La suspensión y el aplazamiento de las competiciones sacuden los cimientos del deporte y pueden conducir a un acusado descenso de los ingresos

La industria deportiva teme graves pérdidas económicas por la pandemia del coronavirus

AP/JAE C.HONG - Anillos olímpicos frente al Nuevo Estadio Nacional de Tokio

La crisis sanitaria planetaria desatada por la propagación de la enfermedad COVID-19, que ha dejado centenares de miles de muertos y millones de afectados, ha golpeado duramente al mundo del deporte habida cuenta del cese prácticamente mundial de la celebración de eventos deportivos (salvo raras excepciones como Bielorrusia, Tayikistán, Taiwán, Nicaragua o Burundi); lo que supondrá previsiblemente un importante problema para las finanzas del sector. Algo que genera temor e incertidumbre sobre el porvenir del área deportiva a nivel internacional. 

La mayor afectación tendrá que ver seguramente con el aspecto relacionado con los derechos de retransmisión de las competiciones y los ingresos deportivos, un tema espinoso y peliagudo que está generando ya un debate profundo. La actual paralización de prácticamente el total de las citas deportivas más relevantes a lo largo y ancho del globo terráqueo ha provocado la duda sobre qué hacer con los derechos televisivos ahora y en el futuro. 

Cadenas de todo el mundo invirtieron mucho dinero para hacerse con la propiedad de los derechos de emisión de todo tipo de eventos deportivos y en muchos casos las temporadas y calendarios en diversos deportes, como el fútbol o el baloncesto por poner algunos ejemplos, han quedado aplazados hasta nueva orden a la espera de poder completarse si hay opción en un futuro, quizás ya a partir de este verano. Hay presiones fuertes para que se terminen las competiciones de cara a satisfacer los intereses televisivos y no tener que rendir cuentas posteriores por no corresponder con unos derechos por los que se ha pagada una suma sustancial. Y es que se cuenta ahora mismo con una interrupción en los ingresos de los clubes de fútbol y entidades deportivas en general y en las instituciones encargadas de la organización de las competiciones, lo que afecta obviamente a presupuestos y a la tesorería. 

Y también existe miedo por lo que pueda ocurrir en el futuro con el nuevo baremo que puede haber del valor de los derechos de retransmisión de eventos deportivos. 

Sin ir más lejos, la revista Forbes calcula que los principales deportes en Estados Unidos dejarán de ganar, al menos, 5.000 millones de dólares debido al coronavirus, cifra que podría ascender hasta los 10.000 millones si la actividad no se reanuda en el mes de julio.

La mayoría de estas pérdidas provienen de los derechos de televisión, pero las principales competiciones deportivas en todo el mundo podrían reclamar dinero en los tribunales y amortiguar en cierta medida el golpe. Además, de los seguros que puedan haberse suscrito en determinados casos para garantizar las cifras recibidas. 
Son las competiciones y Ligas nacionales, que tienen sus propios contratos y derechos, las que podrían sufrir más. Debido a esto, las Ligas de fútbol de toda Europa siguen haciendo tiempo y esperando para tomar decisiones más precisas sobre los aplazamientos y cuándo volver a la acción; y, también por eso se tardó tanto tiempo en decretar el aplazamiento hasta 2021 de los Juegos Olímpicos de Tokio, por ejemplo. 

Las taquillas, importante fuente de ingresos también, obviamente son otra preocupación más. Muchas entidades han presupuestado desde el inicio de la temporada unos beneficios relacionados con la venta de entradas para partidos o competiciones deportivas los cuales ahora se han esfumado de repente. Se prevé que, en muchos casos, aunque se retorne a la disputa de eventos deportivos de todo tipo esta vuelta se tenga que llevar a cabo a puerta cerrada, sin público, para seguir cumpliendo con las medidas de distanciamiento social planteadas por instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) para frenar la propagación de la COVID-19. Lo que supondría la desaparición de las ganancias esperadas por esa venta de entradas programada. 

El turismo también se verá muy afectado por la paralización del deporte. El sector turístico está vinculado también con las citas deportivas que atraen a miles de personas en diferentes partes del mundo. 

Los JJOO son un gran ejemplo de esto. La máxima competición deportiva a nivel planetario genera una gran expectación y en el caso de las recientemente aplazadas Olimpiadas de Tokio se esperaban alrededor de medio millón de visitantes, principalmente de Estados Unidos y Europa, en tierras niponas de cara al cónclave olímpico. 
Lo mismo sucede con otros compromisos de relevancia, como ocurre en el fútbol de élite y con torneos como la Champions League o la Eurocopa de naciones, que se desplazó de este verano al verano siguiente de 2021. Unas citas de las que depende parte del turismo asociado a ámbitos como la venta de entradas o las visitas a estadios o museos deportivos. 

No se puede negar que el deporte se verá muy afectado por la crisis del coronavirus y las autoridades ya se están preparando para esto con cumbres al más alto nivel para valorar y acordar hojas de ruta para atenuar lo más posible el golpe recibido por la pandemia del coronavirus. 

