El sector del automóvil vive una nueva fase de expansión en Marruecos

Paco Soto

Pie de foto: La planta de Renault-Nissan en Tánger.

El sector de la automoción está en plena expansión en Marruecos, un país que ha vivido un notable crecimiento económico en la última década. Pero el país magrebí, que después de Sudáfrica es el segundo exportador de vehículos en el continente africano, quiere ir a más para que la industria del automóvil crezca y se consolide. El pasado 8 de mayo, el ministro de Industria, Comercio, Inversión y Economía Numérica, Hafid Elalamy, inauguró en Bouznika, cerca de Rabat, una planta del grupo alemán Leoni. La fábrica, que cuenta con 2.000 asalariados, se añade a la larga lista de empresas que trabajan para el sector de la automoción en Marruecos. “Marruecos es una buena localización, hay un buen negocio en el mercado local y para la exportación; todo esto justifica nuestra decisión”, declaró a los medios Ralf Maus, vicepresidente de la empresa alemana, que tiene tres fábricas en Marruecos y emplea a 6.500 trabajadores. De cara a los próximos cinco años, Leoni prevé aumentar su plantilla global en el país magrebí hasta los 11.500 asalariados. La multinacional alemana compite en el negocio con otras grandes firmas internacionales vinculadas en mayor o menor medida a la industria de la automoción: las estadounidenses Visteon, Delphi y Lear; las japonesas Denso, Sumitomo y Yazaki; las francesas Plastic Omnium, Valeo, Saint-Gobain y Faurecia; además de importantes sociedades españolas y surcoreanas.

Las urbes de la automoción

Tánger, una gran ciudad del norte de Marruecos en plena expansión industrial y tecnológica y modernización de sus infraestructuras, pero también Casablanca, la capital económica y financiera del Reino de Marruecos, Kenitra y Meknes se han convertido en importantes urbes del sector de la automoción en manos de multinacionales occidentales. Las últimas empresas que han llegado son Acome, que fabrica cables, Mecaplast y la firma canadiense Linamar, que se dedica a la producción de motores. En el año 2016, Marruecos produjo 345.000 vehículos por un valor de 6.000 millones de euros. El 85% de la producción se dirigió a la exportación. La industria del automóvil se ha convertido en el primer sector exportador marroquí por delante de los fosfatos y de productos agrícolas como los tomates y las naranjas. Marruecos necesitará tiempo y esfuerzo para alcanzar a África del Sur, que fabricó 599.004 vehículos en 2016, pero va por buen camino. Con la vista puesta en 2020, Marruecos se ha fijado un objetivo ambicioso: fabricar vehículos por un valor de 10.000 millones de euros. El ministro Elalamy, que representa la fortuna número 40 de África, cree que su país podrá alcanzar este reto. Lo dijo en el salón de producción automovilística que se celebró en Tánger el pasado mes de abril. En este sentido, informó de que el sector de la automoción tiene un centenar de operadores y 150 plantas en Marruecos.

Pie de foto: El Rey Mohamed VI en la fábrica de Renault-Nissan en Tánger.

Récord industrial

Todo un récord. Pocos países han conseguido tanto y en tan poco tiempo -aproximadamente una década- en el mundo. En 2012, el fabricante francés Renault, que se asoció a la firma japonesa Nissan, inauguró una fábrica en Tánger cuya capacidad de producción es de 400.000 vehículos al año. Renault ya produce vehículos en Casablanca a través de la firma SOMACA (Logan, Sandero y Dacia). Por su parte, el también fabricante francés Peugeot-Citroën (PSA) inaugurará en 2019 una planta en Kenitra; la producción prevista oscila entre los 90.000 vehículos en una primera etapa y las 200.000 unidades al año más adelante. En 2014, la multinacional PSA anunció la creación de un centro de ingeniería en Marruecos en asociación con la consultora tecnológica francesa Altran, implantada en Casablanca, con el fin de reducir costes y mejorar su rentabilidad. Según PSA, esta planta de I+D servirá asimismo para generar innovación para las distintas factorías que posee la marca en varios países del mundo.

Pie de foto: El ministro de Industria marroquí, Hafid Elalamy.

Flexibilidad marroquí

Marruecos, que tiene una normativa para la inversión extranjera muy flexible, es el gran productor automovilístico del Magreb, se sitúa por delante de Argelia y Túnez. Marruecos es un país en pleno desarrollo y más moderno y globalizado que Argelia, donde hay una fábrica de Peugeot en Orán. Marruecos se decanta por una estrategia industrial articulada en torno al Estado, los constructores y los proveedores, y lo hace a través de la Asociación Marroquí de Industriales y Constructores de Automóviles (AMICA). Este plan fue ideado en 2014 por el ministro Elalamy. Las subvenciones públicas son muy generosas: hasta 15% de una inversión, además de un Fondo de Desarrollo Industrial (FDI), dotado de 250 millones de euros al año. Tajeddine Bennis, vicepresidente de AMICA, valora positivamente esta estrategia, porque atrae un gran flujo de capitales extranjeros necesario para el desarrollo económico del país magrebí y dinamiza las empresas marroquíes más abiertas al mundo, como, por ejemplo, Afrique Cables (Grupo Ynna), que en 2016 obtuvo de Renault la validación de su fábrica de baterías para los coches Logan. La empresa Dolidol (Grupo Palmeraie) también se vio beneficiada por las inversiones del fabricante galo en Marruecos, y lo mismo le ocurrió a la firme siderúrgica Maghreb Steel. En un futuro muy próximo, Marruecos podría vivir una revolución industrial gracias a la llegada masiva de firmas del sector de la automoción chinas. De momento, Marruecos espera, y, como resalta un medio, el Rey Mohamed VI y las autoridades chinas viven una auténtica “luna de miel”. 

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