Sudán reclama el levantamiento del régimen de sanciones al que está sometido

Atalayar

Sudán está haciendo frente a un fuerte régimen de sanciones de Estados Unidos desde 1997. Estas sanciones inciden de forma directa en los ciudadanos y en los hogares sudaneses en prácticamente todos los ámbitos, desde el educativo hasta la sanidad, pasando por las infraestructuras, las inversiones extranjeras o las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

El gobierno de Sudán considera que esta imposición debe levantarse, tal y como se ha hecho en otros países sobre los que existen embargos y regímenes de sanciones, pues está afectando profundamente a las posibilidades de Sudán para avanzar en su desarrollo.

Para Sudán, es la base de la pirámide social, los desfavorecidos y más necesitados, los que más sufren y los que se ven más limitados, incluso poniendo en riesgo su vida al afectar de forma directa a la sanidad. Además, están frenando la cohesión y el desarrollo interno del país al afectar las sanciones a la economía doméstica y al desarrollo de una red de infraestructuras que pudieran desarrollar un mercado interno fuerte.

Resumen del impacto de las sanciones de EE UU sobre los ciudadanos y hogares sudaneses

SUMARIO EJECUTIVO

Incluso cuando se ven como injustificadas, arbitrarias e injustas, el Gobierno de Sudán tiene la obligación moral de nunca dejar de intentar de forma activa la suspensión de las sanciones económicas de Estados Unidos: las sanciones siempre tienden a tener una relación directamente proporcional con la base de la pirámide. Perjudican más fuertemente a los desfavorecidos. Sudán no es una excepción a esta regla tal y como subraya este estudio.

La consecuencia involuntaria de las sanciones de Estados Unidos en los niveles de vida de los ciudadanos sudaneses ha sido excepcionalmente severas. De hecho, una mirada sobre unos pocos sectores clave representativos –finanzas, transportes, agricultura, salud y tecnologías de la información- puede servir como una breve visión general del daño a las vidas y las oportunidades para que el ciudadano medio sudanés se libere de la pobreza en Sudán, debilitada por el régimen de sanciones de EE UU- incluyéndolo en la lista de Estados que patrocinan el terrorismo (SST, por sus siglas en inglés).

IMPACTO SECTORIAL

1. Sector financiero

Debido a las sanciones en el sector financiero sudanés, millones de familias sudanesas e individuos del norte, el sur, el este y el oeste del país no pueden recibir de forma directa la entrada del sustento enviado por remesas de los familiares que trabajan en el extranjero. Esto ha sembrado el caos en la planificación y el presupuesto de millones de hogares para enseres básicos como comida, gastos escolares, facturas médicas y otro tipo de gastos imprevistos. El riesgo de caer en el incumplimiento de estas sanciones también significa que se produzcan en el sistema financiero global unas prohibiciones en cualquier transacción con Sudán como destino

Las remesas enviadas desde el extranjero por lo tanto llevan a Sudán, invariablemente, a dos maneras caras y cargadas de retaso: a) las remesas se envían a los destinatarios vía oficinas regionales de cambio de dinero; y b) las remesas se pagan directamente al receptor por intermediarios en Sudán, una vez que el emisor ha depositado la suma en una cuenta bancaria extranjera cuya titularidad pertenece al intermediario. Ambas opciones incurren en “costes de tramitación” y un impuesto regresivo sobre los ingresos impuesto por las sanciones sobre las remesas destinadas a sudaneses y sus familias, que, a su vez, podrían por el mismo coste del envío –o no- enviar a otro hijo a la escuela u obtener cuidado médico básico que salva vidas.

Mientras tanto, pequeñas y medianas empresas en Sudán -los cimientos de la economía e incubadora de puestos de trabajo y creación de riqueza- se ven a sí mismas virtualmente bloqueadas en el acceso a medio plazo de los mercados financieros internacionales; la mayoría de los bancos globales (especialmente los occidentales) evitan de manera intencionada las finanzas corporativas de todas las entidades sudanesas debido a molestos cumplimientos de las sanciones y un riesgo reputacional que viene de haber designado a Sudán como país patrocinador del terrorismo.

