Mubarak es absuelto de la muerte de manifestantes en las revueltas que le derrocaron

Por Mohamed Sahli
Foto: Hosni Mubarak,  durante una sesión del  juicio/Reuters.
 
El exdictador egipcio Hosni Mubarak fue derrocado en 2011 por una revolución popular y está enfermo y en la cárcel. Pero tiene suerte, porque la Justicia de su país no le condenó a la pena de muerte, a pesar de haber sido el máximo responsable durante casi tres décadas de la brutal represión ejercida contra la oposición por los aparatos del Estado. En 2014, los jueces egipcios siguen siendo los mismos que en la época de Mubarak, y muchos de estos magistrados fueron funcionarios dóciles y sin escrúpulos que estuvieron al servicio de un régimen dictatorial, cruel y corrupto. Sólo unos pocos jueces resistieron dignamente al poder autoritario en la etapa en que Mubarak dirigió el país con mano de hierro y saqueó sus riquezas. Lo hizo de común acuerdo con la cúpula militar que en julio de 2013 derribó al presidente electo del país, el islamista Mohamed Mursi, y aupó al poder al mariscal Abdelfatah al-Sisi. Sí, Mubarak tiene suerte. Un tribunal de El Cairo  absolvió este sábado al exdictador egipcio, así como al exministro del Interior, Habib al Adly, de los cargos de complicidad en las muertes de los manifestantes durante la ‘Primavera Egipcia’ de 2011. A pesar de que el juez cifró los fallecidos durante la revolución en 239, las estimaciones de ONGs y grupos opositores  apuntan a que más de 800 personas perdieron la vida -y más de 6.400 resultaron heridas- en el transcurso de las revueltas populares que finalmente acabaron con el derrocamiento de Mubarak. Termina así un juicio histórico desde el inicio de las protestas que sacudieron la región a partir de diciembre de 2010 y empezaron en Túnez y Egipto. Según la ONG Human Rights Watch (HRW), el juicio contra Mubarak “podría haber supuesto un precedente en el ámbito de la lucha contra los abusos a los derechos humanos y por la defensa de un estándar justo en el proceso judicial”. No ha sido así porque “unos jueces pusilánimes y cobardes al servicio del poder político han decidido salvar el pellejo de su antiguo protector, el dictador Mubarak”, declaró a Atalayar Ali M., un islamista simpatizante de los Hermanos Musulmanes, movimiento prohibido por Al-Sisi tras el golpe de Estado que dirigió hace año y medio. 
 
Altos cargos
Junto a Mubarak y sus hijos Alaa y Gamal, que también fueron exonerados  de los cargos de corrupción por una polémica venta de hidrocarburos al Estado de Israel, fueron absueltos el exministro del Interior, Habib al Adly, y seis de sus ayudantes, según dictaminó el juez. Habían sido acusados de dar la orden de disparar contra los manifestantes. Además, el magistrado eximió de los cargos de enriquecimiento ilícito y daño premeditado a los fondos públicos al empresario hispano-egipcio Husein Salem, quien reside actualmente en España. Lógicamente, la sentencia fue recibida con júbilo por los familiares y  simpatizantes del exdictador a las puertas del tribunal. El veredicto, sin embargo, no significa  que Mubarak pueda abandonar la cárcel, ya que en estos momentos cumple una condena de tres años de prisión por apropiación de fondos públicos. “Es bien poca cosa para un criminal que durante años robó, mató y oprimió a su pueblo”, considera un militante de la izquierda radical egipcia. 1.388 días después de su caída, Mubarak ha ganado una batalla jurídica y en parte política.  La fiscalía general egipcia  anunció que recurrirá la absolución de Mubarak y su ministro del Interior por el cargo de asesinato premeditado de manifestantes, pero muy pocos observadores políticos confían en que el recurso prospere. El fallo del tribunal fue aplazado el pasado 27 de septiembre, después de que el presidente del tribunal, Mahmud Kamel el Rashidi, argumentara que necesitaba tiempo para revisar los 160.000 folios de la causa y escribir unas 1.430 hojas detallando las razones de su veredicto. El  antiguo dictador de 86 años fue condenado en 2012 a cadena perpetua por los mismos cargos. Pero un tribunal  de apelación anuló en enero de 2013 la sentencia. “Nunca ordené el asesinato de manifestantes y el derramamiento de sangre egipcia tras dedicar mi vida defendiendo este país y su gente”, declaró el anciano dictador ante los magistrados que durante tantos años le sirvieron fielmente.
 

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