Un millón de niños iraquíes sufren las consecuencias de la violencia del Estado Islámico

Redacción Atalayar 
Foto: Un grupo de niños  iraquíes en un campamento de refugiados. 
 
Muchos de los menores desplazados por los enfrentamientos en Irak entre los yihadistas del denominado Estado Islámico (EI) y los grupos opositores han sufrido abusos sexuales, han sido secuestrados o han muerto. De las más de  5,2 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria actualmente en el país, alrededor de 1,8 millones son desplazados que han tenido que buscar refugio por culpa del EI. Más de 900.000 niños se han visto obligados a abandonar sus hogares y huir junto a sus familias para buscar refugio en otras regiones de Irak debido al avance del Estado Islámico, el grupo yihadista suní que se ha hecho con la segunda ciudad más importante del país, Mosul, y buena parte del norte del país, así como grandes territorios de la vecina Siria, y pretende extender el terrorismo a más zonas. De las más de 5,2 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria actualmente en el país, 1,8 millones son desplazados que han tenido que buscar refugio en colegios, edificios inacabados, centros religiosos y campamentos para sobrevivir desde que Estado Islámico lanzó su ofensiva en enero y la recrudeció en junio con la toma de Mosul. Las organizaciones humanitarias internacionales han logrado acceder a 1,5 millones de personas con su ayuda, pero el aumento de la violencia desde el mes de agosto ha aumentado la preocupación del Fondo de Naciones Unidas  para la Infancia (UNICEF), la Organización Internacional para la Migración (OIM) y la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), según sus últimos informes. Según ha denunciado UNICEF, de los 900.000 niños desplazados desde enero, muchos de ellos yazidíes, -una de las minorías religiosas perseguidas por el Estado Islámico por ser "infieles"-, muchos han sufrido abusos sexuales, han sido secuestrados y otros han muerto. Los supervivientes llegan a las organizaciones internacionales con signos de deshidratación y en estado de shock. Pero las familias no se enfrentan únicamente a la violencia de los grupos extremistas. Cada vez más grupos de gente tienen dificultades para refugiarse en la región kurda de Irak, donde ya se alojan 850.000 desplazados, y el Gobierno ha impuesto medidas de seguridad y burocráticas a los desplazados. 
 
Necesidades crecientes 
El comienzo del nuevo curso escolar y el consecuente abandono de los colegios como lugares de acogida, sumado a los impedimentos que las organizaciones humanitarias encuentran cada día para repartir la ayuda a los ciudadanos y la proximidad del invierno son un motivo más de preocupación de las organizaciones y de las autoridades federales y locales. Cada vez menos familias desplazadas pueden alojarse con sus familiares y amigos en otras ciudades iraquíes porque los recursos de los refugiados y de las comunidades de acogida han disminuido. Por ello, cada vez hay más menores que vagan de localidad en localidad en busca de refugio y todos ellos lo hacen sin tener cubiertas sus necesidades primarias a nivel alimenticio, de seguridad, de educación y de acceso a agua e higiene. Pese a que las organizaciones internacionales llevan a cabo un operativo para intentar paliar los efectos nocivos que esta situación de violencia tiene sobre la población civil, las autoridades locales impiden que, en muchos casos, los habitantes reciban esta atención y ayuda, según la OCHA. En los lugares a los que se ha logrado acceder, la OCHA ha informado de que se ha proporcionado kits de higiene para adultos, kits básicos de agua para las familias, jabones y utensilios de higiene, entre otros útiles. Así, sólo en la semana del 20 de septiembre, 7.779 individuos han recibido acceso a agua potable en la gobernación de Anbar y más de 3.400 personas se han beneficiado de la recolección de residuos sólidos. Además, en torno a 586.500 personas han tenido acceso a 66 tanques de agua repartidos entre Dahuk y Zahko y otras 176.805 personas han recibido servicios sanitarios entre las ciudades de Dahuk, Erbil y Sulaymaniya, en el Kurdistán iraquí. 
 
Cobertura de exigencias alimenticias 
La OCHA estima que, al ritmo actual de distribución, a finales de 2014  se habrá hecho una inversión cercana a los 35 millones de dólares ( 27,4 millones de euros) para hacer frente a las necesidades alimenticias de los iraquíes, que desde enero de este año hasta septiembre han necesitado 57.625 toneladas de comida para sobrevivir. En la segunda semana de septiembre, las agencias de la ONU proporcionaron alimentos a más de 215.000 personas en todo el país y trabajan ahora con los servicios de almacenamiento, racionalización, logística y distribución del Kurdistán iraquí para lograr alcanzar a más personas de una forma más eficiente. Sin embargo, existen también zonas a las que no se tiene acceso y la asistencia es difícil, lo que, sumado al aumento de desplazados, eleva la presión sobre las comunidades de acogida y las organizaciones que trabajan en ellas. Por otro lado, las necesidades van más allá de la alimentación, la sanidad y el acceso a agua. El último informe de OIM destaca que encontrar un refugio es la prioridad de 110.223 personas en Irak. Además, al menos 480.000 personas necesitan recursos para prepararse para el invierno en el Kurdistán iraquí, pero los recursos existentes sólo cubren las necesidades de 240.000 personas. 
 
Servicios sanitarios insuficientes 
Los servicios públicos y sanitarios en Irak reciben una carga cada vez mayor a la que se le suman los más de 214.000 desplazados sirios que han buscado refugio en Irak desde que comenzaron los enfrentamientos en su país hace tres años. Pero la sobrecarga de los servicios sanitarios no viene determinada únicamente por la cifra de pacientes, sino por la falta de funcionamiento de dos de los 14 hospitales de la gobernación de Nínive, cuya capital es Mosul, y donde sólo operan  64 centros de atención primaria debido al desplazamiento de los trabajadores de otros 23. Además, 14 años después de que fuera erradicada, la polio reapareció en Irak durante el mes de marzo, según informaron las autoridades. UNICEF y la Organización Mundial de la Salud  (OMS) trabajan desde entonces para vacunar y atender a 3,75 millones de niños menores de cinco años.

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