SUDÁN: El Centro de Arte Rachid Diab promueve la cultura entre los jóvenes

Pilar Ramos/JFA/Fotos: Guillermo López

Pie de foto: Rachid Diab posa al lado de uno de sus cuadros en su Centro de Arte

-  “Es un proyecto en el que se mezcla lo tradicional con lo contemporáneo y en el que la luz y el color están presentes de manera significativa”

-  “Poner mis instalaciones a disposición de todos para realizar actividades artísticas”

-  “Sudán es un país situado entre el mundo árabe y el africano, tiene las dos culturas y esa mezcla se da en la vida cotidiana”

Nacido en 1957 en Sudán, Rachid Diab es artista multidisciplinar e investigador de la cultura y el arte sudaneses. Ha fundado en Jartum el Centro de Arte Rachid Diab abierto desde el año 2005. Gracias a una beca pudo graduarse en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, donde residió durante veinte años.

Transcurrido ese tiempo se dio cuenta de que su lugar estaba en Sudán para cambiar la imagen que tenía su país en el mundo. Desde entonces no ha parado de dar a conocer los aspectos positivos de la cultura sudanesa, a la vez que promover la conciencia artística dentro del país. Por este motivo, recibe numerosas visitas de dignatarios extranjeros y está considerado por las autoridades sudanesas como uno de los impulsores del renacimiento de Sudán. El centro cuenta con una residencia para albergar a los artistas internacionales que vienen a mostrar su obra a los recién graduados en la Escuela de Bellas Artes, además de salas de reuniones, galerías de arte y un espacio al aire libre con capacidad para 600 personas en el que se hacen todo tipo de actuaciones y representaciones artísticas. Es un proyecto en el que se mezcla lo tradicional con lo contemporáneo y en el que la luz y el color están presentes de manera significativa, ya que para Rachid Diab, ambos elementos son fundamentales en su obra: “la luz nunca miente sobre su movimiento y trae vida, el color produce alegría a quienes lo observan” afirma el artista. Los tres temas en los que suele trabajar en su obra son el desierto como representación del espacio, el río Nilo como símbolo de la eternidad y la mujer.

¿Cuánto tiempo estuvo viviendo en España?

Legué a España en 1979 y permanecí hasta 1999. Realicé mis estudios de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Terminé la licenciatura en Grabado y Pintura y luego hice el Doctorado en Filosofía del Arte. Trabajé durante nueve años en la Facultad de Bellas Artes de Madrid hasta que decidí regresar a mi país cuando me di cuenta de que Sudán me necesitaba más que España.

¿Qué le impulsó a crear el Centro de Arte Rachid Diab?

Cuando volví a Sudán de Madrid compré un terreno en el año 2000, mi idea era crear un ambiente artístico en Sudán. Desde que era niño tenía ganas de encontrar ese espacio, porque en Sudán no hay mucho interés por parte del Gobierno por el arte. No tenemos aún un museo de arte contemporáneo, no tenemos galerías de arte, no hay un ambiente artístico. Por eso, he intentado hacer algo que me faltaba desde mi infancia, quería tener ese espacio y poner mis instalaciones a disposición de todos para realizar actividades artísticas. Enseñar a la gente alternativas para usar sus propios materiales de una manera ecológica, realizar sus propios diseños, etc. El arte debe ser un ejemplo de lo que debe ser Sudán no sólo de una forma teórica.

 

¿Qué actividades se pueden desarrollar en el centro?

Sobre todo ayudamos a los artistas jóvenes mediante el trabajo de artistas ya famosos, que les enseñan cómo desarrollan su trabajo a través de su experiencia personal. Hay un departamento para chicos y chicas de 5 a 15 años que fue fundado en el año 2006 en el que se desarrollan talleres artísticos. También celebramos un debate semanal todos los domingos, desde hace diez años, en el que se habla libremente de cualquier asunto, desde seguridad nacional hasta el papel de la mujer en el mundo del arte. Tenemos una sala al aire libre con capacidad para 600 personas en la que se hacen representaciones musicales, lectura de poesía, etc. Se ofrecen también talleres de artistas internacionales invitados a nuestra residencia sobre pintura, grabados, cerámica o fotografía. Es un trabajo artístico, pero en el fondo ayuda a desarrollar a la sociedad intelectualmente.

¿Cuál es la fuente de financiación de estas actividades?

