Los grupos armados del norte de Malí firman un acuerdo a favor de la paz

Por Lorenzo Medina

Foto: Un grupo de representantes de los movimientos armados que han firmado la declaración de Uagadugú.

Los seis principales grupos armados del norte de Malí firmaron hace unos días en Uagadugú (Burkina Faso) una declaración común cuyo objetivo es poner fin a las divisiones y desacuerdos y desbrozar el camino hacia el fin de la violencia armada y a favor de  la paz. Dichos grupos se reunirán en Argel este lunes 1 de septiembre para reiniciar negociaciones de paz con el Gobierno de Malí. Las autoridades de Bamako y los grupos armados tuaregs y árabes  del norte del país africano iniciaron unas negociaciones para la paz, en Argel, el pasado mes de julio. En Uagadugú, después de tres días de intensas reuniones, los seis principales grupos armados del norte de Malí -la región denominada Azawad por los tuaregs- firmaron esta declaración. El Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA), el Alto Consejo para la Unidad del Azawad (HCUA), el Movimiento Árabe del Azawad (MAA), los disidentes del MAA, la Coalición del Pueblo del Azawad (CPA) y la Coordinadora de Movimientos y Frentes Patrióticos de Resistencia (CM-FPR) se pusieron de acuerdo para elaborar una declaración común reivindicativa. El acuerdo fue firmado por Alghabass Ag Intalla, líder de HCUA, y Ahmed Uld Sidi Mohamed, disidente del MAA, en nombre de todas las organizaciones implicadas en el proceso de paz. El documento afirma que los movimientos armados se comprometen a cesar “las hostilidades y toda forma de violencia” y “se felicitan sinceramente de este paso importante hacia la búsqueda de lo que puede unir a todos los componentes del Azawad-Norte de Malí”.

Nuevo estatuto
Los firmantes de la declaración apuestan “por todos los medios” para que “el Azawad-Norte de Malí tenga un estatuto jurídico conforme a las especificidades” de este territorio y que sea favorable a “todos sus componentes”. Los representantes de los grupos armados comentaron que la reunión que mantuvieron en la capital de Burkina Faso se desarrolló en “una atmósfera de franqueza y espíritu de apertura”. Los analistas políticos creen que aunque esta declaración es importante, no pone fin a los conflictos y tensiones entre los diversos grupos armados, que están muy divididos y en el último año han llegado a enfrentarse violentamente, como en el caso del MNLA y el MAA. El semanario ‘Jeune Afrique’ señaló que, “de momento, la unidad ha conseguido hacer frente al adversario común: el Gobierno maliense”. La declaración de Uagadugú resalta que “hay un frente común para defender las aspiraciones legítimas de las poblaciones del Azawad frente al Gobierno de Malí”. Ibrahim Kantao, miembro de la CM-FPR, se mostró “convencido de que todo el mundo trabajará para que esta vez esto no sea un nuevo acuerdo sin más”, y “haremos todo lo posible para no cometer los mismos errores”. Las negociaciones entre Bamako y los grupos armados del Azawad tienen el apoyo de la ONU, la Unión Europea (UE) y la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO).

Erdogan presidente
En otro orden de cosas, Recep Tayyip Erdogan, de 60 años, que ganó hace poco las elecciones presidenciales en Turquía, tomó posesión hace unos días del cargo. El dirigente turco, que nombró primer ministro y dejó las riendas de su partido, el islamista y conservador AKP, a Ahmet Davutoglu, se convirtió en el duodécimo jefe de Estado de Turquía, un país de 74 millones de habitantes que se ha convertido en una potencia emergente y aspira a ser miembro de la Unión Europea (UE), pero aún tiene que hacer grandes esfuerzos para transformarse en una verdadera democracia. Durante su larga etapa como primer ministro, Erdogan consiguió éxitos importantes para su país en materia económica, pero gobernó de manera autoritaria e hizo todo lo posible para acallar a la oposición y a los medios de comunicación críticos. También llevó a cabo una política de paulatina islamización del país contraria a los principios laicos que garantiza la Constitución, que Erdogan quiere cambiar. Durante su toma de posesión como presidente turco, el dirigente islamista prometió “ajustarse a la Constitución, al imperio de la ley, de la democracia y a los principios de la república secular”. “En mi capacidad de presidente, juro por mi honor e integridad frente a la Gran Asamblea Nacional turca y frente a la historia que salvaguardaré la existencia y la independencia del Estado, la integridad indivisible del país y la nación y la absoluta soberanía de la nación”,  proclamó el flamante presidente. El día anterior a su toma de posesión como  mandatario estatal, en su discurso de despedida como primer ministro y líder del AKP, Erdogan, que como  presidente no puede formar parte de ningún grupo político, aseguró  que “no es un adiós, sino el principio”.  La mayoría de analistas interpretan este mensaje como la matización de que, a pesar de que a partir de ahora ocupará un cargo representativo, el nuevo presidente no está dispuesto a ceder el control sobre el Ejecutivo y el partido. Esto coloca a Davutoglu en una situación delicada, con escaso margen de maniobra y bajo la tutela del presidente. La oposición denunció la “concentración de poder” que está acaparando Erdogan con el paso del tiempo, un hecho que preocupa a dos importantes aliados de Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

 

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