Lionel Messi no se lo merece
Hace un año, con el episodio del burofax, Messi estaba convencido en abandonar el equipo que le hizo grande y al equipo al que él hizo grande también.
Leo es y será el mejor futbolista que ha tenido el equipo azulgrana. Para muchos el mejor jugador de fútbol de la historia. Con un palmarés casi imposible de igualar.
Coincidió que una generación de futbolistas magnífica y los resultados fueron excelentes. Pero también coincidió con la peor generación de gestores de la entidad barcelonesa.
¿Qué opinaría Josep Lluís Nuñez, que estuvo doce años? O qué opinan Joan Gaspart, que estuvo tres, o Joan Laporta, que estuvo siete, de la labor de Sandro Rosell o Josep Maria Bartomeu.
La horrenda gestión de un club en la mejor época deportiva de su historia ha llevado a que su mejor jugador Leo Messi haya tenido que marcharse no porque él quiera, no por motivos económicos del jugador, sino por el despilfarro que estos presidentes han perpetrado en los últimos años.
Estos dos presidentes no obstante han pasado por la cárcel y siguen teniendo causas pendientes.
Qué pena de afición, qué pena de jugadores y qué pena de toda España de ver cómo el mundo entero se hace eco de una injusticia y del desconsuelo ante la marcha de uno de los mejores jugadores de la historia.
Ya hablamos la semana pasada de los cuantiosos emolumentos que percibían los jugadores azulgranas. Una auténtica locura no comparable ni de cerca con clubes históricos como el Bayern de Múnich, el Liverpool o el Real Madrid.
Los dirigentes del club firmaban contratos como el de Pjanic de 6,5 millones de euros además de haber pagado 60 millones. Prácticamente no ha jugado apenas partido alguno. Como él, otros muchos.
Estas malas gestiones a las que muchos atribuyen intereses ocultos o comisiones sospechosas han hecho que en lugar de hacer un buen proyecto deportivo y una plantilla equilibrada y de nivel en torno a su gran estrella la situación haya derivado en un equipo vulgar que año tras año era eliminado de la Champions League en cuanto el rival tenía un mínimo de calidad. Solo Leo y alguno más daban el nivel mínimo, el resto nada.
Por este motivo, Messi se quería marchar. Por las promesas incumplidas año tras año por parte de estos dirigentes incapaces para los intereses del equipo azulgrana, pero muy capaces para sus propios intereses.
El crack argentino se negó a hablar con el presidente y ahora sabemos por qué. Se quería marchar del club de sus amores, de la ciudad donde han nacido y crecido sus hijos y ahora sabemos por qué.
Pero apareció un rayo de esperanza en forma de Joan Laporta. El nuevo presidente intentó solucionar un problema que a priori, aunque difícil, tenía solución, pero cuando entró en el club y encargó la auditoría todo se vino abajo.
Las peores previsiones posibles eran de juguete al lado de la realidad. El club está en quiebra absoluta. Maniatado por unos contratos que podrían haber elaborado algún club-Estado, que todos tenemos en mente, pero no por una sociedad deportiva propiedad de unos socios.
Contratos que son imposible de rescindir. Quien convence a Griezmann para que se marche a otro equipo a ganar diez millones, en el mejor de los casos, y deje de percibir los 35 millones que tiene firmados.
Sin hablar de Umtití con 12 millones de euros, Coutinho con 24, Braithwaite con 6 y muchos más.
Jugadores por los que ni siquiera ha habido un mínimo interés de ningún equipo.
A esto hay que sumar los 1.300 millones de deuda, 700 a pagar a corto plazo.
No ha sido posible, ni reduciendo su ficha un 50%, que Messi continúe en el equipo por la pésima gestión de unos dirigentes egoístas e incapaces.
Parece incomprensible que el mayor reclamo, la mayor fuente de ingresos, la mejor imagen del club tenga que marcharse de esta manera. Con lágrimas en los ojos, en contra de la opinión de todos los aficionados, culés y de todas las partes de España, en contra de la opinión de su propia familia, en contra de la opinión de la Federación Española de Fútbol y de la Liga de Fútbol Profesional y en contra de la opinión de su actual presidente.
Saldrán muchos a criticar que las estrellas azulgranas salen mal del conjunto azulgrana históricamente, como Maradona, Ronaldo, Suárez, etc.
Pero lo de Messi es completamente distinto. Puede ser otro caso de una estrella más que sale por la puerta de atrás, pero es una situación tan cruel para todos los que aman al Barcelona, a Messi, al fútbol y una impotencia tan grande que, ojalá me equivoque, pero puede ser un punto de inflexión en el FC Barcelona. El comienzo de un declive acelerado.
De un descenso de la asistencia del aficionado culé al Camp Nou. De un descenso de seguidores en todo el mundo. A Joan Laporta le espera un trabajo duro y muy ingrato.
¡Gracias a los dirigentes azulgranas de los últimos años!
En un futuro se estudiará en las universidades lo que nunca se debe hacer para gestionar un club, una empresa y una masa social. El nefasto caso azulgrana.