Incluso el puñado de firmas privadas sudanesas que tiene acceso al mercado financiero internacional invariablemente contraen considerables “sanciones premium” en los préstamos que, a su vez, repercuten en los consumidores sudaneses en la forma de mayores costes de los bienes y servicios; en otras palabras, otra exacción fiscal  de facto  regresiva en los ingresos de los hogares sudaneses.

El reciente anuncio de que el Gobierno de los Estados Unidos está a punto de conceder una exención de la OFAC de las sanciones a tres bancos comerciales sudaneses es obviamente una noticia bienvenida; muchos bancos internacionales (notablemente los occidentales) incluso entonces evitaran continuar el hacer negocios debido al riesgo reputacional mientras que Sudán permanezca dentro de la lista de países patrocinadores del terrorismo (SST). De manera similar, la designación como SST continuará a restringir de manera severa y/o hacer prohibitivamente cara, la capacidad de Sudán de evitar el riesgo político internacional y los mercados de envío de seguros: también permanecerán una aguda carestía la financiación de proyectos a largo plazo y de gran magnitud como infraestructuras, agrícolas o proyectos industriales (los llamados proyectos big-ticket’) que podrían transformar los niveles de vidas y las oportunidades para un progreso económico de los sudaneses.

2. Sector agrícola

Las sanciones de Estados Unidos también han dañado la fuente principal de ingresos de la gente común y de las familias y un sector que es la columna vertebral de la economía sudanesa: el sector agrícola. Las restricciones a larga escala de los proyectos agrícolas debido a las sanciones sobre el sistema financiero ya se han bosquejado; pero incluso la subsistencia de granjeros y las cooperativas agrícolas a pequeña escala (el fundamento de la producción agrícola para el consumo doméstico) no han salido ilesas de las sanciones.

Al igual que las grandes compañías agrícolas sudanesas tales como WNSC y KSC, tanto las granjas de subsistencia como las cooperativas tiene bloqueado el acceso (libre de impuesto o de otra manera) al mercado exportador de los Estados Unidos - hoy en día, el más lucrativo del mundo- bajo varias iniciativas  dirigidas a ayudar en la región como el Africa Growth and Opportunity Act (AGOA).

Las sanciones también han impedido su acceso a semillas con certificación americana (ej. las variedades de alto rendimiento o aquellas resistentes a la sequía y a los pesticidas). Dicho de una manera franca, las sanciones por lo tanto han reducido las posibilidades de escapar de la pobreza para casi la mitad de la población activa de Sudán. 

El acceso a la asistencia técnica agrícola de los Estados Unidos también se ha visto frenado por las sanciones. Algo que también ha contribuido a una baja productividad de los granjas de subsistencia y de las cooperativas -en otras palabras, un incremento de la pobreza- y una falta aguda de concienciación de mejores prácticas medioambientales en la gestión de la tierra; esto revela que liberando al sector agrícola de las sanciones podría disminuir el riesgo de un conflicto entre comunidades en Darfur y en cualquier parte de Sudán en el futuro.

La asistencia financiera de los EE UU dirigida a  los suministros agroquímicos también ha finalizado con las sanciones; lo mismo ocurre en una prohibición en las ventas de sistemas modernos de irrigación y equipamiento, Together, estas limitaciones significan para la mayor parte de los granjeros en Sudán el verse forzados a reducir las áreas cultivadas o que hayan tenido que abandonar su negocio definitivamente, debido a los altos costes finales de la producción de cosechas de bajo rendimiento; otro acicate para las tasas de pobreza en Sudán.

