La oposición rechaza al nuevo poder militar de Burkina Faso

Por Lorenzo Medina
Foto: El teniente coronel del Ejército Isaac Zida, uno de los nuevos hombres fuertes de Burkina Faso.
 
La oposición y el conjunto de la  sociedad civil de Burkina Faso, donde el presidente, Blaise Compaoré, tuvo que abandonar el poder debido a las presiones militares y populares, rechazan al nuevo hombre fuerte del país africano, el teniente coronel Isaac Zida, de 49 años. Zida, exnúmero dos de la guardia presidencial, consiguió imponerse al jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Honoré Naberé Traoré, tras recibir el apoyo “por unanimidad” de los altos mandos militares. Tras la marcha de Compaoré, el  general Honoré Naberé Traoré, asumió el nuevo Gobierno y anunció la celebración de elecciones en un breve espacio de tiempo. “Declaro el vacío de poder, con el fin de permitir una transición que debería terminar con elecciones libres y transparentes en un plazo máximo de 90 días”, manifestó el militar en un comunicado. Pero el domingo, seguían las peleas internas dentro del Ejército entre diversas facciones, y por la tarde nadie sabía a ciencia cierta el nombre del nuevo mandatario de Burkina Faso. Según diversos medios, se oyeron tiros cerca de la ORTB  cuando grupos de manifestantes intentaron ocupar las instalaciones de esta televisión pública. El general Kouamé Lougué  se presentó en televisión como el nuevo jefe del Estado. Opositores activos y simples ciudadanos convocaron una manifestación en Ouagadougou –capital del país- para protestar contra “la confiscación” del poder por parte de los militares. El opositor Zephirin Diabré, de la Unión por el Progreso y el Cambio (UPC),  aseguró que nadie había elegido todavía al nuevo presidente de la transición. Los militares indicaron, sin precisar, que esta transición se haría de manera democrática y concertada con la oposición y la sociedad civil. Gran parte de la población  no se lo cree, y así lo expresaron miles de personas en la Plaza de la Nación de Ouagadougou. “La victoria tras la insurrección popular pertenece al pueblo, y por ende la gestión de la transición le pertenece legítimamente y no debe ser confiscada por el Ejército”, señalaron  los partidos opositores y las asociaciones de la sociedad civil en un comunicado. Por su parte, la Unión Africana (UE) urgió  a “los actores políticos y a la sociedad civil de Burkina Faso a trabajar juntos” para “acordar una transición civil e inclusiva antes de celebrar, también lo más rápido posible, elecciones libres”. Otros organismos internacionales pidieron a los militares y la oposición que se pongan de acuerdo para evitar la violencia e iniciar un proceso de transición. 
 
Compaoré, en  Costa de Marfil 
Después de varios días de revueltas populares, que dejaron una treintena de muertos y un centenar de heridos, según la oposición, Blaise Compaoré, que quería cambiar la Constitución para permanecer en el poder tras 27 años de sucesivos mandatos, se refugió con su familia en Costa de Marfil, en una residencia estatal para huéspedes extranjeros. Mientras, el colectivo juvenil  Movimiento Ciudadano, que lideró la revuelta contra Compaoré, hizo llamamientos a la calma y movilizó a  grupos de personas para limpiar las calles de  Ouagadougou y de Bobo Dioulasso, en el sur del país, de los restos de las batallas campales vividas los días precedentes. Evitar los saqueos y la violencia sin límites es el objetivo de este colectivo y de otros grupos opositores. Muchas tiendas abrieron sus puertas, pero sus propietarios no ocultaron su temor a más violencia y desórdenes. El descontento popular se ve y se nota en todas partes. La mayoría de la población no quiere que los militares piloten la transición.  “Reclamamos un civil al frente del Estado  y nos juntaremos en las calles para decir no al poder militar”.  señaló Salif Ouedraogo, un agente de seguros de 38 años. “Aquellos que no quieren un militar en el poder, ¿a quién quieren?”, se preguntó, por su parte, Gildas Zongo, un estudiante de 25 años, quien subrayó la ausencia de alternativa política creíble, tras los 27 años de régimen Compaoré. Una de las primeras decisiones del poder militar fue  la reapertura de las fronteras aéreas, pero no de las terrestres.  La caída de Compaoré, que llegó al poder tras un golpe de Estado en 1987, supone un aviso para otros presidentes africanos que podrían tener la tentación, como él, de enmendar la Constitución para mantenerse al mando. Cuatro países -República Democrática del Congo, Burundi, República del Congo y Benín- se estarían planteando revisiones similares.
 
 

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