Se complica la crisis en el Sáhara tras los ataques de Mohamed VI a Argelia

Paco Soto

Pie de foto: El rey de Marruecos, Mohamed VI.

La crisis en el Sáhara Occidental ha empeorado notablemente en los últimos días. A día de hoy, todo es más complicado que hace una semana. Marruecos denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU las supuestas incursiones de militares del Frente Polisario en la denominada zona tampón, unos territorios bajo control de los cascos azules de Naciones Unidas que separan la región en conflicto del Reino de Marruecos.

La ONU, tras consultar la MINURSO –organismo que se encarga del referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental-, rechazó la denuncia marroquí, y aseguró que no había detectado incursiones de ningún tipo. La respuesta de la ONU fue rechazada por el Reino de Marruecos. El Rey Mohamed VI y otros responsables políticos como el ministro de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, anunciaron que su país no está dispuesto a aceptar sin reaccionar las supuestas provocaciones del Polisario y de su principal apoyo político, económico y militar: Argelia. La muerte del representante del Polisario en Naciones Unidas, Ahmed Boukhari, ha enturbiado todavía un poco más el panorama.

Pero la gota de agua que ha hecho desbordar el vaso ha sido el mensaje de Mohamed VI al secretario general de la ONU, António Guterres. El monarca no oculta su enfado por la situación y pide con contundencia a Guterres que Argelia se incorpore en las negociaciones para tratar de resolver definitivamente el conflicto del Sáhara Occidental. En principio, Argelia rechaza esta oferta, y considera que las negociaciones para superar la crisis tienen que ser entre Marruecos y el Polisario.

Rabat rechaza el referéndum de autodeterminación, porque lo considera inviable, y ofrece una amplia autonomía a los saharauis del territorio en conflicto pero bajo soberanía del Reino Alauita. Esta propuesta es rechazada por el Polisario y Argelia y aceptada abiertamente por potencias como Francia, mientras que la actitud de España es ambigua. En principio, acepta la consulta de la ONU, pero, oficiosamente, no ve con malos ojos la solución autonómica. La diplomacia española piensa que la autonomía garantizaria los derechos específicos de los saharauis, incluso de los que son independentistas, y daría estabilidad a Marruecos, un país clave para los intereses económicos, políticos y geoestratégicos de Madrid en el Magreb.

Pie de foto: El secretario general de la ONU, António Guterres, durante la presentación de su último informe sobre el conflicto saharaui.

Un mensaje duro

En su mensaje a António Guterres, Mohamed VI no fue excesivamente diplomático como en otras ocasiones, y su postura frente a Argelia fue dura. No ocultó su enfado y malestar por la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las “incursiones” de miembros del Polisario en las zonas bajo control de Naciones Unidas, como Tifariti y Bir Lahlou. El jefe del Estado marroquí consideró estos hechos como “una grave violación del acuerdo de alto el fuego de 1991”.

En este sentido, el ministro Bourita enseñó en la ONU una serie de imágenes que, según Rabat, demuestran la existencia de incursiones del Polisario. “Si no se hace nada, Marruecos considerará este acto como un ‘casus belli’ y sacará las consecuencias oportunas”, declaró Bourita. Los medios marroquís informaron de que las Fuerzas Armadas Reales (FAR) están preparadas para intervenir contra el Polisario si lo ordena el Rey Mohamed VI.

Respuesta de Argelia

El jueves 5 de abril, en un comunicado público difundido por la agencia APS, el portavoz del Ministerio argelino de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Benali Cherif, manifestó que “Argelia toma acta con satisfacción de la voluntad del secretario general de Naciones Unidas, reiterada en su informe en el Consejo de Seguridad, de activar el proceso de negociación y de facilitar las negociaciones directas, de buena fe y sin condiciones previas, entre las partes en conflicto, el Reino de Marruecos y el Frente Polisario”.

Pie de foto: Militares marroquíes patrullando cerca del territorio en conflicto.

Argelia es el gran soporte de los independentistas saharauis, pero no le interesa implicarse directamente en el conflicto. Su postura oficial siempre es la misma: “conseguir una solución justa, duradera y aceptada mutuamente en el conflicto del Sáhara Occidental, que permita la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental.

Actividades en la zona tampón

Según el Polisario, “Marruecos busca pretextos para no implicarse en el proceso de paz onusiano”, hizo saber este movimiento a través de la agencia saharaui SPS. El Polisario ha organizado diversas actividades oficiales en Tifariti y Bir Lahlou, como desfiles militares, porque considera que estos territorios son “zonas liberadas”. El propio ex secretario general del Polisario y expresidente de la República Árabe Saharaui y Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, está enterrado en Bir Lahlou, localidad donde fue proclamada la RASD hace 42 años. En marzo de 2016, el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki moon, hizo escala en Bir Lahlou, lo que suscitó la ira de Rabat. Marruecos, lógicamente, teme que se repitan las incursiones y se transformen en hechos normales, lo que significaría una victoria política para el Polisario. Ocurrió en Guerguerat, zona bajo administración de la ONU en la frontera con Mauritania, donde el Polisario instauró material militar para bloquear el transporte comercial.

Informe anual de la ONU

En su último informe anual, según informó la agencia MAP, António Guterres dejó claro que desea que el trabajo de la MINURSO se prorrogue al menos un año más, hasta el 30 de abril de 2019, y apostó a favor de que Marruecos y el Polisario intensifiquen el proceso de acercamiento y negociación. También desearía que Argelia se implicara más en la resolución de la crisis e hiciera “importantes contribuciones políticas”.

El secretario general de la ONU señaló que en un mundo interdependiente como el nuestro, “las consecuencia socioeconómicas, humanitarias y de seguridad pesan mucho sobre la integración regional”. Guterres explicó que Mohamed VI le hizo saber que su país no piensa quedarse “con los brazos cruzados y esperar que se encuentre una solución deseable”, y mantendrá una posición activa para “estimular el desarrollo” del Sáhara Occidental. “Nuestras provincias del Sur”, dijo el Rey, según la MAP.

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