Por último, las sanciones también han significado que las compañías sudanesas, que ya han conseguido (o teniendo el potencial de lograrlo) una magnitud considerable no puedan acceder al “estándar oro” de grandes compañías americanas de equipamiento como los tractores John Deere, las cosechadoras Cameco y los vehículos de preparación del terreno Caterpillar. Esto también ha tenido un impacto sobre los sudaneses; el rendimiento de la cosecha y los terrenos cultivables han terminado por debajo de su potencial máximo, minando la capacidad federal y estatal de responder de manera efectiva a emergencias alimentarias localizadas.

3. El sector de los transportes

El transporte terrestre también se ha visto dañado como resultado de las sanciones de Estados Unidos. Sudán tiene únicamente alrededor de 23 locomotoras activas, mientras que, hace 19 años, tenía 131. La razón de esta devastadora carga para las infraestructuras de Sudán es la negativa, debido a las sanciones, de la compañía General Electric (GE) a proveer de piezas de recambio a los motores de las locomotoras d ela red ferroviaria que originalmente suplían a Sudán. Sin los recambios adecuados Sudán es incapaz de desarrollar un sistema ferroviario viable.

Como resultado de este sistema de transportes ferroviario inadecuado, y solo con una emergente aunque creciente red de carreteras pavimentadas, muchas áreas del país funcionan de facto como regiones aisladas, con todos los costes y dificultades asociadas que conlleva para desarrollar negocios para pequeñas compañías tanto en el sector informal (el dominante) como en el formal y arrancan en frío economías pobres y proyectos de desarrollo social.

La falta de una red nacional ferroviaria, inducido por las sanciones, ha significado también que ha sido terriblemente difícil en aquel entonces para los convoyes de ayuda internacional llegar a los estados de Darfur y a sus campos de desplazados internos con comida y otros suministros necesarios de forma segura; muchos convoyes han sufrido ataques y han sido saqueados en las carreteras por bandidos y otros asaltantes no identificados.

Además de esta barrera física al movimiento de bienes agrícolas por tren a través del país, se ha levantado una barrera financiera. Sin el adecuado sistema de transporte ferroviario, los precios de los alimentos ha aumentado en todo Sudán en los últimos años y, trágicamente, los más vulnerables a esta volatilidad de los precios son los más pobres entre los pobres de Sudán, quienes tienen cada vez más difícil el poder permitirse suficiente comida y otros bienes esenciales.

4. El sector sanitario

Las importaciones de equipamientos como escáneres de rayos x, CT, MRI y otros artículos médicos están exentos de las sanciones de Estados Unidos; pero están todavía sujetos a licencias individuales aprobadas por la OFAC.

Existe un grave caso de exención total delas sanciones a material médico porque la aprobación de la licencia de la OFAC no fue lo suficientemente rápida para estas importaciones: numerosas muertes de sudaneses pobres y necesitados (especialmente ancianos y niños) han sido el resultado de estos extendidos retrasos en verificar que la OFAC aprobara el servicio o la importación, desde Estados Unidos, de piezas de repuesto para maquinaria hospitalaria de vital importancia. Las sanciones también han significado que el Instituto Nacional de Salud de Estado Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) no pueden prestar dinero a instituciones americanas o sudanesas que trabajar para curar o analizar las amenazas a la vida que suponen enfermedades endémicas de prevalencia en Sudán

Los diagnósticos de médicos sudaneses y otros profesionales de la salud se han visto seriamente limitados, culminando en muertes totalmente evitables - en especial, entre aquellos grupos sociales más vulnerables. Los diagnósticos médicos restringidos por las sanciones a menudo han llevado a familias sudanesas a grandes apuros económicos forzándolas a buscar mejores diagnósticos en el extranjero (y en muchos casos, que salvan vidas) para sus seres queridos.

Las sanciones también han afectado de forma severa a la producción farmacéutica en Sudán: han llevado a la pérdida de experiencia técnica americanas, acciones pioneras realizadas por Estados Unidos, maquinaria y piezas de repuesto. Los efectos de estas pérdidas en los sudaneses de a pie ha sido múltiples. En particular, en el acceso reducido a los tratamientos contra la malaria y otras medicinas que combaten enfermedades endémicas entre los sudaneses y los hogares más vulnerables, debido a la escasez de fármacos tanto genéricos como específicos (que en ocasiones también son de pobre calidad).

