Irak no sale del infierno

Redacción Atalayar
Foto: Los  yihadistas  siembran el terror y el caos en Irak. 
Irak lleva años en el infierno político, religioso, social y económico y no consigue salir de esta dramática situación. El país fue invadido por Estados Unidos y sus aliados y el dictador Sadam Husein fue derrocado, pero la democracia que prometió Occidente está tardando mucho en llegar. La población no ve por ninguna parte el bienestar económico y social. No hay estabilidad, el país está dividido desde el punto de vista territorial, tribal y religioso y el terrorismo yihadista golpea  con salvajismo en muchas partes. De momento, nadie puede detener a los yihadistas del  Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), un grupo que representa a una corriente del salafismo combatiente separada de Al Qaeda. El EIIL tomó la gran  ciudad de Mosul y otros núcleos de población, en el norte del país,  y se dirige hacia la capital,  Bagdad. Una parte del Ejército huye en desbandada ante al avance imparable de los yihadistas. En algunas localidades hay resistencia por parte de la población local. El jueves, tropas kurdas tomaron el control de la ciudad petrolera de Kirkuk, que había sido abandonada por militares y policías iraquíes. En Djalaula los peshmergas (fuerzas kurdas) resisten como pueden. En Mukdadia, la artillería iraquí dispara contra los yihadistas y la aviación bombardea varios puntos en manos de los terroristas. La lucha sectaria entre chiíes y suníes  arrastra otra vez a Irak hacia el caos. El Gobierno de Nuri al-Maliki es débil y el Parlamento no logró aprobar el estado de emergencia. Aunque el Gobierno de Bagdad pasó a la ofensiva bombardeando varias posiciones terroristas, la incertidumbre es total en Irak y centenares de miles de personas han huido de las zonas controladas por el EIIL en el norte del país. Los insurgentes están a  menos de un centenar de kilómetros de la capital.  El ministro de Asuntos de los Peshmergas del Gobierno autónomo del Kurdistán, Yafar Mustafa Ali, salió ileso de un atentado contra su convoy cuando visitaba a las tropas en los alrededores de Kirkuk. En esta urbe petrolera murió el fotógrafo Kamran Najm Ibrahim durante un enfrentamiento entre peshmergas y yihadistas. 
 
Dirección: Bagdad
El portavoz del EIIL, Abu Mohamed Al-Adnani, pidió a sus seguidores que se dirijan a Bagdad cueste lo que cueste en vidas humanas y denunció la “incompetencia” del Gobierno de Al-Maliki. Mientras, los combates se intensifican en varios sectores de Diyala, una provincia ubicada  al noreste de Bagdad. Localidades como Jalawla y Saadiyah están en manos de los yihadistas y las fuerzas de seguridad han desaparecido. De poco sirvió el llamamiento de Al-Maliki a “todas las tribus” del país para que apoyen al Ejército y la Policía y formen “unidades de voluntarios” contra los yihadistas, que conocen bien las zonas que han ocupado. El EIIL, que ha convertido el odio a los chiíes en una de sus principales motivaciones terroristas, es imparable. El Ejército asegura que recuperó la ciudad  natal de Sadam Husein, Tikrit, que estaba en manos de los yihadistas. Mientras, en Estados Unidos, el presidente Barak Obama, confirmó que su administración no descarta una intervención aérea en Irak para frenar el avance de los yihadistas. Obama, según dijo, quiere estar seguro de que “los yihadistas no se instalarán de manera permanente en Irak, en Siria o en otros lugares”. Según el diario ‘The New York Times’, el primer ministro iraquí pidió a Obama una intervención aérea en las zonas controladas por el EIIL. La Unión Europea (UE) condena lo que ocurre en el país árabe y poco más. En la misma línea, la comunidad internacional se inquieta por esta nueva escalada de violencia y muerte en Irak, pero no reacciona. Las empresas estadounidenses que trabajan en el sector militar en Irak han evacuado a sus trabajadores. Los muertos los ponen los iraquíes. Las fuerzas kurdas combaten heroicamente a los terroristas, pero algunos observadores se preguntan hasta cuándo lo podrán hacer. Así las cosas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el éxodo de civiles es imparable: 500.000 personas han huido de Mosul y de otras poblaciones de la provincia de Nínive y también de las provincias de Kirkuk y Salahedine. ¿Qué pasará mañana en Irak? Nadie lo sabe. 

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