Campaña en Irak contra los productos iraníes
En medio de uno de los inviernos más fríos de los últimos años, los ciudadanos iraquíes hacen frente a cortes de electricidad que han llegado a durar más 20 horas al día. Esta situación – que ha sido la tónica general durante los últimos meses–, ha provocado episodios como el del pasado sábado, cuando Bagdad, la capital del país, permaneció toda la noche en completa oscuridad durante la noche, contando tan solo con dos horas de suministro eléctrico en el transcurso del día.
Hace unas semanas, el Ministerio de Electricidad iraquí se pronunció a este respecto, y declaró que estos cortes de electricidad son resultado de las interrupciones en la distribución de gas natural por parte de Teherán. "La disminución del suministro de gas de Irán, del que llegan 8,5 millones de metros cúbicos al día, frente a la cantidad acordada de 50 millones de metros cúbicos, ha afectado significativamente las tasas de procesamiento de energía en la capital, Bagdad", declaraban hace escasas semanas los funcionarios del Ministerio, según el medio Al-Sabaah.
“Varias estaciones se han visto afectadas por este asunto, como Al-Quds, Al-Mansuriyah, Al-Sadr, Al-Ghaza y Basmaya, lo que está provocando la pérdida de aproximadamente 4.500 megavatios de energía”, agregaron.
En la misma línea, las autoridades iraquíes también han hecho referencia a las limitaciones presupuestarias, que han menguado “el mantenimiento del impulso de trabajo en los sectores de producción, transmisión y distribución”.
Ahora, en respuesta a esta situación, los ciudadanos iraquíes han hecho un llamamiento a través de las redes sociales para boicotear el consumo de los productos importados desde Irán –que prácticamente inundan los mercados del país árabe. La campaña, lanzada por varios periodistas y activistas, tiene como propósito reducir la dependencia económica de Bagdad hacia Teherán y, al mismo tiempo, apoyar el comercio local de Irak. Además, la población persa pretende protestar ante la presión del Gobierno iraní, que corta y manipula los suministros de electricidad, gas y agua para consolidar su influencia en el territorio.
Este castigo a la economía exportadora del país persa por parte de Bagdad podría empeorar aún más la situación de Irán, que actualmente se encuentra sumido en una grave crisis financiera. Las asfixiantes sanciones económicas impuestas por Estados Unidos tras el abandono del pacto nuclear, la caída de los precios del petróleo y las consecuencias de la pandemia, son algunos de los factores que han provocado la devaluación del rial iraní, así como una inflación interanual que casi alcanza el 60%.
El comercio en el mercado iraquí representa para Teherán una gran oportunidad de compensar las sanciones económicas derivadas del enriquecimiento de uranio, ya que – desde la caída del régimen de Saddam Hussein en el año 2003– ha logrado expandirse con fuerza, tanto política como económicamente, hacia Irak. De hecho, la segunda formación del Parlamento de la República de Irak está controlada por la coalición paramilitar proiraní ‘Unidades de Movilización Popular’, que mantiene estrechas relaciones con Teherán, y que confiere al país persa una enorme influencia en las decisiones políticas y de seguridad.
Por su parte, las autoridades de Irán han sostenido que los cortes en el suministro de gas natural se deben a la alta demanda de energía de la ciudadanía iraní, así como a la incapacidad de Bagdad de hacer frente a sus deudas, que ya suman cerca de 260 millones de dólares. Sin embargo, los impedimentos que han complicado estos pagos poco tienen que ver con cuestiones presupuestarias. Entre las sanciones impuestas a Teherán, Washington hizo inviable la realización de los pagos en dólares estadounidenses, lo que ha forzado a ambos países a tener que negociar de nuevo y buscar soluciones a través de acuerdos comerciales.
Pese a que Irak es uno de principales productores de petróleo del mundo –y la enorme mayoría de sus ingresos provienen del crudo –, el país depende altamente de Irán en lo que a gas natural respecta. Además de la importación de derivados energéticos y otros productos básicos que convierte a Irán en el segundo aliado comercial del país solo por detrás de Turquía, Bagdad requiere de entre 1.500 y 1.800 millones de metros cúbicos de gas iraní al día.
Esta situación de dependencia se ha visto motivada por el deterioro del sistema eléctrico y energético al que Irak hace frente desde los años 90. Durante largas décadas, el país ha sido testigo de grandes protestas contra los cortes de electricidad, especialmente en los meses de verano – cuando las temperaturas pueden llegar a superar los 40 grados. Así sucedía el pasado mes de julio, cuando el aumento de la deuda y la reticencia de Irán a suministrar gas y electricidad llevaron al país a una enorme crisis energética. Del mismo modo, el ascenso al poder de ministros de Electricidad que guardaban relación con tramas de corrupción y desvío de fondos tampoco ha facilitado que las grandes inversiones en materia de seguridad energética lograran unos resultados favorables.