La guerra comercial global endurece la recta final del Brexit

Victor Relaño/CapitalMadrid.com

Pie de foto: Las em­presas es­pañolas re­sisten bien la caída de la libra y la des­ace­le­ra­ción eco­nó­mica. Las com­pañías dis­pon­drán de una pró­rroga de casi dos años antes de la sa­lida total  

Una nueva ame­naza se cierne sobre las em­presas es­pañolas afec­tadas por el Brexit. Aparte del pre­vi­sible es­ta­ble­ci­miento de ba­rreras aran­ce­la­rias por parte del Reino Unido, la es­tra­tegia del pre­si­dente de Estados Unidos y su par­ti­cular guerra aran­ce­laria contra medio mundo cons­ti­tuye el prin­cipal riesgo para las em­presas es­paño­las, que han aguan­tado de forma es­toica dos años de caída de la libra es­ter­lina y de re­tro­ceso de la eco­nomía de las Islas bri­tá­ni­cas.

Las empresas españolas se han hecho fuertes en el Reino Unido en los últimos años, hasta alcanzar una cifra de inversión que se acerca a los 100.000 millones de euros. La presencia española es muy potente más allá del Canal de la Mancha, con una fuerte presencia en sectores como el bancario, el eléctrico, la telefonía o el aeroportuario.

Uno de los hándicap de los últimos años para las empresas ha sido la caída de la libra. Aunque el retroceso en los dos últimos ejercicios ahora mismo es inferior al 10%, si se toma como referencia los últimos tres años, el descenso se amplía hasta el 20%. La evolución de la economía también ha sido desfavorable, con una ralentización desde el 3,1% de 2014 hasta el 1,8% del pasado ejercicio. Aseguran que el Brexit ha tenido su impacto en la actividad en Reino Unido, invitando a la prudencia a los inversores, al menos mientras no se conozca cuál va a ser el resultado final de la negociación con la Unión Europea, que aún no está cerrada ni exenta de posibles sobresaltos.

En cualquier caso, un informe de la consultora KPMG señala que la tercera parte de las empresas española ya ha adoptado planes de contingencia de cara al nuevo escenario, mientras otro tercio ya tiene decidida la aplicación de medidas.

El Banco de España ha señalado que “la vulnerabilidad de las empresas españolas presentes en el mercado británico ante el brexit puede moderarse por la presencia de ciertas características diferenciales de estas empresas, ya que se trata, en promedio, de compañías más grandes, productivas y diversificadas geográficamente que aquellas que exportan a los principales países de la Unión Económica y Monetaria”. El supervisor bancario español indica, incluso, que “en algunos sectores relevantes del comercio con el Reino Unido, como los productos agroalimentarios y la automoción, ha proseguido la expansión de su base exportadora”.

Los buques insignia españoles se muestran muy sólidos en sus actividades en tierras británicas. Son los Iberdrola, Acciona, Santander, Sabadell, Inditex, BBVA, Aena, Indra, Ferrovial, Iberdrola o Talgo. Existe el convencimiento que Reino Unido y Europa saldarán el Brexit con un acuerdo que fije unas condiciones favorables para el comercio entre las dos zonas geográficas. El plazo de salida se ha ampliado en casi dos años, hasta el 31 de diciembre de 2020, lo que significa una prórroga para aquellas empresas que no se hayan preparado todavía.

Los analistas no creen que Reino Unido vaya a establecer aranceles. “Sería una decisión muy negativa, como se puso en evidencia en la Gran Depresión”, comenta Alexis Ortega, socio director de Finagentes Gestión. Con todo, la política puede deparar sorpresas, porque “si el final de las negociaciones lo liderara el ala más conservadora del partido en una hipotética caída de Theresa May, la amenaza de los aranceles podría ser más que real”, asegura José Manuel Pazos, socio director de Omega IGF.

El Banco de España advierte que, por primera vez en años, las exportaciones de las empresas españolas al Reino Unido se redujeron el pasado año y lo hicieron en un 6%. Sin embargo, la amenaza de proteccionismo es la principal preocupación, porque “si los resultados de la negociación entre el Reino Unido y la UE se plasman en la adopción de barreras comerciales, las empresas españolas que mantienen relaciones comerciales con este país se verían afectadas y se limitarían las posibilidades de penetración” para las compañías interesadas en el mercado británico”.

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