Multichampions: El Atlético se corona en Liverpool
El coronavirus conseguirá que el fútbol eche el cierre durante un tiempo. Antes, nos dejó un partido histórico entre el Liverpool y el Atlético de Madrid. Con público, con besos, abrazos, apretones de manos, aficionados sin camiseta… las autoridades sanitarias temblaban al ver Anfield. Lloraremos las consecuencias de la ignorancia, pero el Atleti ya está en cuartos.
El fútbol total del Liverpool hizo todo lo que tenía que hacer. 2-0 en el marcador y a pensar en los cuartos. Un gol en la prórroga. Los tiempos extras que le sobran al Atlético de Madrid desde que pisó Milán. En los 90 minutos previos los de Simeone habían puesto un video de ese Atlético de Madrid que ganaba al Chelsea con gol de Adrián. El que ganaba al Barça y le dejaba fuera de Europa. El que lleva la firma del Cholo y hace mucho que no aparecía.
Un portero. Uno que saque partidos. Invisible 89 minutos y crucial en el último minuto. Aquel Casillas de la Octava, de la final del Mundial. Mejor, el Oblak de Anfield. El que paraba todo mientras, a lo lejos, veía a Adrián enfriarse. El portero sevillano firmó la derrota de su equipo. Un balón regalado, un gol que se escapa, una estirada lenta… matices que cambian un partido. El futuro de la portería de España en la Eurocopa se empaña. No hay porteros de garantías. Pero eso da para otro hilo.
Pizarras, estilos, sistemas, tácticas… todo eso es fútbol. Desde el Getafe de Bordalás al Inter de Mourinho pasando por el Barça de Guardiola. La queja, el lloro, la excusa… sobra. Simeone evitó que el Liverpool corriera en el Metropolitano y ganó. En Anfield dio valor a la defensa y cargó al equipo de paciencia. Y ganó. Pensar en el rival y buscar sus puntos débiles. Defender una falta de Messi dentro del área. Estudiar el fútbol también es fútbol.
Marcos Llorente estaba fuera. Fuera del Real Madrid y fuera de la pizarra de Simeone. Bienvendido por el Madrid y mal comprado por el Atlético. Pero cuando tu entrenador es Simeone y se ha fijado en ti, siempre hay otra oportunidad. Incompatible con Valverde en el conjunto blanco, en el Atlético sería la pieza clave del Cholo. El centrocampista de contención vacunó al Liverpool con dos goles de derroche físico. Llorente ha llegado. La saga continúa.
El Valencia no está para gestas. Mientras suspendían las fallas, casi mil personas se juntaban a las puertas de Mestalla para animar a su equipo. Podrán evitar la masificación dentro, pero la gente es tan libre como insensata de estar fuera. Las gradas vacías impresionan. Enfría el fútbol. Pero esos jugadores empezaron en campos vacíos jugando para ellos. No importaba el público. Hace tiempo que el fútbol se vendió a las teles y se olvidó del aficionado.
Josip Ilicic es de los que empezó a jugar al fútbol en campos vacíos de Eslovenia. Una grada sin público es parte de su desarrollo como jugador. Llegó a Mestalla y se encontró con dos penaltis regalados y un rival desahuciado. El Atalanta hizo lo que sabe, marcar más goles de los que encaja. No le dará para ganar mucho, pero, de momento, ya está en cuartos de final.
El PSG remontó al Dortmund y rompe la barrera de los octavos. El equipo rico ha pasado de tener dinero a tener fútbol. Neymar metió el gol que le convierte de nuevo en futbolista decisivo. La portería ayuda. Atrás quedaron las pruebas con porteros desconocidos o con el veterano Buffon. Navas pone orden en París, para y monta fiestas. De la escuela de Neymar.
La Champions se queda sin Mourinho. El fútbol se quedó sin el entrenador portugués hace años. Oporto, Inter y Real Madrid sacaron lo mejor de él. Exprimieron su libreto al máximo. Siempre querido y siempre criticado. Tomó las riendas del Tottenham para no quedarse fuera del mercado y no pasar de moda. Pero ya no tiene ascendencia sobre los jugadores. Su mano dura ya no rompe vestuarios y los jugadores objetaron de su mili.
El coronavirus deja a la Champions sin futuro a corto plazo. A la competición le interesa que se sigan disputando partidos. Que se celebre la gran final de Estambul, que se celebre la Eurocopa en verano. Que el dinero de los patrocinadores y las televisiones siga fluyendo. El público interesa menos. Podrían pasar los meses y los partidos a puerta cerrada. Delante de la televisión siempre habrá alguien. Los partidos a las siete de la tarde certificaron que la tele manda mucho. Finales en Cardiff o en Bakú. Países perdidos y estadios sin aforo. La protección del jugador es lo único que podría forzar a suspender el fútbol, a jugar eliminatorias a partidos únicos en campos neutrales… El futuro sin fútbol. El fútbol sin futuro.