La OPEP impulsa el precio del barril de petróleo

Henar Hernández

Pie de foto: El ministro de Petróleo de Venezuela, Manuel Quevedo, pronuncia el discurso de apertura de la 176ª reunión de la Conferencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena, Austria. AFP/JOE KLAMAR

La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se ha reunido en Viena para acordar extender el recorte de la producción de crudo actual – pactado en la conferencia anterior – hasta el 31 de marzo de 2020, con el objetivo de mantener más alto el precio del barril de crudo. La decisión se ha tomado como consecuencia de la evolución del mercado del petróleo, marcada por tres factores: en primer lugar, la revisión a la baja del crecimiento de la demanda, hasta alcanzar los 1,14 millones de barriles por día (mb/d), una cifra que implica una reducción de 70.000 mb/d en comparación con las estimaciones previas. En segundo lugar, el crecimiento de la producción mundial de crudo, que en 2018 se había incrementado en un 1,6% en relación con el año anterior, de acuerdo con el Boletín Estadístico Anual (ASB, por sus siglas en inglés de la OPEP). En este contexto, cabe destacar que Estados Unidos se ha configurado como el principal país productor de petróleo, con 10,96 mb/d, seguido de Rusia (10,53 mb/d) y Arabia Saudí (10,32 mb/d), siendo esta la primera nación productora de la OPEP.

En tercer lugar, es necesario considerar la alta volatilidad de los precios del petróleo registrada en los mercados en las últimas semanas, primero a la baja y recientemente con una tendencia al alza. Así, el mes de mayo cerraba con el mayor desplome de los precios del petróleo, en concreto, del barril de Brent – referencia para Europa – desde el pasado mes de noviembre, llegando a valores cercanos a los 60 dólares (63 euros). Esto también supuso el peor resultado de un mes de mayo en los últimos siete años. Sin embargo, tras los últimos episodios de tensiones en el golfo Pérsico, el precio del barril se ha afianzado por encima de los 60 dólares. Esto se ha materializado, por un lado, con el ataque a dos petroleros, uno noruego y otro japonés, en el golfo de Omán el pasado 13 de junio, cuando el valor del barril experimentó una subida de un 4%; y, por otro lado, con el derribo por parte de Irán de un avión no tripulado estadounidense en el estrecho de Ormuz el pasado 20 de junio, que provocó que el precio se disparara en un 5%, hasta alcanzar los 64,5 dólares.

Pie de foto: El ministro de Petróleo de los Emiratos Árabes Unidos, Suhail Mohamed Al Mazrouei, conversa con periodistas al comienzo de una reunión de la OPEP en Viena, Austria, el 1 de julio de 2019. REUTERS/LEONHARD FOEGER

Esta reacción causa-efecto tiene lugar por la importancia estratégica del lugar escogido como campo de batalla: el estrecho de Ormuz, de 280 kilómetros de longitud y 33 kilómetros de ancho, se configura como la principal vía marítima del mundo por la que pasa cerca del 30% del comercio global del petróleo, esto es, unos 18,5 millones de barriles al día (mb/d), según datos de la Administración de Información de Energía de EEUU (EIA, por sus siglas en inglés). Asimismo, esta vía es indispensable para el negocio mundial de crudo, pues con un consumo global situado en los 100 mb/d, esto implica que alrededor de una quinta parte del petróleo pasa por esta ruta.

Con todos estos factores sobre la mesa de la reunión de este lunes, la organización adoptó la medida de mantener el recorte en la producción, una decisión que también fue tomada ante el temor de que el precio del barril de crudo cayera hasta los 50 dólares en este contexto de volatilidad. Llegar hasta este valor acarrearía diversas consecuencias, como ha recogido Bank of America Merill Lynch. Si bien esta institución bancaria establece que “la historia sugiere que los precios bajos sostenidos son buenos para el crecimiento”, un valor del barril de crudo de 50 dólares o menos, provocaría efectos negativos a corto plazo como devaluaciones de divisas, préstamos inestables, impagos en créditos o ganancias a la baja, entre otras consecuencias. Del mismo modo, también se verían golpeados los mercados de renta fija a medio plazo y las expectativas de inflación en Europa y Estados Unidos se incrementarían. 

Atendiendo a los efectos sobre los Estados, Bank of America Merill Lynch dibuja un escenario: los principales perjudicados serían los países exportadores, como Arabia Saudí, Rusia, Nigeria y Canadá, mientras que otros países, consumidores, como China, India, Corea, Japón, Polonia, Holanda y España saldrían ganando. Otro grupo de Estados conformado por Brasil, Indonesia y México se enfrentarían a “un modesto golpe en sus balances comerciales”.

Pie de foto: El ministro de Petróleo de Arabia Saudita, Khalid Al-Falih, conversa con periodistas al comienzo de una reunión de la OPEP en Viena, Austria, el 1 de julio de 2019. REUTERS/LEONHARD FOEGER

Por ello, el rol que adoptan los países en este tablero es crucial, al estar influenciados por otro tipo de intereses nacionales económicos. Hilándolo con el resultado de la reunión de la OPEP, Estados Unidos podría constituirse como el gran vencedor en este escenario: los recortes a los que los países de la organización se someterán, junto con otras naciones productoras que conforman el acuerdo OPEP+, como Rusia o México, permite que EEUU, fuera de este conglomerado, gane cuota de mercado. De hecho, a principios de junio, el Departamento de Energía estadounidense (EIA, por sus siglas en inglés), anunciaba este lunes que la producción de petróleo del país norteamericano en el primer trimestre de 2019 se había incrementado en 1,5 mb/d – obteniendo 11,8 millones en total – con respecto al mismo periodo del año anterior.

