La investigación sobre los monjes de Tibhirine inicia una nueva etapa en Francia y Argelia

Paco Soto

Pie de foto: Los monjes de Tibhirine asesinados en 1996 por terroristas salafistas en Argelia.

En Francia, la investigación judicial sobre el secuestro y la muerte de siete monjes trapenses franceses en el monasterio de Tibhirine, cerca de Medea, a unos 90 kilómetros de Argel, en 1996, ha dado un nuevo paso. Según informaciones científicas reveladas por la emisora ‘France Inter’, la nueva etapa confirma que los monjes fueron asesinados un mes antes del anuncio sobre su muerte hecho por Argel y París. Oficialmente, los monjes fueron ejecutados por terroristas del Grupo Islámico Armado (GIA), una organización salafista especialmente violenta y sanguinaria.

En aquellos años trágicos para Argelia -la ‘década negra’ de los noventa del siglo XX-, murieron unas 200.000 personas. Diversas investigaciones judiciales y periodísticas apuntaron la posibilidad que los terroristas del GIA hubieran sido manipulados por el poderoso Departamento de Información y Seguridad (DRS), los servicios secretos militares, que en 2015 el presidente Abdelaziz Bouteflika tuvo que depurar y poner al servicio del poder civil y de su propia persona. Los monjes asesinados por el GIA fueron decapitados, y la investigación genética de los expertos galos ha podido determinar que los cráneos pertenecían a las siete víctimas. En cambio, otras pruebas no coinciden exactamente con la identidad de cada uno de los muertos, y los cráneos fueron mezclados con los esqueletos, aseguraron los biólogos franceses que llevaron a cabo los exámenes de los cadáveres.

Conclusiones de los biólogos

Conclusión: los biólogos plantearon la hipótesis de que los monjes hubieran muerto entre los días 25 y 27 de abril de 1996, un mes antes de que la opinión pública de los dos países afectados –Argelia y Francia- hubiera sido informada del asesinato de los siete religiosos. Además, la investigación pudo determinar que al menos dos monjes fueron degollados, “como indican las lesiones”. El abogado de los familiares de las víctimas, Patrick Baudouin, se felicitó por el avance de las investigaciones científicas, pero reconoció que los resultados no esclarecen la autoría de la barbarie.

Pie de foto: Entrada de un cuartel del Ejército en Argelia. 

Durante mucho tiempo, Baudouin denunció la “ocultación de pruebas” por parte de las autoridades argelinas y la falta de voluntad política del Gobierno francés por llegar al final en este trágico asunto. En el año 2014, Atalayar informó ampliamente sobre la matanza de los monjes trapenses de Tibhirine. Pocos medios españoles se interesaron por la cuestión. El juez instructor antiterrorista francés Marc Trévidic hizo grandes esfuerzos por conocer la verdad, pero Argel no se lo puso fácil y París no le expresó todo su apoyo. Cabe recordar que en el año 2009, un general jubilado del Ejército de Tierra francés, François Buchwalter, que fue miembro de la Dirección General de los Servicios Exteriores (DGSE) y consejero de Defensa en la Embajada de Francia en Argel entre 1995 y 1998, declaró a la Justicia de su país que los monjes de Tibhirine habían sido ejecutados por los militares y no por el GIA.

Confesión de un militar

El oficial retirado aseguró que se lo confesó un exmilitar argelino y que no pudo revelar antes el secreto porque la jerarquía de la Institución se lo prohibió. Según esta versión controvertida, los militares mataron a los monjes sin querer al confundirlos con salafistas durante una operación antiterrorista, entre las ciudades de Blida y Medea. La versión oficial de las Fuerzas Armadas argelinas fue distinta. Los cuerpos de los religiosos fueron descubiertos por un grupo de militares en un campo cerca de Medea; los uniformados sólo descubrieron las cabezas, el 30 de mayo de 1996, nueve días después del secuestro.  

Pie de foto: Un acto institucional reúne a parte del generalato argelino.

Por eso mismo los familiares y compañeros de las víctimas sospecharon que los militares separaron las cabezas de los cuerpos acribillados a balazos para que la justicia no los implicara en la matanza. El Gobierno de París sabía lo que había ocurrido con los monjes, pero lo ocultó a la Justicia y opinión pública de su país para evitar males mayores. Sobre esta matanza circulan otras versiones. Una de ellas es especialmente espeluznante. Los jefes del DRS estaban enfadados con los monjes de Tibhirine, porque, según ellos, los religiosos habían curado algunos salafistas heridos en combate y entorpecían la labor antiterrorista del Ejército. Entonces, la decisión de secuestrar a los monjes y matarlos fue tomada por el jefe del contraespionaje, general Smain Lamari. Esta versión truculenta ha sido confirmada a algunos medios por exmiembros de los servicios secretos militares argelinos.

Ocultación de pruebas y mentiras

Desde luego hay algo que parece evidente: hubo ocultación de pruebas y manipulaciones, se difundieron mentiras por parte de los dirigentes argelinos, sobre todo los que vestían uniforme. No hubo transparencia ni ganas de esclarecer los hechos, y Francia colaboró activamente en esta estrategia argelina. Como destaca el periodista argelino Massinissa Mansour en un medio digital local: “Asesinato de los monjes de Tibhirine. La investigación francesa evoca anomalías en la versión oficial argelina”. La década de los noventa del siglo XX fue para Argelia un periodo brutal.

El Estado reaccionó con contundencia contra las organizaciones terroristas como el GIA y el Grupo Salafista por la Predicación y el Combate (GSPC). Violó sus propias leyes. Ocultó información importante a la población, y no dudó en practicar el terrorismo de Estado para acabar con un problema que estaba desangrando el país magrebí. Más de 20 años después de este trágico suceso, la ciudadanía argelina -y francesa- empieza a conocer parte de la verdad. El paso es importante, y demuestra que en Argelia hay mayor sensibilidad sobre cuestiones como la erradicación de la violencia terrorista por medios legales, el respeto a las normas constitucionales y la defensa de los derechos humanos. 

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