México: la contienda electoral del 1 de julio

Rogelio Alonso/Juan Arteaga/María Gutierrez/Llorente&Cuenca

La jornada electoral del uno de julio en México se pronostica compleja e histórica, y es que, derivado de la reforma política de 2014, seremos testigos de la implementación de figuras inéditas en el sistema político como: la reelección de legisladores, el gobierno de coalición y los candidatos independientes.

Ochenta y nueve millones de personas forman la lista nominal, siendo el número más alto de ciudadanos con posibilidades de votar en la historia de México. Dentro de esta cifra debemos destacar la participación de los jóvenes, ya que son una variable muy importante para el futuro del país, de hecho, 12 millones de millennials votarán por primera vez el domingo 1° de julio.

Además, debemos tener en cuenta que una amplia mayoría se muestra cansada de la corrupción, la inseguridad, la desigualdad y las décadas de escaso crecimiento, es por ello que los ciudadanos en México se debaten entre la continuidad de un modelo implementado por los gobiernos emanados del Partido de la Revolución Institucional (PRI), actualmente en el poder, y por el Partido Acción Nacional (PAN), y otro, encabezado por un hombre con una ideología de izquierda que busca dar un viraje a la conducción del país, Juntos Haremos Historia.

Los candidatos

Su capacidad única para establecer la agenda política, desde su época como jefe de Gobierno de la capital del país, le ha dado una gran visibilidad y una importante base de seguidores. Durante los últimos 17 años ha hecho campaña para convertirse en el presidente de la República utilizando una retórica basada en la honestidad e impulsando políticas orientadas a ayudar a los pobres, convirtiéndose de esta manera en el único político en México que tiene una base de votantes personal y no partidista.

En otras palabras, el electorado vota por él y no por el partido que lo nomina. Esta es la razón por la que lideró un importante éxodo de políticos (y simpatizantes) de otros partidos de izquierda como el PRD a su propio partido, Morena, en 2014.

Entre 2000 y 2005, AMLO fue jefe de Gobierno de Ciudad de México. En este tiempo demostró ser un buen administrador de una de las metrópolis más grandes del mundo. Puso en marcha medidas de reducción de costes, mejoró la seguridad, y estabilizó la deuda de la ciudad. Con el fin de que sus acciones tuvieran efecto entre los grupos más vulnerables de la ciudad, AMLO creó programas sociales para niños y ancianos.

Conocido como “niño maravilla”, el ascenso meteórico de Ricardo Anaya en la política mexicana se dio gracias al apoyo del expresidente del PAN Gustavo Madero. El joven político ocupó varios puestos de liderazgo dentro del partido antes de convertirse en presidente del partido, cuando Gustavo Madero decidió postularse para un escaño en el Congreso.

Desde la presidencia del PAN, Anaya se ha hecho un nombre gracias a los éxitos que el partido ha cosechado bajo su dirección. Los resultados en 2016, donde se apoderaron de seis gubernaturas que eran del PRI -incluida la densamente poblada Veracruz, por primera vez- llevó al partido a tener el mayor número de estados gobernados en la historia (12 de 32 estados).

El ascenso de Anaya ha estado acompañado de decisiones pragmáticas desde que era el líder del partido en la Cámara de Diputados, pero algunas de estas decisiones han creado fricciones y divisiones dentro del partido, especialmente cuando la ex primera dama, Margarita Zavala, renunció a ser miembro del partido y decidió competir por la presidencia como candidata independiente.

José Antonio Meade es el último tecnócrata mexicano. Ha demostrado su competencia en distintos departamentos bajo dos administraciones. “Pepe” Meade se ha convertido en una figura política situada en la intersección entre los partidarios de derechas del PRI y los del PAN. Meade, único secretario que quedó de la administración de Calderón (PAN), es hijo de un exdiputado federal del PRI y subsecretario de Gobernación del presidente Fox (PAN), Dionisio Meade.

Su experiencia en el sector financiero ha llevado a dos presidentes a nombrarlo secretario de Hacienda en momentos donde la administración tenía que mandar señales inequívocas de estabilidad a los mercados desde el que es, en esencia, el departamento más poderoso del gobierno mexicano.

Gracias a sus actuaciones en el pasado, Meade ha aumentado su visibilidad durante el último año, particularmente después de que el PRI haya tenido que hacer frente a dificultades para encontrar a un candidato que pudiera vencer al popular Andrés Manuel López Obrador entre un grupo de candidatos potenciales que llevaban consigo el peso de las decisiones del gobierno en funciones.

Las Encuestas: AMLO en primer lugar

El agregador de la encuesta Oraculus, que monitorea la intención de voto de los ciudadanos con respecto a la elección del Presidente de la República, indica que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Movimiento de Regeneración Nacional, Partido Encuentro Social y Partido de Trabajo), Andrés Manuel López Obrador, ocupa el primer lugar con un 49,5 % (46,4 % – 52,3 %), seguido por Ricardo Anaya Cortés, de Por México al Frente (Partido Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano), con un 27,8 % (25,4 % – 30,4 %). En tercer lugar, se encuentra José Antonio Meade, Todos Por México (Partido Revolucionario Institucional, Partido Verde Ecologista de México y Nueva Alianza), con un 19,9 % (17,9 % – 21,9 %).

La batalla por el Congreso

La batalla por la legislatura se reduce a dos coaliciones: una de las cuales tiene al favorito, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como su candidato presidencial y Morena como el partido principal, y la otra con Anaya como candidato presidencial y el PAN como su mayor fuerza. Se espera que la coalición Juntos Haremos Historia de AMLO gane la mayor parte de los escaños en ambas cámaras.

La capacidad de AMLO para controlar el Congreso será clave para sus propuestas, incluyendo una revisión de las principales reformas del sector energético promulgadas en los últimos años. Incluso con una mayoría simple, López Obrador podría ralentizar algunos temas de la agenda como la reforma energética.

El 1 de julio, ¿un replanteamiento?

De no modificarse las tendencias, probablemente veremos como próximo presidente al candidato de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, debemos resaltar que, en el marco de un contexto económico y social complicado, y sin importar quién gane el uno de julio, todos los mexicanos son conscientes de que la forma de hacer política y conducir al país tienen que transformarse hacia un ejercicio que apueste por la transparencia, la rendición de cuentas, el combate a la inseguridad con respeto a los derechos humanos, entre otros rubros clave, por el bien del desarrollo y progreso de México.

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