En este punto, cabe destacar que otros tres actores, Libia, Irán y Venezuela, están exentos de sumarse al recorte de la producción, pues su capacidad se ha visto limitada de forma involuntaria por las circunstancias nacionales que les envuelven. En el caso de Libia, sobresale la pugna por el control del crudo en medio de la ofensiva del mariscal Jalifa Haftar sobre Trípoli. Por su parte, Irán padece los efectos de las sanciones estadounidenses y, en concreto, del anuncio del fin de las exenciones a la compra de crudo iraní de las que disfrutaban ocho países. En último lugar, cabe mencionar la situación de Venezuela, donde las sanciones de EEUU han provocado que la producción de crudo en el país latinoamericano haya descendido un 36,4% desde enero de 2019. 

Pie de foto: El ministro de Petróleo de Venezuela, Manuel Quevedo, junto al Secretario General de la OPEP, Mohammad Barkindo, al inicio de una reunión de la OPEP en Viena, Austria, el 1 de julio de 2019. REUTERS/LEONHARD FOEGER

Las reacciones tras la reunión de la OPEP

Con el anuncio de la extensión de los recortes de la producción de crudo, el precio del barril de petróleo – en concreto del Brent y del WTI, extraído en EEUU – ha comenzado a revalorizarse. En esta línea, y de acuerdo con Funds&Markets, “las tensiones geopolíticas, la tregua temporal entre China y Estados Unidos y la reunión de la OPEP son tres pilares en los que se apoya la subida del petróleo registrada en las últimas horas”. De mantenerse este incremento, el precio del barril podría lograr los 70 dólares, un valor casi olvidado en los últimos tiempos, e, incluso, los 75 “en un periodo de tiempo relativamente corto”, como apunta el jefe de Inversiones de Vontobel Asset, Jon Andersson.

Analizando por separado los tres pilares que definen la subida del precio del petróleo, cabe destacar, por un lado, que las tensiones geopolíticas en Oriente Medio influyen, de forma determinante, en las fluctuaciones del valor del barril. Yahia Rahim Safaví, asesor militar del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, aseguró, a principios de junio, que un conflicto abierto en el golfo Pérsico empujaría “los precios del petróleo por encima de los 100 dólares”, lo que sin embargo no podría “ser tolerado por Estados Unidos, Europa, Japón y Corea del Sur”. 

Pie de foto: El ministro de Petróleo de Irán, Bijan Namdar Zanganeh, asiste a la 176ª reunión de la Conferencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y a la 6ª reunión de los países de la OPEP y de otros países el 1 de julio de 2019 en Viena, Austria. AFP/JOE KLAMAR

Estas declaraciones van de la mano con el recién desafío de Irán al acuerdo nuclear, pues este lunes se confirmaba que el país persa había superado el límite el límite de la reserva de 300 kilos de su hexafluoruro de uranio enriquecido pactado en el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA, por sus siglas en inglés). EEUU, a través de la Casa Blanca, ha mostrado su arrepentimiento por “permitirle a Irán, bajo el acuerdo nuclear, enriquecer uranio a cualquier nivel” y ha comunicado que ahora, tras este anuncio, “la presión máxima sobre el régimen iraní continuará hasta que sus líderes modifiquen su curso de acción”. 

Por otro lado, la aparente tregua en la guerra comercial de China y EEUU alcanzada tras la cumbre del G-20 celebrada en Osaka, Japón, entre el 28 y el 29 de junio, también está contribuyendo a lograr una estabilidad que permite la subida de los precios del barril de crudo. En el marco de ese vento, el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron y acordaron, entre otras medidas, el restablecimiento de las relaciones de EEUU con el gigante de telecomunicaciones Huawei y la no imposición de futuros aranceles a China por parte estadounidense. No obstante, es necesario recordar que las negociaciones sobre un nuevo acuerdo comercial bilateral entre ambos países siguen todavía en el aire y que, como consecuencia de esto, la aparente estabilidad podría devenir en inestabilidad.

La reunión de la OPEP, que ha sido presidida por el ministro de Petróleo de Venezuela, Manuel Salvador Quevedo Fernández, se ha celebrado finalmente este 1 de julio en Viena, después de que se aplazase a petición de Rusia y Arabia Saudí – estaba prevista inicialmente para el 25 de junio – una solicitud que fue rechazada por Irán, Argelia o Kazajistán, entre otros países. Los motivos que alegaron para retrasar el encuentro es que era necesario que transcurriese la celebración de la cumbre del G-20, pues en ella se podrían lograr acuerdos y entendimientos que aportasen una estabilidad, que influiría, a su vez, en las decisiones que se adoptasen en la reunión de la OPEP, donde también se ha establecido que el próximo encuentro de la organización tendrá lugar el 5 de diciembre de 2019.

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