Libia celebra elecciones generales para frenar la anarquía y el terrorismo

Por Mohamed Sahli
Foto: Las elecciones legislativas en Libia se celebran en un contexto de caos político y violencia terrorista.
 
Libia celebró este miércoles las segundas elecciones generales desde la caída del régimen dictatorial de Muamar Gafafi en 2011. Libia,  que vive una situación de caos político, económico y social, divisiones territoriales y tribales, malestar militar y acoso de los grupos terroristas, busca con estos comicios dar un poco de estabilidad interna y apaciguar el descontento de la población. Estados Unidos y la Unión Europea (UE), que son los dos grandes socios occidentales de Trípoli, buscan lo mismo, pero tanto Washington como Bruselas son conscientes de que no le será fácil a Libia enderezar la situación política y social. La UE califica la transición libia a la democracia de “altamente crítica” y teme que el clima pre-bélico que vive el país degenere en guerra civil. Es también lo que sospechan los tres países que ayudaron a los rebeldes libios a derrocar a Gadafi, Estados Unidos, Reino Unido y Francia. En el mejor de los casos, según dice un observador político libio a Atalayar, “las elecciones serán un nuevo paso en el proceso que se inició hace dos años, cuando el país acabó con el tirano y eligió su primer Parlamento democrático, pero no conseguirán consolidar  mínimamente la transición. Hay muchos problemas por resolver, mucha división y mucha violencia y el Estado es débil”. La situación económica del país es grave y genera inestabilidad. En Trípoli, según fuentes contactadas por Atalayar, muchas gasolineras han cerrado porque se les agotó el combustible o fueron atacadas por milicias armadas. Libia se ve en la obligación de importar gasolina desde hace varios años. En la actualidad, estas importaciones le cuestan al país unos 3.000 millones de euros. Sólo unos pocos intermediarios desaprensivos se han enriquecido con este negocio. “Es increíble que pueda ocurrir una cosa así en un país productor de petróleo”, dice el citado observador político. En Bengazi, la gran urbe del Este del país, las tropas del general golpista Khalifa Hafter y las milicias yihadistas de Ansar al-Sharía se combaten desde el pasado 16 de mayo, y aunque prometieron un alto el fuego el día del escrutinio, muchos libios no confían en ello. La seguridad del país no está garantizada por el Estado. El Congreso General Nacional (Parlamento) que salga elegido de los comicios del 25 de junio tendrá una andadura legislativa corta, porque tendrá que disolverse cuando el proyecto de Constitución que elabora una comisión sea sometido a referéndum. Por tanto, la gran batalla legislativa será en 2015.
 
Liberales versus islamistas
Las dos grandes corrientes que se enfrentan en estos comicios son los liberales y laicos pro-occidentales y los islamistas. “Creo que los islamistas, que han perdido el poder en Egipto y Túnez, lo tendrán difícil en Libia”, pronostica Guma al-Gamaty,  antiguo opositor a Gadafi. La rama libia de los Hermanos Musulmanes está bien organizada, tiene apoyo popular y capacidad de maniobra y unos aliados salafistas que las fuerzas opuestas al islamismo político no pueden ignorar. Las primeras elecciones democráticas de julio de 2012 fueron ganadas por los liberales de la Alianza de Fuerzas Nacionales de Mahmud Jibril, quien logró llegar a acuerdos con jefes tribales y antiguos gadafistas. El acuerdo duró poco tiempo, hasta mayo de 2013. Desde entonces, el Parlamento ha vivido grandes divisiones y está prácticamente paralizado. Desde el pasado mes de febrero, tres primeros ministros se han turnado en el puesto. El último fue Ahmed Maitiq, un empresario de Misrata que tiene buenos apoyos en el sector islamista del Parlamento,  pero no es aceptado por el ala liberal. El propio Tribunal Supremo declaró inconstitucional su elección, porque sólo tuvo el apoyo de 113 diputados, en lugar de los 121 legalmente exigidos. Muchos libios no están motivados para ir a votar a los 200 diputados de la Cámara; sólo 1,5 millones de libios de los 3,5 millones de votantes del censo se inscribieron para poder acudir a las urnas. 
 
Dificultades para votar
Muchos ciudadanos no pudieron inscribirse en el censo, porque desde algunas zonas del país donde actúan  milicias armadas y  grupos yihadistas  es muy difícil viajar hasta Trípoli. La propia capital es escenario de enfrentamientos entre grupos islamistas radicales y los seguidores del general Hafter desde el 16 de mayo. La administración también cometió muchos errores en la preparación de la jornada electoral, como así lo reconoció el presidente del Parlamento, Ezedin al-Awami. Estados Unidos puso en marcha un dispositivo para evacuar a su personal diplomático si la situación lo requiere después de las elecciones y Argelia y Túnez reforzaron sus fronteras con Libia. Así las cosas, la ONU consideró que los comicios pueden ser “un paso importante en la transición en Libia hacia un gobierno democrático y estable”. El portavoz de las fuerzas leales al poder aseguró que los uniformados “golpearán con un puño de hierro a quien intente atentar contra el proceso electoral”. Y mientras Libia acude a las urnas, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, finalizó su viaje a Irak, donde exigió al primer ministro chií, Nuri al-Maliki, que forme un nuevo gobierno más representativo de la realidad del país, y al presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, le pidió que se incorpore a  ese ejecutivo. Para Estados Unidos, un nuevo gobierno en Bagdad podría frenar el avance de los grupos yihadistas. En Egipto, el presidente y exgolpista Abdelfatah el-Sisi se negó a indultar a los tres periodistas de la cadena catarí ‘Al Yazira’ que fueron condenados a varios años de prisión por colaboración con el terrorismo. El-Sisi ignoró las críticas occidentales a esas condenas.
 

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato