Militao jubila a Ramos
El fútbol no tiene memoria. Es una máquina de devorar jugadores. El que se mueve no sale en la foto que se hacen los equipos antes de los partidos. Militao ha retratado a Sergio Ramos en esa instantánea. En el campo también ha ido sumando galones en una defensa inestable hasta ser parte importante en un club que lucha por la Liga y por la Champions en mayo.
Militao llegó al Real Madrid en 2018 procedente del Oporto. Los 50 millones de euros de su traspaso y ese apellido daban mucho juego para todo tipo de bromas y críticas. Un desconocido en España y muy reconocido en Portugal como un gran central. El Madrid pagó caro, como siempre, y esperó a que sonara la flauta del rendimiento, como siempre. Y sonó.
Los primeros partidos que se recuerdan de Éder Militao eran el de un jugador sudando excesivamente, nervioso, mal posicionado… Una calamidad de esas que el Bernabéu se merienda en dos tardes y nunca más. Pero el Di Stéfano y la falta de pitos en la grada consiguieron que el brasileño ganara confianza. Nunca sabremos si Zidane confió en él o no tuvo más remedio que alinearle. Como tampoco lo sabremos de todos los jugadores a los que está dando minutos esta temporada por las bajas de los titulares. Lo que sí sabemos es que Militao y el resto de la segunda unidad se está dejando en el césped todo lo que tienen. Aunque Marcelo, Hazard o Isco no tengan demasiado que ofrecer.
Osasuna fue un día más del servicio militar de Militao en el Real Madrid. Su formación como futuro central acabará al final de la temporada y, quizá, con algún titulo. No hay duda de su liderazgo. Ha superado en potencial al propio Varane que lo aprendió todo de sus noches de gloria junto a Sergio Ramos.
El central de Sevilla cuenta los días para decir adiós. Algunos dicen que ya se ha despedido de la plantilla. Otros, que el Real Madrid le ha dejado marcharse porque era el mejor momento. En todo caso, saldrá como todas las leyendas: por la puerta de atrás y, si es listo, en silencio para volver algún día a su casa.
La lesión, la operación, la recuperación… Ramos pensaba que su ausencia iba a ser la debacle blanca. El hundimiento del barco que hacía aguas en noviembre. Un motivo para firmar la renovación que deseaba. Pero Zidane, su flor, la plantilla y esa pizca de suerte que hay que saber buscar han hecho olvidar a Ramos del presente blanco.
Zidane puede volver a contar con el sevillano ante el Chelsea. Varane se retiró con molestias del partido ante Osasuna. Si no se recupera, Ramos tiene opciones de jugar, aunque sería un riesgo porque no tiene el ritmo de unas semifinales de Champions. El problema será que Militao y Varane estén disponibles. Zidane los elegirá y lo de Ramos al banquillo se venderá con aquello de que no tiene el “alta deportiva” que un día se inventó Karanka.
El final de temporada será apasionante para el Real Madrid. Con dos títulos a tiro de un puñado de partidos. Gane o pierda la temporada será heroica. El escudo tapando las carencias deportivas en las que ha sumido Florentino Pérez al equipo. Una plantilla entregada en manos de algo más que un entrenador.
Luego vendrá el mercadeo habitual de cada verano, pero en versión amarga. Si Ramos se queda es porque el Real Madrid vende bien a Varane, que quiere irse. También está la opción de que se vayan los dos, llegue Alaba y junto a Militao y Nacho sean la defensa para la 21-22. Marcelo también debería salir porque su rendimiento ya no está a la altura. Al menos, no airea su futuro en los medios para vender victimismo. Isco tampoco da para más y la Juventus se ha fijado en él. El resto se queda en manos del Ser Superior y su capacidad para equilibrar una plantilla mientras termina el estadio y negocia por una nueva superestrella.
De lo que no hay duda es que el final de temporada es para Militao. El de Sertãozinho (Sao Paulo) ha jubilado a Ramos sin darse cuenta.