George Soros entra en el puzle argelino

Pedro Canales

Pie de foto: El International Crise Groupe de George Soros critica el poder militar

El multimillonario financiero, promotor bursátil y empecinado partidario de la “injerencia democrática universal”, ha decidido mover ficha en el tablero argelino. Por intermedio de uno de sus múltiples tentáculos, el International Crise Groupe, del que es uno de los principales suministradores de fondos, George Soros lanza sus críticas al Ejército argelino, que “no oye las reivindicaciones populares”. 

Desde el 22 de febrero en que comenzaron las movilizaciones en Argelia hasta ahora, las organizaciones semiestatales norteamericanas dependientes de Demócratas y Republicanos o directamente del Departamento de Estado y de la CIA, así como las ONGs, como la Fundación Soros y el ICG se habían mostrado muy cautelosas en relación a la crisis en Argelia, que ha derribado al sátrapa Buteflika y a su entorno mafioso. La Casa Blanca se había limitado a un lacónico comunicado defendiendo “el derecho del pueblo argelino a manifestarse libremente”. 

Sin embargo, precisamente en el momento en que el Ejército, la única institución sólida y vertebrada en el país, ha tomado cartas en el asunto obligando a Buteflika a presentar su dimisión, cambiando alguno de los máximos responsables en el punto de mira de las movilizaciones como el presidente del Consejo Constitucional, prohibiendo la salida del país a varios centenares de sospechosos de corrupción, deteniendo y llevando ante los jueces a ministros, oligarcas y generales,  en este momento Soros utiliza su ICG para inmiscuirse en la temática argelina. 

De entrada, el centro de análisis ICG minimiza la campaña contra la corrupción, diciendo que es un “simple ajuste de cuentas interno” destinado a dividir el movimiento de protesta popular. 

Soros-ICG pasan por alto que los principales jefes de los servicios de inteligencia y seguridad han sido echados de sus puestos; que varios generales mayores han sido llamados ante los jueces por presuntos delitos de malversación y robo de bienes públicos, que ministros, altos funcionarios y hasta el momento, un ex jefe de gobierno, han sido convocados por los expertos de la Gendarmería Nacional para rendir cuentas. 

Sin embargo, el think tanknorteamericano, no tiene ningún reparo en afirmar que “el régimen sigue en pie e intensifica la represión para persuadir a los manifestantes que acepten una transición dirigida por el régimen”. 

En los países en los que George Soros y sus fundaciones han entrado de lleno a “apoyar a los demócratas”, como Siria, Libia, Egipto, esa represión de la que habla el financiero costó cientos, si no miles de vidas humanas, asesinados por grupos paramilitares o por las fuerzas especiales de los regímenes locales. En los dos meses de manifestaciones multitudinarias en Argelia, con millones de personas en las calles, ha habido desgraciadamente un joven merto, Ramzi Yettú, que sucumbió a sus heridas tras ser trasladado al hospital. Ramzi fue golpeado por desconocidos en medio de una manifestación.

El grupo financiado por Soros, sentencia que los militares “deben iniciar inmediatamente un diálogo con los dirigentes de la sociedad civil aceptados por los manifestantes” con el fin de “llegar a un acuerdo, restablecer la confianza y evitar un ciclo de violencia incontrolada”. 

Hasta el momento, no sólo no se ha producido ningún brote de violencia, ni controlada ni incontrolada, sino que tanto los manifestantes que se afirman partidarios de la vía pacífica, como las Fuerzas policiales que no han reprimido ninguna marcha pacífica, han cambiado de actitud. Es más, el Ejército por boca del jefe de Estado mayor, general Gaid Salah, ha declarado que los militares “protegerán las manifestaciones”. 

La cuestión que se plantea en muchos círculos de discusión y debate en Argel es ¿por qué este súbito despertar de George Soros acerca del proceso argelino? ¿Por qué este rechazo latente del ICG y sus analistas, a que los militares argelinos entren en el juego político, aunque sea provisional?

Los estrategas de la Casa Blanca han perdido una de sus principales bazas en el puzle argelino: Chakib Khelil, el que fuera ministro de Energía, amigo íntimo del presidente derrocado Abdelaziz Buteflika, y del que se preveía como sucesor del octogenario y decrépito jefe de Estado. Chakib Khelil fue durante decenios el interlocutor privilegiado de las grandes empresas petroleras norteamericanas. Khelil, no sólo ha sido descartado para jugar algún papel en la transición hacia la democracia, sino que su proceso por corrupción se va a reabrir, según pronosticó el general Gaid Salah. 

¿Es acaso esto lo que motiva a Soros a ingerir en la ecuación argelina? ¿O es el fracaso de la reunión bilateral Argelia-EEUU sobre energía celebrada en Houston, en la que al gigante EXXON-MOBIL no ha conseguido doblegar a sus interlocutores de Argel para obtener un trato excepcional en la explotación del gas y petróleo argelinos para los próximos decenios? EXXON MOBIL llevaba meses intentando conseguir un supercontrato de explotación off-shore, y, sobre todo, entrar en la explotación de esquistos donde encuentran fuerte competencia del consorcio francés TOTAL. 

Las multinacionales de la energía, que tienen en Argelia un potencial de futuro importante, encuentran bastante resistencia en el poder militar, que se muestra dispuesto a recuperar los recursos nacionales dilapidados y puestos a subasta por el régimen de Buteflika. 

Los líderes de opinión, la sociedad civil, las nuevas agrupaciones de base surgidas en el Hirak, saben que el camino hasta el Estado de derecho será largo, y que hay que ir arrancando una por una las concesiones de la Administración y del poder militar. Como saben también que pronto o tarde los militares volverán a los cuarteles y su función se limitará a lo que decida la futura Constitución. Pero lo que no están dispuestos los manifestantes es a que los defensores de la “injerencia democrática” saquen el rio de su cauce. 

Es por lo demás llamativo, que las “opiniones” del International Crise Group, sean reproducidas en cadena por los principales diarios occidentales de Europa y Estados Unidos, y aceptadas como la Hoja de ruta imprescindible. 

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