El presente del Barça y el futuro del Real Madrid
La final de la Copa del Rey de baloncesto en el Wizink Center de Madrid coronó al Barça de Sarunas Jasikevicius. El terremoto que vive el club encuentra algo de estabilidad deportiva en el fútbol y en el baloncesto. En Koeman y en Jasikevicius hay dos estandartes donde puede ondear la bandera. El fútbol sala les corona en Europa y en balonmano siguen de paseo militar.
Ya nadie se acuerda de las críticas del verano cuando ficharon a Calathes. De la sangría de sueldos con tipos como Mirotic o Higgins. La gestión económica del club ha sido muy mala, ahí están los números, pero en la parcela deportiva no había excusa para no ganar. La crisis con Heurtel se resolvió igual de mal que se ha hecho todo en los despachos. Pero los mimbres eran buenos y el director de la orquesta, también. Faltaba la química de equipo que hace funcionar a las grandes plantillas. Y la mecha prendió en la Copa del Rey.
El Barça jugó la final en las semifinales. Suele pasar en muchos deportes. Hay partidos previos más difíciles que el que te corona como campeón. El juego ante Unicaja fue muy intenso. Las defensas se perdieron en el parqué y el aficionado disfrutó por la tele del juego que acabó en un 103-93. El Real Madrid despachó un Valencia correoso que llegaba con ganas de dar la sorpresa. Deck y Thompkins lideraron a su equipo, aunque el gran momento se produjo al final. Pablo Laso superaba a Lolo Sainz como el entrenador que más partidos ha dirigido al Real Madrid con 735.
Un entrenador histórico que tiene fecha de caducidad si Florentino Pérez no lo impide. Felipe Reyes y Jaycee Carroll no seguirán de blanco. Garuba podría poner rumbo a la NBA. Laprovittola sería el sacrificado si se cierra la llegada de Heurtel que lame sus heridas en el limbo del baloncesto. El castillo que ha construido el rey Pablo se puede venir abajo a la velocidad a la que se ha caído en la final contra el Barça.
Por muchos problemas que tuvieran los blancos no había excusas. Llull no justificó la derrota en nada más que en el juego. Ni la falta de Rudy Fernández, ni las lesiones. Para Sergio Llull hay plantilla. Lo que no hay es un futuro trabajado.
En la pista, la defensa de cambios del Barca le dio muchos problemas al Madrid. En el triple estuvieron mal (7/27) y en el rebote ofensivo el Barça les destrozó (15 para el Real Madrid y 26 para el Barça). Los de Laso necesitan los tiros de tres y el rebote para poder correr, tener fluidez en ataque y energía para defender. El equipo azulgrana no se lo permitió. Jasikevicius puso en marcha la defensa de cambios, aprovechó los desajustes defensivos y provocó el dos contra uno. La apisonadora pasó en el primer cuarto y se fue con el trabajo hecho al final del último tiempo con todo decidido.
El título es algo más para unos y otros. Al Barcelona le da algo de esperanza semanas antes de las elecciones y de un futuro incierto para las secciones. El baloncesto no correrá peligro, pero los recortes van a llegar porque el club es un negocio inviable. Será un espaldarazo para la ACB y para aguantar el liderato en la Euroliga.
Para el Real Madrid es un toque de atención. El futuro está comprometido. Si la salida de Sergio Ramos es hasta necesaria, la de Laso puede ser un drama. A Florentino Pérez siempre le salen los números. No sabrá de fútbol, no sabrá de basket pero sabe cómo no dejar hundida a una empresa. Las cosas del baloncesto son más sencillas y menos mediáticas. Los recortes de sueldos también han llegado a la sección y se notará en la renovación de Llul… ¿y en la de Pablo Laso?
Que el contrato del entrenador no eclipse el problema de regeneración de la plantilla. El Real Madrid debe cubrir muchos perfiles. Buscar jugadores y conseguir que les quede bien la camiseta. Unir los puntos entre ellos y seguir a su líder. El deporte de equipo no entiende de nombres. Si el grupo funciona todo es más fácil. Ya lo avisó Carlomagno, “he aprendido más de mi única derrota, que de todas mis victorias”.
