El periodista Carlos Arévalo recupera 20 actores secundarios “de primera”
No es la primera vez que el periodista y escritor Carlos Arévalo se adentra en el mundo actoral español para investigar a sus protagonistas y, seguramente, esta tampoco va a ser la última. Su primer libro fue dedicado a José Bódalo, luego llegaron las biografías de Antonio Garisa y Jorge Sepúlveda, y, ahora, un elenco de 20 actores a los que quiere recordar y rendir homenaje: Rafaela Aparicio, Antonio Riquelme, José Orjás, Rafael López Somoza, Julia Caba Alba, Félix Fernández, Valentín Tornos, Rafael Hernández, Laly Soldevilla, Xan Das Bolas, Venancio Muro, Erasmo Pascual, Goyo Lebrero, Josefina Serratosa, Manuel Requena, Jesús Guzmán, José Sepúlveda, Pedro Porcel, Ángel Álvarez y Julia Lajos.
Una elección difícil, pues el teatro y ese cine español en blanco y negro ha contado con grandes intérpretes. Cómicos que no siempre tuvieron una vida fácil, pero que supieron divertir y entretener a sus espectadores, algo muy importante en aquellos años. El hecho de que todos hayan dado vida a personajes con oficios populares y muy humanos, cuenta Carlos Arévalo, fue clave a la hora de hacer la selección de estos “segundos” realmente de primera, aunque, añade, “también ha sido una decisión muy personal”. Papeles que no quita que en otras ocasiones interpretaran a galanes o marquesas, señala el autor, quien por encima de todo lo que ha pretendido es rendir homenaje a estos hombres y mujeres nacidos desde finales del siglo XIX hasta la década de los años 20 y “que tan buenos ratos nos han hecho pasar”.
La obra, publicada por El Cronista Cultural Ediciones, cuenta con el prólogo del actor Jaime Blanch, quien escribe que estos actores “conformarían una profesión que trataba, en mi modesta opinión, de sustituir la gomina y el corsé por la naturalidad y por un costumbrismo castizo que conectaba muy bien con el público”. Las magníficas caricaturas de Ángel Idígoras y el material fotográfico de numerosas secuencias cinematográficas complementan las semblanzas que el autor escribe de cada uno de ellos.
“Una insensatez maravillosa”
Amigos y familiares de estos actores se reunían recientemente en la Sociedad General de Autores (SGAE) para la presentación de “Aquellos ‘segundos’ de primera”. Un divertido y emotivo encuentro en el que el autor y el ilustrador se vieron arropados por dos grandes de la escena: Tony Antonio, presidente de la Asociación del Humorismo Español (ASHUMES), que mucho ha tenido que ver con que este libro vea la luz, y Miguel Rellán, quien agradeció a Carlos Arévalo “esta insensatez maravillosa”.
Un escenario en el que no faltaron los agradecimientos, ni las risas gracias a las distintas imitaciones de Tony Antonio, ni las emociones ni tampoco las sorpresas.
La proyección de las ilustraciones de Idígoras, una a una, mientras Arévalo contaba alguna anécdota o curiosidad hizo más que entretenido un acto en el que el recuerdo se convirtió en justicia. Así, contó que la gran Rafaela Aparicio tenía un ojo de cristal; que Julia Caba Alba, para sus papeles, siempre conseguía su vestuario de casa o se lo confeccionaba; que Riquelme trabajó en más de 200 títulos; que José Orjás se quitaba para actuar las gafas de alta graduación que llevaba; que Félix Fernández murió con las botas puestas al igual que Pedro Porcel; que Venancio Muro fue campeón de Castilla en lucha grecorromana; o que Jesús Guzmán, que nos dejó el pasado año cuando poco le quedaba para llegar al siglo, seguía siendo reconocido por la calle como el cartero de “Crónicas de un pueblo”, aunque la gente no recordase su nombre…, un gran actor que llegó a trabajar con Clint Eastwood.
Dibujos con alma
Actores que a la hora de ser dibujados han presentado casi la misma facilidad como dificultad. “Facilidad, porque tienen rasgos peculiares fácil de identificar, pero difíciles a la hora de mostrar su alma”, comentó Idígoras, que también desveló que los ojos son los primeros en ser pintados. Y ahí vino la sorpresa, cuando convirtió el dibujo de Don Cicuta, el famoso personaje del programa televisivo “Un, dos, tres”, al que dio vida Valentín Tornos, en el del escritor Carlos Arévalo, ante el asombro de los presentes. Magia inocente como la que hacían nuestros cómicos en el escenario o en la pantalla.
Cuando tomó la palabra Miguel Rellán, elogió aquella época y a estos grandes actores “que hacían bueno cualquier papel”, pero también criticó ese olvido. “Me cabrea mucho la falta de memoria”, dijo, tras contar que una conocida joven actriz no sabía quién era Paul Newman, y que cuando murió el escritor Caballero Bonald nadie de Cultura fue a su entierro, aunque peor fue cuando desde el Ministerio lo confundieron y subieron a las redes la foto de Sánchez Ferlosio. “Somos un país duro, pero todavía hay esperanza”.
Y así comienza a caminar este libro “que no ha sido fácil”, comenta Arévalo, pues, aunque buscó ayuda pública y privada para su publicación, recibió muchas negativas antes de que ASHUMES y su presidente apostara por él. Un camino con muchas piedras, pero también manos tendidas como la de los familiares “que me abrieron su memoria para poder rescatar del olvido a tan queridos actores y actrices e intentar que las nuevas generaciones se acerquen a ellos”.
“Este libro es una joyita que bien ha valido la pena”, en palabras de Miguel Rellán.