Madrid se convierte en la capital política de Libia

Por Mohamed Sahli
Foto: Una reunión durante la última conferencia sobre Libia celebrada en Madrid.
 
España, una potencia de tipo medio que aspira a desempeñar un papel más relevante en  el Magreb y en otras zonas de África, se ha convertido en uno de los principales impulsores de una solución a la crisis política que vive Libia. El periodista y analista político tunecino Omar Mestiri comenta para Atalayar que “es lógico que esto ocurra, porque España, además de Francia e Italia, es una potencia económica y política en el Mediterráneo occidental. Vivió a la muerte de Francia una transición a la democracia que es una experiencia interesante para otros países del Magreb, y desempeña un protagonismo creciente en esta región”. El pasado 17 de septiembre, Madrid acogió  una reunión  euromediterránea sobre el conflicto libio y volverá a ser la sede, dentro de dos meses, de una nueva conferencia sobre la situación política en el país norteafricano.  Ese fue uno de los acuerdos adoptados el pasado lunes en Nueva York en la reunión ministerial impulsada por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, con presencia de representantes de la Unión Europea (UE), la ONU, y de 13 Gobiernos: España, Argelia, Egipto, Francia, Alemania, Italia, Catar, Arabia Saudí, Túnez, Turquía, Emiratos Árabes Unidos (EAU),  el Reino Unido y Estados Unidos.  El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, expresó  sus “fundadas esperanzas” de que esta nueva cita madrileña sirva para que la crisis libia se encauce políticamente. Este viernes se celebró una reunión de países vecinos de Libia y el próximo lunes 29 Nueva York será la sede de un encuentro entre las distintas  partes en conflicto en Libia y representantes de los Estados de la región donde se ubica el país norteafricano.
 
Poderes rivales
Libia derrocó y  ejecutó en 2011 al dictador Muamar Gadfi, que había convertido a su país en una especie de departamento psiquiátrico de una cárcel de alta seguridad, pero los nuevos dirigentes libios fueron incapaces de dar estabilidad política, social y económica. Libia vive una situación de caos. Dos poderes legislativos y ejecutivos enfrentados se disputan la legitimidad política y moral;  los grupos armados rivales han sembrado el país de cadáveres y las tensiones tribales y territoriales están a la orden del día. Decenas de miles de libios y ciudadanos de otros países han abandonado Libia, donde también han cerrado sus puertas muchas embajadas. Mientras el terrorismo gana posiciones, muchos libios temen que el mundo les abandone. En Occidente, Francia se decanta por una intervención militar en Libia, mientras España defiende una solución política dialogada, y tiene el apoyo de países relevantes como Argelia. En octubre habrá una reunión de mediación en Argel en la que participarán los países vecinos de Libia  con las partes implicadas en el conflicto. La preocupación por el peligro de que el terrorismo yihadista que actúa en Irak y en Siria se extienda a Libia y acabe controlando los pozos petroleros se puso de manifiesto  en la última conferencia de Madrid. Es un punto  que preocupa de manera especial a las autoridades españolas, porque el contagio con otro países del Magreb sería desastroso para la región y para un país como España, que es la frontera suroccidental de la UE con el norte de África. Es por este motivo que España pidió a Estados Unidos que esté presente en la próxima cumbre madrileña. Kerry agradeció a García-Margallo “su esfuerzo y liderazgo” en la contribución a la búsqueda de la paz en Libia. 
 
Carta a John Kerry
En la carta enviada por García-Margallo al secretario de Estado estadounidense,  el jefe de la diplomacia española le transmite los resultados de la Conferencia de Madrid, al tiempo que le ofrece la posibilidad de actuar de manera conjunta en esa zona en el marco del Convenio Defensivo Bilateral. García-Margallo le explica a Kerry  que España es el primer socio comercial de Marruecos y Argelia y recibe de este país el 45% del gas que consume. Y una compañía española -Repsol- es la principal explotadora de petróleo de Libia, sin olvidar que, junto con Italia, España es el país  más afectado por la inmigración que llega del continente africano a través del Magreb. Los 850.000 barriles diarios que producía Libia, han caído  hasta los 700.000. Libia tiene una capacidad de producción de 1,5 millones de barriles. El motivo fue un descenso provocado por un reciente cierre del campo petrolero de Al Sharara, explotado por la Compañía Nacional Libia, la española Repsol, la austríaca OMV y la francesa Total, así como de la refinería de Al Zawiya. Es por razones  políticas, económicas, sociales y geoestratégica que  España no sólo se ha integrado en esa gran coalición internacional  para tratar de solucionar la crisis Libia, sino que tiene un especial interés en desempeñar un papel activo en la misma. El ministro,  recordó que Madrid fue también en 1991 la ciudad en la que puso en marcha el proceso de paz de Oriente Medio que luego se desarrolló en Oslo. García-Margallo aseguró a John Kerry que, para España, resolver la crisis Libia es vital, tanto por motivos de seguridad como por los flujos migratorios y por la crisis energética derivada de la situación en Ucrania. Por ello, después de calificar de “paso adelante” la reunión del pasado  17 de septiembre, expresó su confianza en que la hoja de ruta diseñada en el encuentro de Nueva York pueda culminar de nuevo en Madrid con una solución que permita la vuelta de Libia a  una situación política normalizada y democrática. España reclama el fin de la violencia en Libia y no comparte los ataques aéreos  sobre territorio libio que responsables estadounidenses atribuyeron a Egipto y los EAU, dos países que asistieron a la reunión de Madrid. España tiene el apoyo expreso de la ONU a través del español Bernardino León, representante especial del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon,  para Libia. España también apoya al Parlamento salido de las elecciones del pasado 25 de junio y que mantiene su sede en la ciudad de Tobruk (este del país) mientras que la Cámara paralela está en Trípoli.

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