Las financio con mi propio dinero. En un país como Sudán no puedo esperar a que el Gobierno haga algo respecto al arte, por el momento. Estoy luchando en muchos campos para que la gente se dé cuenta de que el arte es importante y de que no se desarrolla un país si no se respeta a los artistas y a los científicos. Es complicado convencer a la gente. Estamos perdiendo muchas cosas porque hay artistas que residen fuera de Sudán y no hay nadie aquí que coleccione su obra para el futuro museo de arte contemporáneo. Se está perdiendo muchísimo de su historia actual. Ahora tengo una colección muy importante de casi todos los artistas contemporáneos y estoy comprando obras. También he escrito el primer libro sobre arte contemporáneo en Sudán. Este trabajo de recopilación es difícil y deberían hacerlo las instituciones, pero si no se hace, las cosas se pierden o cuesta más recuperarlas.

 

Hemos visto estudiantes muy jóvenes. ¿Es en la juventud donde hay que cuidar y cultivar la cultura?

Nosotros cuando éramos jóvenes hemos tenido el privilegio de poder salir fuera y no era como ahora. Yo he sido afortunado por haber recibido una beca de España y haber podido estudiar y trabajar en Madrid, ya que es un país que valora mucho el arte. Creo que el conocimiento mutuo de la cultura entre países ayuda al desarrollo en las relaciones de esos países. En ese momento Sudán estaba abierto a más intercambios, pero ahora, para los jóvenes es imposible salir de Sudán. Este es el motivo por el que traigo a los artistas internacionales para que los conozcan personalmente y les transmitan sus conocimientos y experiencias personales.

¿Cree que el proceso que está viviendo ahora Sudán, junto a las conversaciones con Estados Unidos para acabar con el embargo, pueden hacer cambiar esta situación y acabar con ese aislamiento?

Hasta cierto punto sí, pero yo creo que el problema está dentro de Sudán, no fuera del país. Si la gente respeta al ser humano, los derechos humanos y respetan el arte, la cultura, la igualdad y la democracia, el mundo nos respetará más. No podemos dar dos caras, una hacia afuera y otra hacia adentro. Si cambias dentro de tu país y respetas la cultura, todo cambia, porque el Gobierno tiene protocolos de colaboración y de intercambio con muchos países, pero no están desarrollados.

A la sociedad sudanesa le gusta la cultura y quiere tener esa cultura…

Claro, Sudán es un país situado entre el mundo árabe y el africano, tiene las dos culturas y esa mezcla se da en la vida cotidiana, hasta en el diseño de ropa. Soy de los que quiere mostrar y dar valor a este mestizaje que aparece en la arquitectura y en el concepto general de cultura. Pero toda esta mezcla de culturas hace muy difícil gobernar Sudán. Para ello, se necesita una mente muy amplia y muy abierta para entender las diferentes culturas, las diferentes tribus que la componen, respetando a cada una de las partes. Ninguna cultura debe estar por encima de otra, todas merecen respeto por sí mismas. Sudán es una mezcla de culturas que da lugar a un mestizaje artístico difícil de separar.

Pie de foto: Rachid Diab con Rachid, artista de Bahrein y con estudantes del centro

Rachid es uno de los artistas que visitan el Centro de Arte de Rachid Diab en Jartum para enseñar a los jóvenes artistas.

¿Cuál ha sido su experiencia aquí en Jartum?

Yo comencé hace trece años en el mundo del arte. He trabajado en  diferentes países y mi colección está en diversos museos del mundo. Esta es la primera vez que me reciben en el Centro de Arte de Diab. Estoy muy feliz de trabajar aquí y de desarrollar un trabajo con jóvenes estudiantes del Instituto, pero que estudian para ser artistas profesionales. Trabajamos juntos en una nueva línea y en un nuevo estilo. La primera vez que estuve en Sudán había una división en dos estilos, uno de óleo sobre lienzo y otro con tinta, pero de pequeño tamaño. Yo me siento feliz en Sudán porque la gente es muy agradable y hay un montón de artistas, de jóvenes artistas.

¿Cuál es su objetivo principal al venir aquí?

Mi objetivo principal es hacer amigos y ayudar a los jóvenes artistas para que vean un nuevo país, una nueva cultura entre África y Oriente Medio. Tratamos de hacer una conexión artística y cromática entre ambos estilos de pintura, conectando ambos países. He venido a trabajar aquí para que mi experiencia ayude a los jóvenes artistas, para darles mis ideas, mis técnicas de trabajo y que vean los materiales que utilizo.

¿Tiene o ha tenido alguna relación con España?

Con España he trabajado mucho en un simposio en Dubai y junto a más artistas españoles en otros simposios. He estado en Barcelona, Córdoba y Marbella. Creo que España es un gran país de cultura y arte con un montón de museos de arte contemporáneo. He visto todos los grandes museos. También visité la casa de Picasso en Málaga en 2008, ya que era uno de mis sueños de juventud, pues para mí es uno de los más importantes artistas, no solo de España, sino de todo el mundo.

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