Muere el histórico opositor argelino Hocine Aït Ahmed

Paco Soto

Pie de foto: El histórico líder opositor Hocine Aït Ahmed.

El histórico dirigente político argelino, opositor al régimen del Frente de Liberación Nacional (FLN) y líder durante muchos años del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) Hocine Aït Ahmed falleció el 23 de diciembre en la ciudad suiza de Lausana a los 89 años de edad. Su muerte fue anunciada por el FFS, que es una de las principales fuerzas de oposición democrática en Argelia. El FFS explicó en un comunicado oficial que Aït Ahmed murió en un hospital “después de una larga enfermedad”, y expresó su “inmenso dolor” por el fallecimiento. Aït Ahmed desempeñó un papel clave en la lucha contra el colonialismo francés en su país de origen y fue uno de los padres fundadores de la Argelia independiente junto con otras personalidades como Ahmed Ben Bella y Mohamed Boudiaf. Era el último de los grandes líderes argelinos que aún vivía. Aït Ahmed se enemistó con la dirección del FLN, denunció el autoritarismo del nuevo régimen, así como el papel negativo de la cúpula militar y la policía política, la corrupción y la falta de libertad, y en 1963 fundó el FFS. Su oposición a la nomenclatura dirigente argelina le obligó a abandonar su país e instalarse en París y después en Suiza.  En 1999, el líder opositor se presentó como candidato de izquierda a las elecciones presidenciales, pero decidió retirarse de la carrera en plena campaña electoral, porque sufrió una crisis cardiaca, y, además, consideró que el proceso no era limpio y transparente y estaba siendo manipulado por el candidato oficial del régimen, Abdelaziz Bouteflika, que en la actualidad sigue siendo jefe de Estado. En el año 2012, Aït Ahmed cesó toda actividad política. 

Patriotismo y democracia

Hocine Aït Ahmed solía decir que “el patriotismo hoy es la democracia”. Este militante de la lucha anticolonial no aceptó la dictadura cívico-militar que se instauró en su país a partir de 1962. No cayó en la inmoralidad de cerrar los ojos ante las violaciones de los derechos humanos y la falta de libertades democráticas en Argelia, un ‘pecado’ que cometieron otras fuerzas de izquierda en todo el mundo. Nacido el 20 de agosto de 1928 en Aïn El-Hamam, en la región de la Gran Cabilia, Aït Ahmed tuvo una vida política y personal muy agitada, antes y después de la independencia de su querido país. Se encontraba en El Cairo cuando empezó la guerra por la independencia de Argelia contra el colonialismo francés, el 1 de noviembre de 1954. Fue embajador del FLN en la ONU y en la conferencia de países no alineados de Bandung, en abril de 1955. En octubre de 1956 fue detenido por el Ejército francés cuando se dirigía en avión a Túnez, y permaneció en prisión hasta 1962. Muy poco tiempo después de ser liberado, se distanció del nuevo poder y se negó a ser miembro del gobierno. Se exilió en París y después en Suiza. Ahmed Ben Bella era presidente de la República Argelina Democrática y Popular. Aït Ahmed denunció “el régimen policial” argelino y una Constitución cuyo único propósito era “legitimar el poder personal” de la cúpula del FLN.

Ruptura definitiva con el régimen

Hocine Aït Ahmed dio un paso definitivo en la ruptura con el régimen de partido único en Argelia en 1963 al fundar el FFS. Tanto es así que organizó una revuelta popular en la rebelde Cabilia, una región de cultura bereber. Detenido el 19 de octubre de 1964, fue condenado a muerte por “actividades contrarrevolucionarias” y encarcelado en la prisión de El-Harrach, en Argel. Se escapó de la cárcel el 30 de abril de 1966. Aït Ahmed denunció desde el exilio el autoritarismo de Houari Boumediene, presidente de 1965 a 1978, y “la dictadura militar” argelina. Regresó a su país después de los graves disturbios de octubre de 1988, que acabaron con el régimen del FLN y provocaron una tímida democratización y apertura económica en Argelia. En diciembre de 1991, consciente de que los generales estaban preparando un golpe de Estado para impedir la llegada al poder del Frente Islámico de Salvación (FIS) de Abasi Madani, ganador de las elecciones generales, Aït Ahmed defendió la legalidad constitucional y “el compromiso” político para evitar el caos. Se pronunció en contra del “Estado policial y el Estado integrista”. Tras el asesinato del presidente Mohamed Boudiaf, un político íntegro y demócrata, y el auge del terrorismo salafista y la violencia incontrolada de los aparatos del Estado, Aït Ahmed decidió abandonar Argelia por motivos de seguridad. Volvió a su país en 1999, para participar en las elecciones presidenciales, perno se retiró de la campaña por motivos de salud y políticos y regresó a Lausana.

Combate por la libertad

Desde la ciudad suiza siguió llevando a cabo un combate político por la democratización de Argelia. En los años 90 del siglo pasado, Argelia vivió un periodo de gran violencia e inestabilidad. El Estado se enfrentó con dureza al terrorismo salafista del brazo armado del FIS y después de dos movimientos aún más sanguinarios: el Grupo Islámico Armado (GIA) y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC). Esta lucha a muerte degeneró en un conflicto civil que acabó con la vida de unos 200.000 argelinos en menos de una década. Los terroristas cometieron numerosas atrocidades, pero los aparatos policiales y militares también mataron inocentes y violaron los derechos humanos de muchos argelinos, según denunciaron fuerzas opositoras como el FFS y oficiales de las Fuerzas Armadas arrepentidos. Aït Ahmed y la dirección de su partido jugaron un papel importante en el intento de acabar con el terrorismo y lograr un gran acuerdo entre todas las fuerzas políticas, incluidos los islamistas del FIS, para abrir un proceso de democratización real en el país. La mayoría de los partidos aceptaron el reto, que fue alentado desde Roma por la comunidad católica de San Egidio.

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