La ministra de la Solidaridad de Marruecos atribuye a la 'codicia' las muertes de Esauira

Paco Soto

Pie de foto: La ministra marroquí de la Solidaridad, la Igualdad, la Familia y el Desarrollo Social, Bassima Hakkaoui.

La ministra marroquí de la Solidaridad, la Igualdad, la Familia y el Desarrollo Social, Bassima Hakkaoui, hizo unas declaraciones sobre la avalancha humana que durante un reparto de comida caritativo en la localidad de Sidi Boulalam, en la provincia de Esauira, causó la muerte de 15 mujeres hace unos días que podrían parecer una broma de mal gusto, si no fuera por la gravedad del asunto. Hakkaoui declaró durante una conferencia regional que la causa principal de las 15 muertes no es la pobreza, la desidia, la ausencia de un Estado del bienestar en Marruecos, sino la “codicia” de los marroquíes. “Ha llegado el momento que [los marroquíes] aprendan a organizarse y hacer cola como en los países desarrollados”, dijo la ministra de la Solidaridad. Solo le faltó decir que los marroquíes tendrían que tener el mismo nivel de renta que los daneses o los noruegos, y así evitarían tener que hacer cola durante horas para recibir alimentos de primera necesidad.

Las familias de las víctimas no tardarán en reaccionar a estos propósitos tan frívolos e insolidarios con los sectores más humildes y vulnerables de la sociedad marroquí, cuyos índices de pobreza y desigualdad son de los más elevados del denominado mundo árabe. Los defensores de la ministra Hakkaoui aseguraron que sus palabras fueron mal interpretadas. Muchos militantes de la formación gobernante donde milita la ministra, el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), piensan lo contrario y están escandalizados. “Siento vergüenza de que esta señora sea ministra de temas sociales y milite en el mismo partido que yo. Siento vergüenza y rabia. Esta señora vive en una casa fantástica, rodeada de criadas, gana un buen sueldo y no sabe lo que es irse a la cama sin cenar. Pero millones de marroquíes no tienen tanta suerte, y se levanta cada día haciéndose la siguiente pregunta: ¿Hoy, que voy a comer y qué les voy a dar de comer a mis hijos?”, declaró a un medio digital Mohamed, militante de base del PJD en la ciudad de Salé, cerca de Rabat.

Pie de foto: Familiares de las víctimas de Sidi Boulalam lloran a sus muertos.

Indignación y descontento

Por su parte, Hasan, votante del PJD, residente en Rabat y camarero en una cafetería del centro de la ciudad, manifestó su “indignación por lo que ha dicho la señora ministra. Se supone que el PJD es un partido social que gobierna para mejorar el bienestar de los marroquíes. Si no es así, dejaré de votar por el PJD y lo haré por otro partido”. Larbi Ben Malek, sociólogo de profesión que trabajó de temporero en la comunidad valenciana y Andalucía, interpretó las palabras de la ministra como “producto de una persona que pertenece a una casta política alejada de la realidad social de Marruecos. Ella no tiene ni idea de cómo viven muchos marroquíes.

Confunde las cifras macroeconómicas con la triste realidad social del país. Es cierto que en los últimos años la situación socioeconómica ha mejorado notablemente; ahora tenemos una clase media urbana bastante consolidada y algunos sectores de trabajadores han mejorado su nivel de renta y capacidad de consumo: Pero seguimos teniendo millones de pobres que en muchos casos no tienen ni para comer. Las 15 mujeres muertas en Sidi Boulalam son la consecuencia de que Marruecos sigue siendo un país subdesarrollado”.

Recomendaciones de El Othmani

Las declaraciones de la ministra Bassima Hakkaoui, que tiene por costumbre hablar sin reflexionar antes sobre lo que va a decir, no gustaron al primer ministro islamista y nuevo secretario general del PJD, Saad Eddine El Othmani, un político que, además de honrado, se caracteriza por la prudencia, la moderación y la capacidad de diálogo. El Othmani recomendó a los poderes públicos llevar a cabo una política de bienestar social -que él llamó de “caridad”, siguiendo la vieja tradición islámica- efectiva y que evite dramas e incidentes como los de Sidi Boulalam.

Varios altos cargos públicos y policiales han sido destituidos o están siendo investigados por la Justicia después de las muertes de Sidi Boulalam, “lo que demuestra –según el sociólogo Ben Malek- que no se hicieron las cosas bien en este reparto de comida para familias humildes.”. “Hay que exigir responsabilidades políticas”, reclamó un militante de Rabat de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH).

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