La rivalidad entre Irán y Arabia Saudí más allá de Oriente Medio

Alexandra Dumitrascu

Foto: La mezquita que alberga el Centro Cultural Islámico Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas Rey Fahd de Buenos Aires (Argentina) es la más grande de América Latina

A pesar de que la población que profesa el islam en América Latina apenas llega a representar el 1% en la mayor parte de los países de la región, en el subcontinente hay más de 150 instituciones islámicas. Algunas ciudades, como São Paolo en Brasil, albergan nada menos que diez mezquitas, y Buenos Aires es la capital que goza del privilegio de cobijar el mayor lugar de culto para la comunidad musulmana, el Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas Rey Fahd, una impresionante edificación arquitectónica que ocupa 2000  m2 y que tiene una capacidad para más de 1500 personas.

La presencia musulmana en América Latina se remonta al siglo XVI, con la llegada de andaluces profesantes del Islam, y gran parte de esclavos africanos procedentes de la costa oeste africana, una vez asentados los Imperios español y portugués en la región. No obstante, la comunidad más importante está constituida por los musulmanes de origen sirio, libanés y palestino, principalmente, que llegaron través de migraciones masivas en el siglo XIX. Aunque en un principio, el veto a profesar el culto y la falta de instituciones islámicas contribuyeron a la pérdida cultural y religiosa de numerosas familias, con el tiempo, distintas circunstancias han hecho que el Islam resurgiera y se multiplicara en la región.

A nivel institucional, los principales promotores de asegurar la existencia de diversos organismos que se encargaran de la promoción de la fe islámica en América Latina fueron una vez más Arabia Saudí e Irán, que han hecho de la región el escenario, fuera de Oriente Medio, más propicio para la rivalidad histórica que les enfrenta.

La sombra de la guerra fría que llevan a cabo desde 1979, una vez instaurada la República Islámica en Irán, si bien en Oriente Medio es más evidente, en América Latina forma parte de un proceso sutil que se traduce, fundamentalmente, en relaciones diplomáticas y en el impulso de distintas instituciones islámicas pensadas, presuntamente, a dotar a las diversas comunidades musulmanas latinoamericanas de mecanismos necesarios que les ayude a recuperar los vínculos seculares con el Islam.

Irán: oportunidades tras la Revolución Islámica

El aislamiento a nivel internacional que le costó a Irán tras la Revolución de 1979, y las posteriores sanciones impuestas por Estados Unidos y otros estados occidentales, han hecho que éste buscara nuevas oportunidades a nivel internacional. El hueco dejado por Estados Unidos en Latinoamerica ha sido aprovechado al máximo por Irán, que ha hecho de la región una prioridad en lo que tiene que ver las relaciones exteriores fuera de Oriente Medio. Una prueba de la importancia que representa el subcontinente  para el gobierno iraní lo constituye la cadena televisiva pública Hispan TV, fundada en 2011. Aunque con sede en Madrid, la cadena de habla española tiene corresponsales en toda América Latina y tal como apuntó el ex presidente Mahmud Ahmadineyad en la inauguración del medio, el canal fue creado como “instrumento para establecer mejores lazos entre el pueblo y el Gobierno de Irán con las naciones de habla hispana” y para “limitar la supremacía de aquellos que quieren dominar”.

Gracias al gobierno de Venezuela, principalmente, pero también al de Ecuador o  de Argentina, Irán ha podido aliviar durante más de tres décadas su estrangulada economía a través de esquemas que han permitido esquivar, o directamente incumplir, las sanciones que padecía. Las buenas relaciones del presidente Ahmadineyad, con determinados mandatarios de la región, unidos especialmente por un fuerte resentimiento contra Estados Unidos, ha permitido la multiplicación de las relaciones políticas, diplomáticas y económicas de Irán a través de América Latina. A nivel comercial, Irán ha mostrado un fuerte interés por la importación de carne bovina desde América Latina, a pesar de que el consumo de carne en el país islámico es de apenas 11 kilogramos por persona al año. En este sentido, Brasil es en la actualidad el principal exportador de carne bovina hacia Irán, aunque éste se ha mostrado asimismo interesado en la importación de este producto también de Uruguay y de Colombia.

De forma informal, la presencia de Irán en Latinoamérica se ha traducido en una serie de actividades culturales y religiosas promovidas por el famoso clérigo Hoyat-ol-Islam Mohsen Rabbani que, en más de una década, ha llevado a cabo una labor propagandística por toda América Latina, impulsando la creación de diversas instituciones de corte chií en la región. De acuerdo, con una investigación llevada a cabo por el ex fiscal argentino, Alberto Nisman, fallecido en circunstancias aún sin determinar a principios de 2015, Mohsen Rabbani, que fue ex agregado cultural en la Embajada de Irán en Buenos Aires, sería el cerebro de los atentados a la Asociación Mutua Israelita de Argentina (AMIA) de los años 90. Su presunta implicación ha hecho que en este momento sea uno de los hombres más buscados por INTERPOL.

