La UE pide a Turquía que incremente el control en sus fronteras

Irene Infante

Ante la llegada de miles de migrantes y refugiados a Grecia y Turquía y la aparente inacción de Europa, los principios básicos en torno a los cuales se constituyó el proyecto europeo están quedando en entredicho.

A principios de 2015, y muy especialmente durante el verano de ese año, organizaciones como ACNUR exigieron una respuesta “efectiva e inmediata por parte de la UE” a este drama, y alertaron de que la situación empeoraría con la llegada del invierno. Y así ha ocurrido.

Las medidas tomadas por la Unión de forma multilateral, como los cupos de reubicación de personas, se han ido incumpliendo, y han dado paso a medidas unilaterales, que en muchas ocasiones vulneran el Derecho Internacional Humanitario, con el cierre de fronteras por parte de algunos países de Europa, así como la construcción de muros y alambradas para frenar la llegada de los refugiados. De este modo, la “solidaridad de hecho”, principio fundacional de la UE, está quedando enterrada con la llegada de miles de personas que huyen de la guerra.

Por este motivo se ha convocado una cumbre en Bruselas, que reúne a los representantes de los veintiocho países de la Unión Europea y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, y trata, una vez más, la cuestión de los refugiados. La reunión bilateral de la delegación turca y la UE dará paso a un Consejo Europeo para analizar las consecuencias del cierre de fronteras por parte de algunos socios comunitarios.

En esta ocasión, quizá la emergencia humanitaria en Grecia conlleve medidas que faciliten la acogida de miles de vidas en el Viejo Continente. Por su parte, el presidente griego Alexis Tspiras, ha apelado a Europa a recobrar el “sentido común” y a no buscar una “Europa fortaleza”, y ha recalcado su petición de reparto equitativo y solidario de las obligaciones de acogida por parte de los países miembros europeos.

Peticiones a Turquía para que incremente el control en sus fronteras

Sin embargo, parece que las intenciones de los veintiocho se focalizan en pagar y presionar a Turquía para que incremente el control en las fronteras, y no permita acceder a más personas al continente, ante lo que algunos califican como una “avalancha de refugiados”.

De este modo, la cumbre marcará las directrices del plan de acción acordado en octubre con Turquía, cuando se estipuló que la UE desembolsaría 3.000 millones de euros a Ankara, con el fin de que atendiese a los solicitantes de asilo en su territorio y descendiese de forma significativa el número de refugiados que intentan acceder a la UE.

Sin embargo, no es Europa la única que presenta sus exigencias. Mientras que la Unión alaba el visto bueno de Turquía a la patrulla de sus aguas por parte de embarcaciones de la OTAN para hundir los barcos de los traficantes de personas y la acogida de más de 4 millones de refugiados en su territorio, Turquía pretende a su vez que los turcos viajen por el continente sin necesidad de visado. Ya lo advirtió el ministro turco de Relaciones Turquía UE, Volkan Bolzkir, señalando que “si el acuerdo de readmisión de refugiados entra en funcionamiento y la eliminación de visados no se realiza en ese período, tenemos el derecho de anular el pacto según el acuerdo de readmisión. Un acuerdo está ligado al otro".

Los ‘migrantes económicos’, sin cabida en Europa

Asimismo, en palabras de Donald Tusk, Europa pretende que Turquía readmita a los “migrantes económicos”, que no pueden ampararse bajo la protección del estatuto de refugiado. Y es que, ante los diversos acuerdos hispano-marroquíes en materia de inmigración, numerosos marroquíes, argelinos y tunecinos han viajado hasta Turquía para intentar acceder al continente europeo desde allí, con la esperanza de poder hacerse pasar por sirios. A estas personas se dirigía Tusk la pasada semana, cuando apeló a todos los migrantes económicos “a no viajar a Europa. No crean a los contrabandistas. No arriesguen su vida y su dinero. No va a servir para nada".