La cruzada por las energías limpias no acaba de encontrar su espaldarazo definitivo. Los tres grandes países contaminantes, Estados Unidos, China y India, han ratificado su intención de mantener el carbón como el combustible fósil durante este año. Mientras tanto, en Europa los fondos Next Generation van a suponer un catalizador de la transformación hacia la economía verde. Ahora que no existe una gran tensión ideológica entre bloques, el mundo se encuentra dividido entre países limpios y países sucios.
Estados Unidos tiene previsto un incremento de un 16% en el uso del carbón como combustible durante este año y otro 3% durante el próximo. China e India tampoco tienen intención de frenar el uso de estos combustibles fósiles.
La situación actual es para preocuparse. No tanto por el incremento en la utilización de este combustible por parte de EEUU, sino porque China sigue como un destructor atmosférico colosal. El país asiático consume nada menos que el 71,7% del carbón que se utiliza en todo el mundo, según los últimos datos de BP Statistical Review of World Energy. En este reparto, India se sitúa en segunda posición, con el 11,8%, y EEUU en tercer lugar, con el 7,2%. El resto del mundo sólo representa el 29,3% de todo el mercado.
La situación actual echa por tierra aquella caída de emisiones que se produjo al inicio de la pandemia del coronavirus. En Estados Unidos, el incremento en la utilización del carbón se ha producido tanto por el encarecimiento del gas natural más caro como por la amplia reapertura de la pandemia. “Para India y China, el uso constante es indicativo de una demanda creciente, a pesar de que ambos países están tratando de utilizar energía eólica y solar también. El consumo de energía de China, por ejemplo, ha crecido, a pesar de que el país redujo la participación del carbón en la composición energética del país”, asegura el digital ZeroHedge en un artículo.
Europa ha puesto en marcha un plan de 750.000 millones con el objetivo de impulsar la salida de la crisis sanitaria, mediante el impulso de proyectos de energías limpias que suponen un cambio revolucionario en el continente. Esta inversión pública se plasma en 390.000 millones en ayudas a fondo perdido y 360.000 millones en préstamos.
Una parte importante de estos fondos van a ir destinados a proyectos de transformación del modelo productivo hacia energías más limpias. Se producirá un impulso decisivo al coche eléctrico, la infraestructura de recarga y de todo lo relacionado con las energías limpias.
El presidente chino Xi Jinping ha manifestado su intención de alcanzar las cero emisiones netas en 2060, recuerda ZeroHedge, que advierte que India se encuentra “muy lejos de una red limpia”. Este país firmó el Acuerdo de París de reducción de emisiones. Pero “el carbón todavía representa alrededor del 70% de la generación de electricidad del país y el consumo de las plantas aumentará un 10% este año”, asegura el diario digital, que alerta de la previsión de crecimiento de emisiones hasta 2027.
El caso de Estados Unidos no parece tan grave como el de los países asiáticos, pero ese 19% que este país redujo sus emisiones durante la pandemia se va a echar por tierra en los próximos dos años.
La Guerra Fría pasó a mejor vida con la caída del Muro de Berlín. La batalla comercial de Donald Trump con China ha desaparecido con Biden. Ahora es la atmósfera la que se ha convertido en el teatro de operaciones de los colosos mundiales en una lucha ahora por la calidad del aire.