De acuerdo con determinadas investigaciones a nivel internacional, el principal objetivo de Irán en América Latina a lo largo de las últimas tres décadas ha sido la creación de redes que permitieran la exportación de la revolución islámica en la región. La Universidad Internacional Al Mustafa de Qom, creada en 2007, es una de las más importantes instituciones de enseñanza de los fundamentos chiíes que goza de numerosas escuelas islámicas y centros religiosos franquiciados también en la región. Desde su fundación, más de 50.000 graduados han salido de sus centros, preparados a difundir un Islam de corte chií a nivel internacional. Un ejemplo de ello lo encontramos en Javier Alejandro Oyarzún Vega, un converso chií chileno que, tras estudiar en Al Mustafa, abrió su propio centro islámico en Puerto Montt (Chile).

En la actualidad, el gobierno iraní ofrece diversas becas a estudiantes de la región, estas concesiones llegando incluso hasta Cuba, en donde, a finales de 2015, el gobierno iraní se ha mostrado abierto para brindar beca a todo cubano que esté interesado en aprender farsi, el idioma oficial de la república islámica.

Arabia Saudí y la tradición de la financiación

A finales de 2015, Arabia Saudí alojó la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países Árabes (ASPA), un encuentro de alto nivel que reúne a 43 países de ambas regiones, y que fue inaugurado en 2005 con la intención de promover la cooperación y el diálogo entre los países participantes. En el marco del encuentro, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, Adel al-Yubair expresó el deseo de que el acercamiento de los países que reúne la Cumbre “aumente el aislamiento de Irán en el mundo”. Y para contrarrestar la influencia de Irán en los países latinoamericanos, el país de corte wahabí ha manifestado en ocasiones su aspiración a estrechar lazos con América Latina. En este sentido, el 11 de noviembre de 2015 el Rey saudí, Salmán bin Abdulaziz, mantuvo una reunión con el presidente Nicolás Maduro en orden a fortalecer los “lazos de hermandad” entre los dos estados, aunque lo único que los une es la pertenencia de ambos en la OPEP, siendo Arabia Saudí el mayor productor de petróleo del mundo, y Venezuela el país con las mayores reservas, respectivamente. Una estrategia que permitiría estabilizar el precio del crudo sería beneficiosa para ambos países, que comparten la crisis generado por el desplome del importe del barril.

No obstante, coincidiendo con el mes de la celebración de la Cumbre en Riad, bajo el propósito de contrarrestar los efectos que tal reunión pudiese tener, Irán llevó a cabo una gira que se prolongó hasta diciembre a través de varios países latinoamericanos, para reafirmar el deseo de la república islámica de profundizar en los lazos con los países de Latinoamérica.

Consciente del hueco con el que se estaba empezando a forjar Irán en América Latina, gracias principalmente a su capacidad material, Arabia Saudí se ha encargado a lo largo de los últimos años a financiar la construcción de grandes mezquitas y centros islámicos en suelo latinoamericano, amoldando con ello la identidad de la mayor parte de los musulmanes de la región. Aunque, al igual que Irán, desde sus prestigiosas universidad, tal como Al Azhar de Egipto o Al Medina de Arabia Saudí también han partido representantes hacía países latinos para difundir un Islam de corte wahabí, que poco difiere en sus prácticas con el que comulga su rival.

Una de las principales mezquitas de la región está ubicada en Buenos Aires. Aprovechando la donación de más de 30.000 m2 de tierra en la costosa zona de Palermo de la capital bonaerense, por parte del expresidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, descendiente de sirios. El reino saudí financió la elevación de la mayor mezquita de América Latina,  Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas Rey Fahd, una especie de franquicia que guarda un modelo fiel a las que ya había en Sarajevo y Edimburgo. Anteriormente a su inauguración al público en el año 2000, la mezquita Ibrahim al- Ibrahim de Caracas, también financiada por el reino saudí, se erigía como el lugar de culto más grande  para los musulmanes de Latinoamérica.

México, Uruguay, Chile, y hasta países más pequeños como Surinam o Trinidad y Tobago, entre otros, también albergan numerosas mezquitas y centros islámicos, financiados principalmente por Arabia Saudí.

Ningún país de América Latina carece en la actualidad de alguna mezquita, por muy insignificante que sea la población musulmana que aloja. Además es muy habitual, que los países, o incluso algunas ciudades, tengan más de una mezquita, en su mayoría para los profesantes de corte suní. Tal es caso de Ciudad del Este,  Paraguay, en donde a finales de 2015 se estrenó una nueva mezquita, Mezquita del Este Alkhaulafa Al-Rashdeen, siendo la tercera que se erige en la famosa ciudad ubicada en la Triple Frontera que alberga a una comunidad de alrededor de 7.000 musulmanes.

Tal como queda patente, la presencia de Irán y Arabia Saudí en América Latina hace pensar que la región también es escenario de la disputa que se origina entre ambos en Oriente Medio. Tanto uno como otro tienen como objetivo difundir dentro de un proyecto global sus respectivas visiones del Islam, que en los dos casos promulga  el ortodoxismo radical de la fe islámica. 

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