Rumania forma un gobierno de tecnócratas

Alexandra Dumitrascu

Pie de foto: Una de las multitudinarias protestas en las calles de Bucarest

El nuevo primer ministro de Rumania, Dacian Ciolos, ha hecho pública el pasado domingo la lista de sus ministros. Por primera vez en la historia del país, los miembros que formarán parte del gobierno rumano no están adscritos a ningún partido político, y como Ciolos, serán tecnócratas con una amplia experiencia en el campo que se les ha designado. Además, una tercera parte de los ministros propuestos -7 de 21- está conformada por mujeres, buscándose con ello un equilibrio de género, tal como ha asegurado el primer ministro. Los nuevos miembros van a ser auditados en el Parlamento en donde tendrán que pasar el voto de confianza en los próximos días.

Ciolos fue nombrado por el presidente Klaus Iohannis el pasado 10 de noviembre, una semana después de que el ex primer ministro, Victor Ponta, hiciera pública su dimisión. Con una importante trayectoria europea, Ciolos fue ex comisario europeo de agricultura, y en la actualidad es consejero especial para seguridad alimentaria, cargo al que fue nombrado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el 1 de julio. Aunque no forma parte de ningún partido político, en el seno del Parlamento Europeo está adscrito al Partido Popular Europeo.

“La corrupción mata”

Por primera vez desde la revolución de 1989 que desencadenó la caída del comunismo en Rumania, un líder rumano cae presionado por las protestas civiles. Es el caso del primer ministro Victor Ponta, que tras sólo dos días de manifestaciones populares presentó por sorpresa su dimisión ante el presidente Iohannis. Acusado por la Dirección Nacional Anticorrupción (DNA) de lavado de dinero, evasión fiscal y falsificación, y perseguido penalmente desde julio, Ponta se aferró al cargo aludiendo que las acusaciones en su contra estaban previas a su carrera política, y acusando a los procuradores de reaccionar impulsivamente arrastrados por la corriente de la opinión  pública.

Las primeras protestas fueron desencadenadas por el suceso del club Colectiv del 30 de octubre en donde un incendio en su interior durante un concierto de rock ocasionó la muerte de 56 jóvenes y más de 150 heridos, algunos de ellos en estado muy grave. Debido a las lamentables condiciones del sistema sanitario rumano, parte de los heridos con quemaduras graves han sido transportados a Reino Unido, Noruega Finlandia, Israel, Bélgica, Austria y Países Bajos. Doce de ellos fueron transportados en una aeronave militar de la OTAN, C-17, -utilizada en misiones de salvamento desde zonas de conflicto como Afganistán-, para ser atendidos en Reino Unido, Noruega y Finlandia debido a la gravedad de suss quemaduras. De los 37 heridos transportados al extranjero, 13 han fallecido.

Profesionales sanitarios denunciaron la situación de los hospitales rumanos y recomendaron a los heridos y a sus familiares abandonar el país para ser tratados en hospitales extranjeros. “El nivel del tratamiento de quemaduras en Rumania, en comparación con los estándares de Occidente, está 20-30 años retrasado”, lamentó el profesor universitario de cirugía plástica de Iasi, el doctor Dragos Pieptu, que reveló carencias importantes desde edificios, salas de operación, personal o instrumentos. 

La reunión de solidaridad con las víctimas y los familiares de estos desembocaron en siete días consecutivos de masivas protestas tras las declaraciones del alcalde del sector 4 de Bucarest, Cristian Popescu Piedone. El alcalde en un principio se desmarcó de cualquier responsabilidad con el suceso, al considerar que las inspecciones del club se hicieron tal como marca el protocolo, y que, por tanto, el club funcionaba de manera legal, algo que los manifestantes cuestionaron duramente desde el principio. Las dimisiones del alcalde y del primer ministro no saciaron a la sociedad rumana cansada del sistema político corrupto, y bajo el eslogan “la corrupción mata” decenas de miles de rumanos salieron en los días posteriores a la calle para manifestarse en contra de la irresponsabilidad, la incompetencia y la corrupción.

La ola de protestas se extendió de Bucarest a otras ciudades de Rumania, pero también en las capitales del mundo como Paris, Londres, Roma, Madrid, Berlín o Washington, entre otras. “Las dimisiones no resuelven la situación...No es ni la primera vez ni la última que el descuido y el abuso de poder causan víctimas”, rezaba la convocatoria al cuarto día de protestas que venía acompañado por una lista extensa de exigencias que en síntesis se resumiría en un cambio de todo el sistema político.

El nombramiento de Ciolos apagó el fervor de las manifestaciones que muchos asimilaron con las ocurridas en 1989. Además, el presidente Iohannis supo reaccionar rápidamente y escuchar las reivindicaciones desde la calle. “Os he visto, os he escuchado, voy a tener en cuenta vuestras propuestas”, ha declarado Iohannis que se ha reunido con líderes de la sociedad civil para pactar los puntos de sus reivindicaciones. Desde que es presidente, Iohannis ha sido implacable con los casos de corrupción a la que ha asegurado que hay que combatir para que el país se pueda desarrollar.


 

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