsión de crecimiento para este año de 4,3 a 4% y reprendió a los gobiernos por no aprovechar el auge de las materias primas para crear fábricas y granjas comerciales capaces de emplear a los 18 millones de africanos que cada año ingresan a la fuerza laboral.

"La cantidad de jóvenes desempleados es aterradora", dijo Antoinette Sayeh, directora del Programa para África del FMI.

Los líderes empresariales reconocen que una década de estabilidad política y los altos precios del cobre transformaron a Zambia, pero prevén una postración profunda. Buena parte de los 16 millones de habitantes de este país circula por carreteras pavimentadas por compañías chinas. Mineros y técnicos de telecomunicaciones se relajan en los restaurantes de Pizza Hut o en discotecas modernas, y en los últimos años muchos zambianos pudieron tomarse sus primeras vacaciones en Johannesburgo, la meca cultural del sur de África.

Esa relativa bonanza convenció a muchos de que el ascenso de África era irreversible. Ahora, los zambianos están revisando esas perspectivas. Menos de un año después de que el gobierno emitiera US$ 1.250 millones en deuda a inversionistas internacionales, las autoridades dicen que pueden necesitar un rescate del FMI que vendría acompañado de instrucciones estrictas de congelar los salarios públicos y reducir subsidios en gasolina y electricidad.

El dramático vuelco pone de manifiesto la dependencia de muchas economías africanas de los commodities y lleva a los inversionistas a replantearse la idea de un ascenso de África.

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