Mohamed VI no deja lugar a dudas: El Sáhara Occidental es y será marroquí

Paco Soto

Pie de foto: El Rey de Marruecos, Mohamed VI, durante la lectura del discurso institucional con motivo del 42 aniversario de la Marcha Verde.

El Rey de Marruecos, Mohamed VI, no dejó lugar a dudas durante la lectura del discurso institucional con motivo del 42 aniversario de la Marcha Verde: El Sáhara Occidental “seguirá siendo marroquí hasta el fin de los tiempos”. La Marcha Verde fue una gran movilización popular impulsada el 6 de noviembre de 1975 por el Rey Hasan II para recuperar -ocupar, según sus adversarios- el Sáhara Occidental, que en aquella época era una colonia española. Ocurrió poco días antes de la muerte del dictador Francisco Franco. España abandonó el territorio y lo cedió a Marruecos y Mauritania tras la firma de los Acuerdos Tripartito de Madrid. Mauritania acabó por abandonar la parte de la antigua colonia española concedida en el Acuerdo, pero más de cuatro décadas después Marruecos sigue reivindicando la marroquinidad del Sáhara Occidental. El principal oponente a Marruecos es el Frente Polisario, que reivindica la independencia del territorio y cuenta con el apoyo incondicional de Argelia. El jefe del Estado insistió en su discurso de unos 12 minutos en la necesidad de la unidad de todo el pueblo marroquí en torno a la monarquía y la defensa de la marroquinidad del Sáhara Occidental.

Defensa de Mohamed VI

El soberano tuvo palabras de elogio para su abuelo, el Rey Mohamed V, que siempre defendió la marroquinidad del Sáhara Occidental “en el marco del respeto de nuestros derechos históricos y conforme a la voluntad de sus habitantes”.  “Nadie puede poner en cuestión los fundamentos” de este objetivo y actuar con “ambigüedad”, advirtió Mohamed VI. Abundando en el mismo terreno, hizo una encendida defensa de “la alianza entre el Trono y el Pueblo” y de “la marroquinidad del Sáhara”. Mohamed VI pronunció una declaración marcadamente historicista y no quiso entrar en cuestiones de tipo jurídico sobre la naturaleza del territorio saharaui, como plantean la ONU y algunos tribunales internacionales. Tampoco hizo ninguna concesión a los partidarios de la equidistancia y los defensores de terceras vías en esta crisis que ya dura más de cuatro décadas y ha sido un factor der inestabilidad para la construcción política y económica del Magreb. En este sentido, el monarca rechazó cualquier solución a la crisis que cuestione la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española. Pero se mostró dispuesto a cooperar con el secretario general de la ONU, António Guterres, para encontrar una vía razonable y aceptable por todas las partes enfrentadas en el conflicto saharaui.

Pie de foto: Un grupo de marroquíes con banderas de su país y retratos de Hasan II durante la Marcha Verde, en 1975.

Seguir los pasos de los antepasados

“Seguiremos los pasos de nuestro abuelo [Mohamed V] y nuestro padre [Hasan II]. Sabemos que nuestra tierra ha sido liberada. Ahora nos comprometemos a asegurar a la población de estas provincias [Sáhara Occidental] las condiciones de una vida digna y queremos favorecer su desarrollo. Estamos determinados a liberar a nuestros hermanos retenidos en los campos [de Tinduf, en el Sáhara argelino] y a unir estas zonas a la Madre Patria”, manifestó el Rey. Fue contundente cuando dijo: “Cuando llegué al Trono, juré ante Dios y ante ti que haría todo lo posible por defender nuestra integridad territorial y garantizar a los habitantes del Sáhara las condiciones de una vida libre y digna” en el marco de “un espíritu de solidaridad y unanimidad nacional”. El soberano también tuvo palabras de elogio para las Fuerzas Armadas Reales (FAR) por “sus esfuerzos, sus sacrificios y su movilización constante para defender la integridad territorial” del Reino de Marruecos. El Rey no se olvidó de la faceta socioeconómica; y en este sentido, renovó su compromiso de llevar a buen puerto grandes proyectos de inversión en el Sáhara Occidental, como el de 77.000 millones de dirhams (unos 7.000 millones de euros) que fue anunciado en 2015.

Pie de foto: El Rey Mohamed V, abuelo del actual soberano marroquí.

Factor de cohesión nacional

La marroquinidad del Sáhara Occidental es un factor de cohesión nacional al que no puede renunciar la monarquía marroquí. La defensa que hace de este objetivo Mohamed VI es clave para la estabilidad de la institución que representa. La maniobra de Hasan II con motivo de la Marcha Verde fue magistral. Consiguió en torno al Sáhara Occidental unir a la inmensa mayoría de las fuerzas políticas y sociales del país con la Corona, alejar a muchos militares de sus pulsiones golpistas y rebajar notablemente las tensiones sociales y las aspiraciones revolucionarias de la izquierda. Aunque los tiempos y la sociedad han cambiado, la inmensa mayoría de los marroquíes consideran honestamente que por motivos históricos, sociales, culturales, políticos y humanos el Sáhara Occidental es parte integrante de su país, y no están dispuestos a renunciar a este territorio. La ONU solo reconoce la administración del Reino Alauita sobre el Sáhara Occidental pero no su soberanía.

El referéndum de autodeterminación planteado por la ONU no se ha podido llevar a cabo por diversas razones y hasta ahora todos los planes de pacificación han fracasado. Marruecos ofrece a la antigua colonia española una amplia autonomía pero bajo su soberanía. El Polisario y Argelia rechazan esta solución y siguen apostando por el referéndum. Francia apoya la solución autonómica y España, oficiosamente, no la descarta; y Estados Unidos, campeón del pragmatismo en la defensa de sus intereses internacionales, no se cierra en banda a ninguna de las soluciones planteadas.  Los expertos internacionales están de acuerdo en una cosa: la solución al conflicto saharaui será de naturaleza política y probablemente se concretará en una negociación y acuerdo entre las partes enfrentadas. En este proceso, tanto Rabat como el Polisario y Argel tendrán que hacer concesiones. 

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