16.000 aviones hibernan en tierra en plena primavera
Alrededor de 16.000 aviones están en el suelo, con sus asientos vacíos, los motores parados, las luces apagadas y sin perspectivas de llenar sus cabinas de pasaje y levantar el vuelo en un corto plazo. Son aeronaves de todos los modelos y tamaños pertenecientes a centenares de compañías aéreas de países de los cinco continentes, las mismas que durante décadas han transportado a cientos de millones de viajeros alrededor de todo el planeta y que ahora se amontonan en aeropuertos y centros logísticos aeronáuticos a la espera de tiempos mejores.
Están aparcados a la intemperie, pegados unos junto a otros, en lugares bajo el Sol abrasador de zonas extremadamente cálidas o bajo un frío intenso, nieve o una lluvia que nunca acaba. Son el resultado directo de la detención prácticamente total del tráfico aéreo regular de pasajeros impuesto por los gobiernos para evitar la expansión de la pandemia por coronavirus COVID-19, cuyas consecuencias han supuesto un gigantesco fiasco económico para las aerolíneas de todo mundo, pero también un enorme problema logístico.
Del parque de 23.000 aviones de pasajeros y carga que las compañías de análisis de datos especializadas en el sector aeronáutico como Ascend y Cirium calculan que prestan servicios en las líneas aéreas mundiales, el hecho de que 16.000 se encuentren estacionados son actividad alguna supone en torno que en torno al 70% están fuera de servicio.
En Europa, la aerolínea alemana Lufthansa ‒con alrededor de 350 aeronaves‒ tiene cerca de 300 parados; British Airways, con un total de 274 aviones, presta servicio con escasamente 75 unidades; Air France vuela con solo 40 aparatos de un total de 225; el grupo Alitalia lleva al aire 42 de sus 133 aviones; y el transportista español Iberia y sus filiales, con poco más de 80 ejemplares, solo mantiene en vuelo una docena.
Las compañías aéreas más importantes de los países árabes también reflejan la retirada de servicio de aviones. Emirates, con una flota de 269 aparatos, tiene en servicio 81 aeronaves y 188 aparcados, entre ellos todos sus más de un centenar de enormes Airbus A-380. Saudia cuenta con 167 aviones, pero 29 vuelan y 138 están paralizados. Algo semejante pasa con Ethihad, que con 102 aviones, en vuelo solo están 36 y estacionados 66, con todos sus diez A-380 en tierra.
Las tres importantes compañías aéreas, American, Delta y United Airlines norteamericanas, con algo más de 3.000 aviones en conjunto, mantienen en tierra a la mitad de su flota, todos los dedicados a vuelos intercontinentales y una parte de los empleados en vuelos domésticos. Y es que, impedidos de volar y a la espera de la vuelta a la normalidad del tráfico aéreo doméstico, regional e intercontinental, la principal alternativa que vislumbran los gestores de las aerolíneas para salvaguardar sus costosas flotas tras el brutal frenazo en seco de los vuelos consiste en mantener en tierra los aviones que no prestan servicio.
Los aparcan en sus propias instalaciones, en los aeropuertos de sus respectivos países cuyos costes son más bajos o en aquellos centros logísticos dedicados al estacionamiento de aeronaves fuera de servicio para su mantenimiento, modificación o desguace. Otras medidas que han adoptado consisten en adelantar la retirada de servicio de los aparatos menos rentables y en jubilar de forma anticipada a los más viejos. Los aviones que más están siendo afectados por la crisis del transporte aéreo aparatos llamados de fuselaje ancho o de doble pasillo, cuyos máximos representantes son el mítico Boeing 747 Jumbo y el lujoso Airbus A-380.
Encontrar el espacio y las condiciones adecuadas para el 62% de los aviones del mundo y mantenerlos en condiciones de volar se han convertido de repente en la máxima prioridad, o mejor dicho, en una “pesadilla”, asegura un alto directivo de una compañía aérea española que prefiere permanecer en el anonimato. Se siguen buscando con lupa espacios en aeropuertos o en instalaciones de almacenamiento con capacidad para alojar aviones durante largos plazos, en especial en lugares áridos y secos, como el interior de Australia y el desierto de Mojave, en Estados Unidos.
Porque mantener estacionado un avión de pasajeros o de carga tiene su coste, del orden de 1.000 euros al día. A ello hay que añadir que todas las aeronaves requieren un mantenimiento continuado de sus equipos a bordo, ya sea por tiempo o por horas de vuelo. Todos los aparatos tienen que recibir su certificación de haber cumplido las revisiones periódicas, ya se trate de sus motores, sistemas de control de vuelo, equipos hidráulicos e incluso de sus ruedas.
En España, el aeropuerto de Teruel es el único especializado en acoger aviones para estacionamientos de larga estancia, ya sea porque “no prestan servicio de manera temporal, se encuentran próximos a su retirada de servicio o están a la espera de su entrega a un cliente” asegura su director general, Alejandro Ibrahim. Teruel si existe en el escenario aeronáutico mundial ya que, además de estacionar aeronaves, entre los servicios que presta se encuentra el de efectuar las labores de mantenimiento de todos los equipos a bordo, lo que asume una empresa especializada que ostenta la concesión.
Considerado el más grande de Europa y situado en una zona de clima frío, pero seco, el aeropuerto de Teruel dispone de capacidad para albergar 125 grandes aparatos. En estos momentos cuenta con 90 aviones en su plataforma de estacionamiento, entre ellos cinco Airbus A-380, a los que se sumarán en los próximos alrededor de una decena más que, por sus enormes dimensiones ‒80 metros de envergadura y 73 de longitud- tienen dificultades para estacionar en aeropuertos convencionales, a semejanza de su hermano mayor, el Boeing 747 Jumbo, con unas dimensiones semejantes, pero algo menores.
Tal es la demanda actual y la que se prevé para el futuro, que el Consejo Rector del aeropuerto aragonés, en su reunión del 27 de abril, aprobó una inversión del orden de los 23 millones de euros para ampliar en 200 hectáreas la plataforma de estacionamiento. Significa multiplicar por 2,5 su superficie actual para poder disponer “en dos o tres años de una capacidad para acoger entre 225 y 250 aviones”, recalca Alejandro Ibrahim.
Desde finales de abril el tráfico aéreo está dando muestras de una ligera recuperación, en especial en China, donde los vuelos interiores están en alza ante una liberación de las normas impuestas por Pekín. También se aprecia en otros países, a tenor de la flexibilización de las medidas de aislamiento, lo que supone que la flota global de aviones de pasajeros puede haber superado el punto más bajo de sus operaciones de vuelo y los aparcamiento de aviones están camino de ir vaciándose poco a poco.