El pensador francés Emmanuel-Juste Duits apuesta por debatir sobre Dios con los musulmanes

Paco Soto

Pie de foto : el pensador y filósofo francés Emmanuel-Juste Duits.

Emmanuel Juste-Duits (1965) no es partidario del pensamiento débil fomentado por la televisión, ni uno de estos charlatanes que el televidente usa y tira en un abrir y cerrar de ojos, sino un pensador, filósofo y escritor solvente. Autor de obras como ‘La falsa alternativa de la globalización’, ‘Mode d´emploi de la civilisation planétaire’ (Modo de empleo de la civilización planetaria) y ‘L´Autre désir’ (El otro deseo), también ha publicado numerosos artículos de filosofía en periódicos y revistas literarias franceses. Duits, que fue profesor de filosofía en su país, acaba de sacar a la luz un nuevo libro, ‘Après le Relativisme’ (Después del relativismo). En este trabajo, el pensador constata la inviabilidad del multiculturalismo y la crisis de la posmodernidad y de las grandes ideologías redentoras en las sociedades de la Vieja Europa. Está convencido de que esta crisis del relativismo cínico posmoderno en el ámbito social, moral y religioso es consecuencia directa de la obsesión por la diversidad bobalicona en los países europeos y del abandono del pensamiento. En muchos casos, según subraya Duits en su libro, el pensamiento se ha convertido en mera opinión, el “nosotros” ha sido sustituido por el “yo” narcisista, y “Sócrates” por “la burka” del salafismo combatiente. 

Los ideales de la Ilustración sufren un asedio constante del fundamentalismo religioso y político, y cada vez es más difícil para los partidarios de la razón reconciliarse con las ideas y valores del Siglo de las Luces. Duits analiza la situación en Francia, pero lo que dice sobre la decadencia posmoderna de su país es aplicable, en gran medida, a España y muchos otros países europeos. Así las cosas, frente al relativismo posmoderno donde en el terreno de las ideas todo vale y al pensamiento reaccionario y anti-ilustrado, el filósofo francés defiende la necesidad de rescatar el pensamiento de Blaise Pascal, Platón e Immanuel Kant, de releer al escritor y dramaturgo Antón Chéjov y de polemizar con autores como Alain Finkielkraut y Jürgen Habermas. Como dice a Atalayar Emmanuel Juste-Duits, “tenemos que reaccionar contra el consumismo, el individualismo enfermizo, la religión del deporte y del espectáculo, el auge de los oscurantismos y la cerrazón identitaria”. El autor de ‘Après le Relativisme’ intenta en su obra encontrar un remedio al “nihilismo endémico” y al “desarme existencial y moral” que vive la Vieja Europa en general y Francia de forma muy acusada.

Sin instrumentos filosóficos y morales

El hombre –y la mujer- europeo carece de instrumentos filosóficos, éticos y morales sólidos para enfrentarse a los reaccionarios e integristas de diverso pelaje, a los vendedores de ilusiones y manipuladores de conciencias y a los cantamañanas y sinvergüenzas que en nombre de Dios, la revolución o el paraíso en la tierra embaucan a mucha gente de buena fe que busca soluciones a sus problemas. Citando al filósofo y sociólogo alemán Max Horkheimer, Duits denuncia “la autoliquidación de la razón” en Europa. El pensador está convencido de que Europa vive una crisis de civilización, y por ello reta a las mentes inteligentes europeas a buscar la verdad a través de la razón; pero aboga por una razón abierta y anti dogmática, como la que defienden autores cono Edgar Morin y Karl Popper. La razón de Duits no es una nueva religión laica, con sus dogmas petrificados y sus verdades sagradas e intocables, sino una forma de pensar y de ser abierta al diálogo contradictorio y apasionado, cosmopolita, que asume incluso una cierta transcendencia, pero sin caer en la charca de la creencia tontorrona.                                                                                                               

