Gerard Muñoz, lucha antidroga en Perú

Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP)

En esta ocasión entrevistamos a Gerard Muñoz, coordinador del proyecto de lucha contra el crimen organizado y el tráfico de drogas en Perú.

Gerard lleva tres años en el país trabajando por la mejora de las capacidades del estado peruano en materia de inteligencia criminal y financiera y en operaciones policiales antidroga en puertos, aeropuertos y zonas selváticas.

Esta no es la primera vez que trabaja como expatriado, ya lo hizo hace años en Brasil, pero esta experiencia es muy diferente a la anterior, dejamos que nos lo cuente:

Gerard, ¿cómo ha sido la adaptación al país?

Muy positiva y todo un aprendizaje. Cuando llegas tienes que adaptarte al carácter andino, la idiosincrasia institucional, la forma de trabajar, los tiempos, el caos de la ciudad, etc. Una vez ya manejas todos esos códigos locales, empiezas a desarrollar una mayor capacidad de comprensión y eso se nota en los resultados de tu trabajo y también en el plano personal. Es todo un ejercicio de antropología social y cultural.

Es necesario adaptarse a las costumbres locales, de hecho, cuando hacemos actividades en algunas zonas eminentemente indígenas como Ayacucho o el VRAEM, donde el español ni siquiera es la lengua mayoritaria y el estado apenas tiene presencia, hay que ser especialmente flexible con las costumbres y necesidades de los beneficiarios.

No hay que olvidar que este país sufrió un conflicto interno que entre 1980 y el año 2000 se cobró más de 70.000 víctimas y del que todavía existen remanentes activos de la guerrilla de sendero luminoso. Eso, junto con los altos niveles de inseguridad ciudadana, hace que haya una gran desconfianza entre la población, hay que saber manejarse en distintos ambientes y adaptarse a ellos para no meter la pata.

¿Qué ha sido lo que más te has costado? ¿Y lo que menos?

Una de las cosas que más te pueden chocar es acostumbrarte al caos de una ciudad como Lima, que tiene más de 10 millones de habitantes y es una de las más contaminadas del planeta. Me explico, el tráfico es infernal y un traslado de un lugar a otro puede costarte más de 2 horas.

Asimismo, también está el tema de la inseguridad, no hay que vivir obsesionado con el asunto pero acaba afectando a tu libertad de movimiento, sobre todo por la noche. Aunque una vez asumes y naturalizas el caos, puedes vivir con cierta normalidad, e incluso cuando vuelvo a Europa hasta lo echo de menos.

Lo que menos me ha costado es la dinámica de trabajo y la adaptación a los compañeros.

¿Cómo es tu trabajo y tu día a día?

La verdad es que en el trabajo cada jornada es una sorpresa. La oficina que coordino, con 8 personas en total, es una de las más grandes de la FIIAPP sobre el terreno y como es natural nos pasa absolutamente de todo, a veces el realismo mágico se queda muy corto.

Hay días que tengo que acompañar actividades de formación o asistencia técnica, hacer labores de representación institucional o preparar los informes para la UE. Al final se trata de resolver problemas, muchas veces de forma creativa, e impulsar el proyecto desde el punto de vista técnico, institucional y de gestión.

En cuanto a mí día a día, entre semana el caos del tráfico restringe tus movimientos y no se puede ir a muchos sitios, pero vivo en una zona donde se puede hacer deporte y eso lo agradezco muchísimo. Los fines de semana ya es otro asunto y puedes acceder a una mayor oferta de ocio cultural y nocturno.

¿Cómo es tu relación con la sede en Madrid? ¿Y con los compañeros en Lima?

Mi relación es prácticamente diaria. La verdad es que estoy muy agradecido del apoyo que se me presta por parte del área de Seguridad y Justicia, a la cual pertenezco desde hace ya años. En realidad ellos son mi cordón umbilical con la casa.

En Lima, más que compañeros hablaría de familia, con todas las filias y fobias que eso implica. En este tipo de proyectos, con la temática que llevamos, se pasan por ciertas situaciones en las que se establecen vínculos muy estrechos. 

¿Cómo valoras la experiencia de trabajar como expatriado de la FIIAPP en Perú?

Personalmente estoy contento ya que, aunque no es lo mismo que al principio, todavía me sigo sorprendiendo de esas pequeñas cosas que parecen salidas de la novela “Pantaleón y las visitadoras”, del escritor peruano Mario Vargas Llosa, muy lejos de la realidad que vivimos en Europa.

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