5. El sector de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC)

El Gobierno de los Estados Unidos anunció un levantamiento parcial de las sanciones en relación a los intercambios educativos en abril de 2013; sin embargo, esta distensión está enfocada a la investigación académica y la libre circulación de información entre las instituciones educativas y las asociaciones profesionales- pero no al uso personal de las tecnologías de la comunicación per se. En otras palabras, el régimen actual de sanciones en el sector de las TIC continúa impactando de forma negativa en el acceso al conocimiento y a la información online de los ciudadanos sudaneses en numerosos sectores – incluyendo instituciones educativas y acciones humanitarias que utilizan tecnología de Sistemas de Información Geográfica (SIG). De hecho, el actual régimen de sanciones en el sector de las TIC es más rígido que aquellas que se han aplicado a Irán. Por ejemplo, los estudiantes de ingeniería informática en Sudán se han visto imposibilitados en la obtención de sus certificados tras seguir y pasar cursos online asociados a instituciones americanas como MITx. La razón que se ha dado es que estos certificados no son expedidos a países que se incluyen en las listas de aquellos que patrocinan el terrorismo.

Aún más, páginas webs educativas, como Google Scholar y Audacity continúan bloqueadas para usuarios en Sudán. Además, la cartografía de las crisis, que fueron muy útiles durante las últimas riadas de agosto de 2013, continúan con un acceso restringido en Sudán debido a las sanciones. Los cartógrafos siguen sin tener acceso o comprar herramientas y/o aplicaciones de compañías americanas como Google (incluidas sus herramientas People Finder y Crisis Map ) o productos de ESRI, una compañía americana especializada en Sistemas de Información Geográfica (SIG).

Las sanciones en el sector de las TIC, tal y como siguen vigentes en Sudán, también prohíben las ventas de software, servicios y actualizaciones de mantenimiento en los ejes de la era digital, incluyendo todos los productos de Microsoft, los software operativos de Apple y el sistema Android de Google.

Ningún sudanés dentro del país puede comprar software original online. Los ciudadanos de a pie, así como universitarios, depende de forma extrema en software ilegales que pueden causar un daño irreparable a su hardware.

IMPACTO EN LAS FINANZAS PÚBLICAS

La severa -y en último término insostenibles-  coacción sobre las finanzas públicas ha sido el mayor factor de daño del régimen de sanciones de los Estados Unidos en los niveles de vida de los ciudadanos sudaneses y sus hogares. Continuando con las sanciones a Sudán americanas, y especialmente la subyacente y errónea designación como país patrocinador del terrorismo, legamente impide a los Estados Unidos asistir económicamente a Sudán, así como los mandatos de los gobiernos de los Estados Unidos para oponerse a cualquier apoyo económico a Sudán desde cualquier institución financiera internacional de las que sea miembro EE UU.Dicho sin rodeos, una prohibición en el comercio y la inversión que controla el 25% de la economía global (EE UU), ligado a la inexistencia de ayuda económica de instituciones financieras internacionales como el FMI y el Banco Mundial han retrasado la erradicación de la pobreza generalizada en Sudán.

De hecho, en los últimos años, los sudaneses de a pie se han visto damnificado tanto por la mayor crisis económica mundial desde la Gran Depresión y la subida brusca global del precio de los alimentos sin que ni un solo centavo del FMI o del Banco Mundial o de donantes occidentes haya creado una red de seguridad. Las sanciones y la catalogación como país patrocinador del terrorismo también han restringido la capacidad de Sudán de obtener ayuda extranjera para aliviar su deuda; esto, también, tiene un impacto en el nivel de vida de los sudaneses, y el gobierno de Sudán necesita un mayor espacio para obtener préstamos que financien a los más necesitados para invertir en una infraestructura social en todo el país.

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