“Repliegue identitario” y comunitarismo

Emmanuel Juste-Duits explica que en su libro ha querido alejarse “del repliegue identitario para defender los valores de Europa”, porque considera que si algo bueno caracteriza al Viejo Continente “es la curiosidad por los demás y por lo que pueden aportar en la búsqueda de la verdad”. Por todo ello, Duits rechaza sin contemplaciones el relativismo cínico de los posmodernos, porque esta corriente ideológica que inunda buena parte de la vida social, cultural y política europea, en nombre de una pseudo tolerancia, rechaza la crítica de las ideas contrarias y la confrontación intelectual. Duits advierte que si los europeos no son capaces de encontrar un equilibrio razonable entre la defensa de las ideas propias y la apertura a los demás, el sentido crítico y el diálogo, la sociedad se dividirá en dos grandes tendencias enfrentadas e irreconciliables. Una de estas tendencias es la identitaria, nacionalista, étnica, xenófoba, que tan bien describe en su libro ‘Identidades Asesinas’ el escritor de origen libanés Amin Maalouf. Los partidarios de esta corriente integrista, en la versión francesa del Frente Nacional de Marine Le Pen o en la española del soberanismo catalán, proponen aceptar lo inaceptable, el odio al vecino y al que es diferente, las creencias irracionales y retrógradas; por ejemplo, sustituyendo la nación entendida como comunidad política formada por ciudadanos con igualdad de derechos y deberes por un ente metafísico y étnico al margen de la historia. Para salir del atolladero en que se encuentra Europa, Duits propone la creación de ágoras de debate donde afloren la inteligencia, la reflexión y la creación intelectual frente al dogmatismo, el fanatismo y la estupidez de barra de bar. 

Unas ágoras que se conviertan en instrumentos a favor de un renacimiento de las Luces y la Ilustración. En este marco de libertad intelectual que propone el autor de ‘Après le Relativisme’, cabe la defensa de un debate crítico y honesto con el mundo islámico en Europa. “El islam cuestiona a Europa sobre un punto particularmente sensible: el relativismo”, advierte el pensador francés.

Pie de foto:   Portada del último libro de Emmanuel-Juste Duits.

Existencia o no de un ente creador

“¿Qué ocurre cuando unos relativistas un poco cansados y sin proyecto de civilización –los europeos- se encuentran con una cultura ferviente –el islam-, y con ciudadanos jóvenes –y musulmanes- que quieren vivir su fe y sus exigencias…, y piden el reconocimiento de su cultura y el respeto de su identidad?”, se pregunta Duits. Evidentemente, el filósofo no defiende la tesis del relativismo para hacer frente inteligentemente a la problemática del islam en Europa, ni se decanta a favor de una guerra de religiones o de la tesis del choque de civilizaciones defendida por el politólogo estadounidense Samuel P. Huntington. Tampoco comulga con las ideas nauseabundas de los populismos xenófobos y de extrema derecha que quieren convertir a los musulmanes en chivos expiatorios de los problemas que golpean a Europa. Estas ideas han sido asumidas por una parte de la derecha y la izquierda y por los partidarios del laicismo de salón en muchos países europeos.

Ahora bien Duits es demasiado inteligente y valiente como para caer en el progresismo ñoño y el buenismo políticamente correcto en el debate contradictorio con el mundo islámico europeo, que no es –vale la pena recordarlo- una realidad homogénea y comunitaria, sino un mundo plural, diverso y cambiante. Duits propone debatir sin límites y sin miedo con los musulmanes y no sólo sobre cuestiones secundarias o anodinas. A Duits le extraña que en este debate entre teólogos, especialistas e intelectuales musulmanes y no musulmanes nunca se hable de Dios, de su existencia, de si este ente absoluto creó el mundo y el hombre o es una invención del ser humano. En Europa, el islam se ha convertido en un tema central en los medios, pero, sin embargo, muy pocos pensadores e intelectuales se atreven a defender públicamente que Dios no existe y que la religión musulmana –como todas- es un invento históricamente fechado de la civilización humana. Esta no es la opinión de Duits, que toma en serio la religión y considera sus argumentos filosóficos muy interesantes".

"Se puede hablar de todo con los musulmanes, pero no de la creencia en Dios, destaca el filósofo en su libro. Duits lamenta que este debate sobre Dios no interese en el diálogo con los musulmanes “a los habitantes de un mundo abandonado por la trascendencia, demócratas laicos y, sobre todo, posmodernos”. Esto es así, afirma Duits, porque “hemos interiorizado totalmente la idea que ya no existe la Verdad”. Constata Duits que la religión es para los ciudadanos posmodernos “una ilusión infantil o una fe inexplicable”; los grandes sistemas filosóficos, “sueños dogmáticos”; los ideales políticos, “utopías asesinas”.

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