Las pérdidas que se calculan en este momento pueden ser multimillonarias. Las suspensiones provocarán seguramente devastadoras pérdidas económicas para todos los deportes. Las pólizas de aseguradoras podrían mitigar el efecto, pero aun así la debacle puede ser de grandes dimensiones. 

Según fuentes como la propia organización de los Juegos Olímpicos de Tokio o consultoras como KPMG o Sport Value, las cifras que se manejan son de impresión. 

Respecto a los JJOO, la cita deportiva más importante a nivel mundial, que se disputa cada cuatro años, la inversión final hecha para su celebración asciende a unos 25.500 millones de euros (unos 5.000 millones asumidos por la ciudad de Tokio, otros 5.000 por el Comité Olímpico de Japón y unos 1.265 por el Gobierno nipón). Se contaba con unos ingresos previstos de 44.000 millones de euros, entre los que estaban contabilizados 4.500 millones por derechos de televisión, 3.000 millones procedentes de patrocinios privados de empresas como Toyota, Bridgestone o Panasonic o 900 millones en concepto de entradas, mercadotecnia y otros aspectos como los ingresos previstos por la llegada de turistas extranjeros, en una cifra estimada superior a los 600.000 visitantes; todo lo cual queda puesto en solfa ahora por la situación que puede haber de cara al próximo verano de 2021, periodo al que se ha movido la celebración de la cita olímpica. 

En cuanto al deporte rey, el fútbol, los número son a tener muy en cuenta también. La gran cita futbolística que estaba programada para 2020, la Eurocopa, fue desplazada al año que viene y se especula con el dinero que mueve este torneo, que cuenta con un presupuesto de 2.200 millones de euros y que otorga 371 millones en premios a los 24 equipos clasificados, 200 millones por compensación a los clubes que ceden a sus futbolistas para jugar el torneo y 775 millones a las Federaciones de cada nación. 

Por otro lado, las competiciones europeas de fútbol detenidas hasta el momento también implican suntuosas sumas a repartir entre los equipos participantes. Así, la Champions League, máxima competición europea a nivel de clubes, engloba hasta una suma de 1.950 millones de euros que se destinan a las escuadras participantes; mientras, la Europa League mueve unos 510 millones de euros en este aspecto. 

Las grandes Ligas de Europa esperan pérdidas también cuantiosas, ya que del total de los ingresos fijado y puesto en juego sumando la Premier League inglesa, LaLiga española, la Bundesliga alemana, la Seria A italiana y la Ligue 1 francesa, que supone unos 4.000 millones de euros, el 60% procede de los derechos de retransmisión televisivos, el 25% de los ingresos por patrocinios de marcas y el 15% por otros conceptos. Las pérdidas por el cese de la actividad pueden llegar a los 1.200 millones de euros en la Premier League, los 900 millones en LaLiga española, los 740 millones en la Bundesliga, más de 600 millones en la Serie A italiana y casi 400 millones en la competición doméstica gala. 

En este escenario, en el caso de España se han tratado de limar asperezas entre dos dirigentes antagónicos y hasta ahora enfrentados como Javier Tebas, presidente de LaLiga, y Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), gracias a la mediación el Consejo Superior de Deportes (CSD) y su presidenta Irene Lozano. 

En una reunión a tres bandas celebrada la semana pasada, las partes involucradas pactaron un acuerdo de base para llevar a cabo la vuelta del fútbol cuando se den las condiciones necesarias y exista el visto bueno del Ministerio de Sanidad para proteger la salud de los implicados. 

El principio de acuerdo, del que no se dieron detalles, se seguirá desarrollando “en el corto, medio y largo plazo para diseñar el futuro del fútbol español tras la pandemia”, según se manifestó en un comunicado oficial conjunto, con la intención de establecer un procedimiento a seguir para la reactivación del fútbol español, que lleva parado desde el 13 de marzo por la crisis sanitaria desatada por la expansión de la enfermedad COVID-19; todo ello con la firme intención de volver a poner en marcha la competición a nivel nacional para limitar los efectos negativos sobre la misma. 

La nota oficial también señaló que Irene Lozano, Luis Rubiales y Javier Tebas "se comprometieron igualmente a dedicar parte de los recursos que generen los derechos audiovisuales del fútbol a un rescate del resto de deportes federados, olímpicos y paralímpicos". Los presidentes de la RFEF y LaLiga, máximos órganos rectores del balompié español, también "suscribieron un compromiso para crear un fondo de contingencia de 10 millones de euros, al que invitarán a participar a otras entidades como la Asociación de Futbolistas (AFE), para ayudar a los deportistas más vulnerables".

Otros deportes ponen en juego unas sumas que se pueden ver comprometidas también. Como es el caso del automovilismo y el motociclismo, con la Fórmula 1, con 105 millones de euros de media de impacto en cada ciudad que alberga un Gran Premio, o el campeonato de MotoGP, con 57 millones de media por urbe y Gran Premio. Además, de competiciones en Estados Unidos relativas a disciplinas como el baloncesto, con una NBA (competición baloncestística más relevante a nivel mundial) que podría dejar de ingresar solamente en taquilla 916 millones de euros , o el béisbol, con una MLB que puede dejar de ganar hasta 2.000 millones de euros por la interrupción de la venta de entradas.