La Justicia argelina abandona ante los salafistas al periodista y escritor Kamel Daoud

Paco Soto

Pie de foto: El periodista y escritor argelino Kamel Daoud en París.

Kamel Daoud es un periodista y escritor argelino que colabora con diversos medios de su país e internacionales: Le Quotidien d´Oran, el semanario francés Le Point, Le Monde, el periódico italiano La Repubblica, The New York Times… En Francia, su novela ‘Meursault, contre-enquête’ (Meursault, caso revisado), que se inspira de ‘L´étranger’ (El extranjero) de Albert Camus, ganó el premio Goncourt en 2015. En octubre del año pasado, Daoud fue galardonado con el premio de novela François Mauriac por el mismo libro. Sin embargo, Daoud está solo, muy solo, en su país. La Justicia argelina lo ha dejado desamparado ante la furia de los salafistas. Un tribunal de Orán –la corte de apelación- consideró en su veredicto que no es competente para hacerse cargo del caso que opone a Daoud a un imán salafista, Abdelfattah Hamadache Zeraoui, que lo amenazó de muerte, y acusó al periodista y escritor de “apóstata”, “sionista” y de “combatir el islam”. En Argelia, que un predicador fanático amenace de muerte a un ciudadano no es asunto de poca monta, porque bastante a menudo las amenazas se cumplen. El imán Hamadache justificó su intimidación en nombre de la Sharia, o ley islámica. Daoud lo denunció a la policía y el caso llegó a los tribunales de Orán, donde vive el amenazado.

Predicador condenado

El predicador salafista fue condenado por un tribunal a tres meses de cárcel y una multa de 50.000 dinares, pero recurrió la sentencia. Es por este motivo que el caso Hamadache llegó a la corte de apelación de Orán. Según la agencia APS, los jueces de la corte de apelación de Orán alegaron la incompetencia territorial del tribunal para pronunciar sentencia definitiva. La decisión del tribunal sorprendió al abogado de Daoud, Fodhil Abderrezak porque no esperaba una decisión de esta naturaleza. La sentencia deja al periodista y escritor al pie de los caballos, en este caso salafistas. El periodista de Le Quotidien d´Oran   Houari Barti también se mostró sorprendido de la decisión de la corte de apelación.  Según el abogado defensor de Daoud, el caso será trasladado a un tribunal de Argel. Tras conocer la sentencia de la corte de apelación de Orán, el imán salafista expresó su alegría, porque “hemos vencido a los enemigos de Dios”. El predicador Hamadache, que dirige un pequeño partido islamista, advirtió de que seguirá combatiendo a los que “se burlen del Corán y sus valores sagrados”. Kamel Daoud es un periodista y escritor muy crítico con la situación de la mujer en Argelia y el mundo islámico, y se ha atrevido a cuestionar muchos dogmas islámicos y tabúes sociales. Daoud denunció en un diario “la relación enfermiza con la mujer” en los países árabes y musulmanes, después de las numerosas agresiones sexuales que cometieron presuntamente varios delincuentes de origen musulmán, en Colonia (Alemania), la pasada Noche Vieja. Esto no se lo perdonan los salafistas argelinos. Ha recibido apoyos, sobre todo en Francia, incluso del primer ministro, Manuel Valls.

Pie de foto: Kamel Daoud enseña un ejemplar de su novela ‘Meursaultcontre-enquête’.

Un artículo en La Repubblica

El origen de esta absurda polémica es un texto en La Repubblica que después publicó Le Monde, donde el autor de ‘Meursault, contre-enquête’ afirma que “el sexo es la mayor miseria del mundo de Allah”. El artículo fue muy criticado por islamistas y laicos, que lo acusaron de promover “los estereotipos orientalistas” y la islamofobia. Daoud, cansado de tener que soportar ataques, insultos y amenazas, anunció en su crónica de Le Quotidien d´Oran que “tengo ganas de descansar del periodismo y soñar con la literatura”. El diario francés Libération se hizo la siguiente pregunta: “¿Por qué este escritor, conocido por su libertad de pensamiento ante los islamistas y el poder, se ha visto envuelto en tal controversia?” Probablemente, la respuesta la tengan que dar los propios islamistas radicales en su país, pero también el poder político argelino que promueve ideas y normas de conducta profundamente reaccionarias y se opone a que los ciudadanos puedan debatir libremente y sin ningún tabú sobre el islam. La situación de Francia, donde es cada vez más difícil abordar con racionalidad y sentido común cuestiones como el islam y los musulmanes, tampoco ayuda demasiado a Daoud.

“No acepto que nadie piense en mi nombre”

Kamel Daoud no es un cobarde, sino un hombre valiente que defiende sus ideas y principios con coherencia. Por eso mismo, dijo en un medio: “Mantengo y defiendo lo que escribí sobre nuestras relaciones enfermizas con el deseo, el cuerpo y la mujer… Soy argelino, vivo en Argelia, y no acepto que nadie piense en mi lugar, y en mi nombre”. Manuel Valls dijo del periodista y escritor amenazado de muerte que tiene el mérito de enfrentarse “al fundamentalismo” que quiere “imponer un orden arcaico, acabar con las libertades, someter las mujeres”. En Francia, Kamel Daoud tiene buenos amigos pero también muchos detractores, y no son todos salafistas. Una parte de la inquisitorial intelectualidad de izquierda se ha unido alegremente a la campaña contra el escritor argelino, y lo acusa de “islamófobo”. Sin embargo, Daoud no defiende las posturas ideológicas del periodista y polémico tertuliano Éric Zemmour; ni tampoco se parece a los filósofos Alain Finkielkraut y Michel Onfray, o al escritor Michel Houllebecq. Él es un escritor y periodista argelino que vive en Orán, no en París, rechaza el pensamiento políticamente correcto sobre el islam y la religión musulmana, y se atreve a criticar el islamismo radical y el poder argelino. Ni más ni menos.

Pie de foto: Un grupo de salafistas se manifiesta en las calles de Argel.

Censores inflexibles

Esto es algo que los popes de la intelectualidad izquierdista francesa, que tanto odian y desprecian a la Iglesia católica, no pueden tolerar. Por eso, 19 expertos, historiadores, antropólogos y sociólogos, firmaron un artículo contra Daoud, que llegó a ser redactor jefe de Le Quotidien d´Oran, en Le Monde hace unos meses. Tras la matanza llevada a cabo por Daesh en París el pasado 13 de noviembre, Daoud denunció en The New York Times los vínculos que mantienen Francia y Occidente con Arabia Saudí, una de las cunas del terrorismo yihadista. Antes y después de escribir este artículo, Daoud siguió recibiendo ataques del progresismo galo. El filósofo, novelista y dramaturgo francés nacido en Marruecos Alain Badiou, firmante del artículo en Le Monde, lo acusó de “islamófobo”. Los inflexibles censores y policías del pensamiento de la intelectualidad parisina de verborrea izquierdista y vida placentera y burguesa convirtieron a Daoud en un monstruo racista y antimusulmán. Nada más lejos de la realidad. Como señala la web Páginas Digital, Daoud “expresa críticas feroces y al mismo tiempo amor hacia la cultura a la que pertenece, la del mundo árabe-musulmán”. Frente a tanta ignominia, Daoud manifestó: “En Francia se ha hecho demasiado difícil expresar las propias opiniones”. Es cierto que el autor de ‘Meursault, contre-enquête’ declaró en un programa de televisión en Francia que “mientras Dios sea tan importante, el hombre será secundario”. ¿Y qué? ¿Dónde está el problema?

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